Cuando el paro ya no es sólo una lacra española
Perspectivas mundiales
El panorama será negro salvo que haya coordinación, la banca carbure, vuelva la inversión privada y se apueste por los estímulos.
Actualmente, un tercio de la población activa mundial está en paro (200 millones de personas) o es pobre (900 millones más). Entre los jóvenes hay 75 millones de desempleados. Y en la próxima década se incorporarán al mercado laboral otros 400 millones de efectivos. Si la previsión del FMI para 2012 se cumple, si el PIB del planeta crece por debajo del 2%, las cosas seguirán, en el mejor de los casos, igual. Ésta es la foto de familia de la OIT hasta 2016.
Los menores de 25 años afrontan el riesgo de marchitarse: tienen el triple de posibilidades de ir al paro que los adultos y son carne de contratos precarios. Muchos de ellos, además, arrojan la toalla y dejan de buscar, por lo que las cifras reales son incluso peores que las oficiales. En EEUU, por ejemplo, existe una encuesta alternativa a la EPA llamada U6 que intenta cuantificar también el peso de esos colectivos invisibles.
El empleo, no obstante, crecerá, aunque a un ritmo menor del necesario para absorber a las nuevas fuerzas laborales. A escala mundial, el incremento fue del 1,1% entre 2008 y 2011; será del 1,4% este año y el próximo, y se estabilizará en el 1,3% entre 2014 y 2016.
Las diferencias de productividad entre la mano de obra de las regiones desarrolladas y en vías de desarrollo es aún grande y puede ahondar la brecha en la calidad de vida y entorpecer la lucha contra la pobreza: si en 2011 un trabajador de la parte rica del globo produjo de media 72.900 dólares, su contraparte apenas empaquetó 13.600.
La OIT advierte de dos fenómenos "particularmente desconcertantes" que condicionarán los mercados de trabajo del mundo. A. En muchas economías desarrolladas, el crecimiento económico es débil y se debe cada vez al aumento de la productividad y no a la creación de empleo. Las empresas no contratan sino que exprimen más a sus plantillas. El elevado paro y la baja tasa de incremento salarial afectan paralelamente al consumo y las inversiones, mermando todavía más la confianza del sector privado. B. El avance de la productividad en el tercer mundo es insuficiente para alcanzar la convergencia con los ricos y propiciar aumentos generalizados de la calidad del empleo y reducciones significativas de la pobreza.
Respecto a la situación en la UE, la OIT afirma que el deterioro de las finanzas públicas en determinados países (los denominados PIGS) "ha obligado a adoptar medidas de austeridad precipitadas que perjudican seriamente la creación y las perspectivas de empleo, sobre todo para los jóvenes". Sólo Alemania ha logrado igualar los niveles de trabajo precrisis. Pero ésa es la excepción: será necesario aguardar al menos hasta 2016 para que la recuperación se generalice.
Quienes buscan empleo permanecen en paro cada vez más tiempo. Hoy, alrededor de un 35% de los demandantes lleva un año o más en el dique seco. El factor abandono también computa: desde el comienzo de la crisis las tasas de inactividad europeas han escalado dos puntos. Cuanta más gente quede al margen del mercado y vea cómo sus calificaciones se vuelven obsoletas, subraya la OIT, más difícil será para las empresas encontrar a las personas adecuadas. "Los formuladores de políticas tendrán cada vez más problemas para reducir las tasas de desempleo, puesto que activar a los parados de larga duración y a las personas inactivas acarrea costes fiscales considerables, y muchas veces sólo se obtiene un éxito limitado".
Frente a los recortes del gasto público la OIT sugiere en su último informe (2011) reorientar los desembolsos a fin de apoyar la creación de empleo y reducir los desembolsos ineficientes. Habla de la desaceleración de la productividad y la inversión, y propone crear un banco de infraestructuras para fomentar la colaboración público-privada.
El paro afectará este año a 43,6 millones de habitantes en los países avanzados (8,5%). Si las perspectivas más sombrías se confirman, la tasa de desempleo podría dispararse al 9%. El paro juvenil será elevado en cualquier caso, y tardará años en moderarse.
El recetario de la OIT incluye: 1. Consenso entre los países con margen de maniobra para evitar medidas de austeridad descoordinadas. 2. Reparar el sistema financiero, ampliando los márgenes de seguridad en el sector bancario interno y endureciendo los flujos internacionales. 3. Revaluar los salarios mínimos, mejorar los incentivos al emprendedor, alargar las prestaciones por desempleo; y 4. Invitar a los gobiernos a que asuman un gasto público más inteligente que reactive la demanda interna y refuerce así indirectamente los ingresos tributarios .
El caso alemán: ejemplo a seguir o detonante de la crisis
Alemania es el ogro. Los avances en la competitividad de sus exportadores "es la causa estructural subyacente de las dificultades recientes en la Eurozona". El pasaje no tiene desperdicio: "Dado que los costos unitarios de la mano de obra en Alemania disminuían en comparación con el de sus competidores en el último decenio, el crecimiento sufrió presiones en estas economías, y tuvo consecuencias adversas para la sostenibilidad de las finanzas públicas. Los países en crisis no pudieron utilizar la ruta de las exportaciones para compensar la escasez de demanda interna, pues su sector manufacturero no pudo beneficiarse de una mayor demanda agregada en Alemania". No está claro, por cierto hasta qué punto las políticas salariales a la baja del país germano han contribuido a aumentar los niveles de empleo, "que en 2006 apenas superaban los de 1991", reflexiona el organismo internacional.
La relevancia de las ayudas al parado
Mito derribado: alargar las prestaciones por desempleo en épocas de crisis no invita al parado a relajarse. Según la OIT, distintos estudios avalan más bien lo contrario. "Las medidas pasivas de apoyo a la renta pueden fortalecer las tasas de creación de empleo y limitar la destrucción de puestos de trabajo, sobre todo en tiempos de demanda agregada débil", sostiene.
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