La mejora varietal, calidad y rendimiento

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Los procedimientos de mejora varietal, meticulosos y multidisciplinarios, aseguran la sostenibilidad a largo plazo de la industria frutícola

La mejora varietal, calidad y rendimiento

15 de mayo 2024 - 06:00

La mejora varietal consiste en cruzar variedades existentes entre sí, o con variedades silvestres o experimentales, con el objetivo de mejorar lo que ya existe. Cada obtentor (mejorador) tiene prioridades propias, dependiendo de sus enfoques, así como de las fuentes genéticas de las que dispone.

Cronología

Hasta los años 80, la fruticultura era una actividad nueva, y la preferencia era ampliar y extender las gamas varietales. En este periodo, las manzanas eran básicamente amarillas, verdes y rojas, y tradicionales en cada país. El melocotón dominaba claramente, no existían las nectarinas y los paraguayos. El albaricoque era una fruta naranja o amarillenta. Casi no existía el kiwi. La uva tenía pepitas y era una fruta de temporada. No existía el kaki, ni el granado, ni muchas de las exóticas, a excepción del plátano y de la piña.

A partir de entonces, se desarrollaron variedades enfocadas a: ampliar la oferta con manzanas bicolores, nectarinas, paraguayos y frutas exóticas variadas; mejorar la calidad gustativa de lo que ya existía; y mejorar el comportamiento comercial.

Con la llegada de los años 90, la industria frutícola presenció un cambio significativo con la introducción de las primeras variedades resistentes, especialmente en el caso de la manzana. Estas nuevas variedades abrieron nuevas perspectivas al reducir la necesidad de plaguicidas en los cultivos, marcando así un hito en la búsqueda de prácticas agrícolas más sostenibles. Paralelamente, el crecimiento de la preocupación por el medio ambiente impulsó la observación del comportamiento de las variedades existentes frente a bioagresores. Los obtentores comenzaron a integrar este objetivo en su campo de investigación, dando paso a un enfoque más holístico en la creación de nuevas variedades.

Durante los años 2000-2010, la industria frutícola enfrentó los primeros efectos notables del cambio climático en los campos de producción. Este fenómeno motivó a los obtentores a enfocarse en el desarrollo de variedades adaptadas a estos cambios ambientales, con el objetivo de garantizar la viabilidad a largo plazo de la producción frutícola en un entorno cambiante y desafiante.

En los últimos diez años, hemos sido testigos del surgimiento de una nueva tipología de frutas en los mercados: las nectarinas planas, como la variedad Ondine. Estas nectarinas ofrecen al consumidor fruto de calidad gustativa excepcional durante un periodo prolongado, aproximadamente cuatro meses seguidos, manteniendo una presentación uniforme y atractiva. Sin embargo, en contraste con las manzanas, en el caso de la fruta de hueso, se enfrenta el desafío de ofrecer una variedad prácticamente cada semana de producción. Esta necesidad plantea dificultades para los obtentores en su búsqueda por desarrollar variedades con los mismos atributos cada semana de consumo, lo que subraya la complejidad y la innovación necesarias en el campo de la mejora varietal frutícola.

Alimentación segura.

Tradición y tecnología

El conocimiento cada vez más profundo del genoma de las especies vegetales está revolucionando el campo de la mejora varietal frutícola. Los obtentores pueden realizar un trabajo más refinado, donde el análisis del ADN juega un papel fundamental en la selección y mejora de variedades. A pesar de estos avances, el método de trabajo sigue siendo fundamentalmente tradicional: la aplicación manual del polen seleccionado en el pistolo de la variedad receptora.

Los obtentores se enfrentan a limitaciones en cuanto a los genes con los que pueden trabajar, ya que solo pueden manipular genes naturalmente existentes en cada especie en la naturaleza. A veces, cruzar especies compatibles entre sí, como el melocotonero y el almendro, ofrece oportunidades adicionales

para la mejora genética.

Fases de la mejora varietal

Primero, buscar fuentes genéticas silvestres. Científicos de organismos oficiales viajan a zonas originales de las especies para buscar características de interés agrícola.

Luego, buscar fuentes genéticas en variedades cultivadas. Se realiza un exhaustivo trabajo de bibliografía para identificar variedades locales y tradicionales en todo el mundo, conocidas por características específicas como la resistencia a la lluvia.

Después, introducir variedades en los sitios experimentales. El material obtenido de las búsquedas anteriores se introduce en sitios experimentales en forma de ramas para injertar o plantas jóvenes con raíces. Este proceso es delicado y arriesgado, ya que se debe asegurar que el material introducido sea sano para evitar el riesgo de contagio con bioagresores ajenos.

Finalmente, plantar y desarrollar plantas novedosashasta que sean capaces de producir polen, lo que les permite integrarse en el proceso de mejora varietal.

Selección y cuidado

Una vez que el material novedoso es apto para ser introducido en los programas de mejora, el obtentor comienza su labor tradicional, que implica una serie de pasos meticulosos:

Finalmente, aproximadamente el 10% de las selecciones lograrán convertirse en variedades comerciales después de un proceso que puede llevar entre 15 y 25 años.

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