El principal imputado achaca la denuncia al "acoso laboral" de sus superiores en el CSIC

Fraude masivo en la Estación Biológica de Doñana

Niega el fraude masivo en la facturación con los proveedores porque "todos los trabajos fueron presupuestados, aceptados y abonados conforme al procedimiento establecido"

En la causa que investiga un juzgado de Sevilla hay ya 32 personas investigadas

La sede de la Estación Biológica de Doñana, en  la isla de la Cartuja.
La sede de la Estación Biológica de Doñana, en la isla de la Cartuja. / José Ángel García
Jorge Muñoz

18 de julio 2022 - 06:30

El principal imputado en el caso del fraude masivo con facturas destapado en la Estación Biológica de Doñana ha alegado que la denuncia obedece al "acoso laboral" que, según sostiene, ha sufrido por parte de los sindicatos y de sus "superiores" en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que depende la Estación Biológica. La defensa de Raúl S. B., que fue jefe de servicio de mantenimiento de instalaciones y parque móvil de la Estación Biológica de Doñana, presentó un escrito en el juzgado de Instrucción número 10 de Sevilla en el que solicita el archivo de la causa al considerar que "no ha cometido ningún hecho delictivo".

La defensa del que fuera jefe de mantenimiento, que es el principal imputado en esta causa -junto a un gerente ya jubilado- en la que hay 32 imputados, afirma que la dilación durante más de tres años de esta investigación, que se inició en 2019, le está provocando un "plus de desasosiego, intranquilidad y perjuicio para su estado de salud, ya de por sí suficientemente quebrantado después de haber sufrido acoso laboral por miembros sindicales y sus superiores en el CSIC".

El jefe de mantenimiento "ha sido objeto del más vil de los acosos laborales, con amenazas de muerte, con represalias por parte de sus superiores cuando puso de manifiesto las irregularidades laborales en que se estaba incurriendo por los mismos (cesión ilegal de trabajadores, entre otros)", afirma la defensa, que añade que la denuncia de esta causa proviene de un informe de la actual gerente "carente de fundamento y rigor, basado en conjeturas y con un palmario tufo de resentimiento de los responsables de la Estación Biológica de Doñana contra mi mandante, quien ha venido soportando todo tipo de conductas de acoso contra él por parte de dicha señora y sus superiores" todo ello a pesar de que la gerente no conoce de nada a Raúl S. B. y nunca ha trabajado con él, or lo que "su juicio sólo puede venir motivado por las maledicencias de los superiores".

De la investigación practicada, según el investigado, se desprende la "falta de indicios mínimamente lógicos y contrastados" de los delitos que se analizan, dado que "las declaraciones de todos y cada uno de los empresarios, socios, trabajadores autónomos que han venido declarando como investigados han dejado bien a las claras que todos los trabajos fueron presupuestados, aceptados y abonados conforme al procedimiento legalmente establecido y por las personas competentes, según la normativa y el organigrama del CSIC".

Es más, considera que estas declaraciones de los empresarios suministradores de servicios y materiales de la Estación Biológica han puesto de manifiesto la "intachable conducta" de Raúl S. B., que era "muy exigente a la hora de reclamar los trabajos que se prestaban, que siempre luchaba para que el CSIC obtuviese el mejor presupuesto, que estaba muy preocupado por la mejor prestación de servicios posibles dado el riesgo que conllevaba para la seguridad de los inmuebles como de los empleados y funcionarios que trabajaban para el CSIC", algo que justificaba por su condición de jefe de Prevención de Riesgos Laborales como por la necesidad de obtener el sello de calidad AENOR.

"Si no se hubiesen llevado a cabo los trabajos y servicios en debida forma se hubiese puesto en riesgo la seguridad de los trabajadores, no constando de ninguna manera que en todos estos años se haya puesto en riesgo a ningún operario/funcionario, como tampoco se ha acreditado por la parte denunciante que se careciera del sello de AENOR, lo que es una prueba fundamental que acredita la realidad de los trabajos, su calidad y el empeño y dedicación" de Raúl S. B., asevera la defensa.

La defensa carga contra los atestados realizados por la Policía Judicial, de los que asegura han recibido un "baño de realidad", por cuanto no se ha aportado ningún mínimo indicio de que Raúl S. B., "un simple técnico de nivel 3 en la escala de la administración y que cobraba su nómina como operario de mantenimiento, se haya podido lucrar en todo este asunto: Ni se aporta una creíble argumentación del modus operandi ni de los medios con los que éste o las empresas podían alcanzar algún tipo de comisión, ayuda, por parte de las empresas que contrataba el CSIC, ni se aporta de ninguna manera en qué y cómo se ha podido enriquecer" el que fuera responsable de mantenimiento.

Críticas a los informes policiales

La representación jurídica del ex jefe de mantenimiento también critica la labor policial por haber omitido el "procedimiento reglado" del CSIC para el pago a proveedores en el que carece de participación el investigado y en el que intervenían "personas a las que ni siquiera se menciona en el informe de la Policía Judicial, que podemos calificar sin temor a equivocarnos de auténtico bodrio carente del más mínimo rigor, al menos, en lo que respecta a mi representado y que, como se constata de forma palmaria, adolece de supina ignorancia respecto de los inmuebles de la Estación Biológica de Doñana (sus servicios, sus instalaciones, maquinaria, tuberías de todo tipo, etc.) como de la realidad de las actividades económicas de las empresas que prestaban servicio y suministraban materiales".

Por todo ello, sostiene que Raúl S. B. lleva tres años investigado sin que exista "ningún mínimo elemento con el que justificar que siga adelante la instrucción", sufriendo "la pena de banquillo por parque de aquellos responsables del CSIC que cometieron el acoso laboral del que fue víctima en 2018", por lo que concluye que debe declararse el sobreseimiento libre y el archivo de la causa.

Pagos por importe de medio millón de euros en tres talleres vinculados a la misma familia

Los hechos que motivaron esta investigación fueron puestos en conocimiento de la Fiscalía de Sevilla por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que remitió documentación al Ministerio Público, que acabó denunciando los hechos en el juzgado. En esa denuncia, presentada en octubre de 2019, la Fiscalía hispalense solicitó la imputación de Raúl S. B., que ocupó el cargo de jefe de mantenimiento entre 2003 y junio de 2018.

La Fiscalía recogía entonces una serie de irregularidades, como que no existía un programa informático de compras y pedidos, no se identificaba el objeto de los gastos realizados, no era obligatoria la solicitud de compras validadas por ningún responsable para la adquisición de material y las facturas de reparaciones no iban acompañadas de un presupuesto previo. Tampoco hay copia de contrato alguno suscrito con la Estación Biológica para el mantenimiento de las instalaciones y se pagaron facturas "por trabajos no realizados".

Así, a lo largo de 2017 se pagaron 225.000 euros en concepto de "reparaciones de vehículos del parque móvil", destacando que sólo tres talleres de Sevilla que pertenecen a personas de la misma familia facturaron entre 2014 y junio de 2018 un total de 500.000 euros.

La juez Pilar Ordóñez investiga asimismo si se vendieron coches que iban a ser "dados de baja" al dueño de uno de estos talleres y también destaca cómo un único vehículo acumuló reparaciones por importe de 35.000 euros en dos años, dándose la circunstancia de que el valor venal por su antigüedad suponía una quinta parte de esta cantidad. La Estación cuenta con un importante parque móvil compuesto por 60 unidades de vehículos todoterreno, furgonetas, coches y otros vehículos agrícolas, y se sospecha que algunos de los coches vendidos se han utilizado para piezas de repuesto a otros vehículos que posiblemente les hubieran sido cobradas como nuevas

Un informe remitido al CSIC en enero de 2019 por la nueva gerente de la Estación Biológica de Doñana -que está aportado a la causa judicial- ya detallaba que únicamente hojeando las facturas de algunos talleres se observaba aspectos que no concuerdan, dado que se repetían demasiado algunos conceptos en los trabajos efectuados, tales como "escobillas limpiaparabrisas, pastillas y discos de freno, cambios de aceite, bombillas, limpiezas integrales, ruedas con equilibrado y alineación, inyectores", etc., así como que en algunos de los talleres los importes estaban "redondeados" y a simple vista eran bastante elevados.

Se hacían incluso arreglos de averías o reparaciones que volvían a surgir al mes siguiente y se facturaba por el mismo concepto en lugar de exigir la reparación en garantía. Así, hay algún coche al que se ha renovado las escobillas tres veces consecutivas en los meses de julio, agosto y septiembre, o algún vehículo que ha sido "petroleado" -una limpieza a fondo del motor- más de una vez en un mes, cuando se trata de un procedimiento que suele hacerse pasados varios años debido a los posibles riesgos para el motor, según constó la Policía en uno de los atestados remitido al juzgado.

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