Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
EL alcalde del PP de Otura, un pueblo residencial de Granada, ha denunciado a los militantes de las Juventudes Socialistas como supuestos realizadores y divulgadores en Youtube de un vídeo de seis minutos de duración en el que se intercalan imágenes de la pomposa inauguración de una plaza el pasado mes de diciembre con otras en blanco y negro de paradas militares y actos de exaltación de Franco. Ayer, por cierto, el vídeo desapareció misteriosamente. Yo sí lo vi y me resultó iluminador. Es más, la película me parece ejemplar, pues más allá de la irritación monumental del alcalde, Ignacio Fernández-Sanz, por aparecer en la película como trasunto del dictador, contiene algunos de los resabios que lastran la política española de los dos bandos.
Veamos. La utilización de una ampulosa parada militar y policial, respaldada por una banda de música que toca piezas marciales, es una, digamos, desproporción política y publicitaria para bautizar una plaza. ¡Qué haría este alcalde para inaugurar un estadio olímpico! Eso sí, en el centro de la rotonda hay una gran bandera española. Pero incluso contando con la presencia de la enseña, el despliegue resulta hiperbólico. No obstante, peores cosas se han visto, pues la publicidad en política suele alcanzar cotas aún más hinchadas.
Ahora bien, lo que está claro es que la coreografía patriótica de la inauguración de la plaza, y todo ese aire castrense que adornan la función, como los dos vivas a España que lanza el alcalde, que recuerdan a los gritos de rigor de las antiguas ordenanzas, constituye una puesta en escena típicamente de la derecha española. Eso no quiere decir que sea franquista, por supuesto. Se trata de una enseña constitucional y de un alcalde democrático. E incluso de una plaza pagada con los fondos del plan Proteja para promover el empleo de la Junta de Andalucía. Pero el montaje, repito, es un montaje típicamente de un ayuntamiento del PP. Uno del PSOE menguaría la parafernalia marcial y, aun siendo también totalmente constitucional, compondría un escenario, digamos, más civil. Una diferencia en apariencia estética, pero con hondos contenidos ideológicos, que aún divide como un muro convicciones y experiencias contrarias.
El vídeo contiene también otra lección. El rotulista de las "juventudes independientes" de Otura escribe derrivar y socabar. Y si la pomposidad del acto es censurable las faltas de ortografía de los chicos de izquierda son ominosas, pues traslucen los fallos profundos del sistema educativo y, desde luego, hace más difícil la rebelión, pues ¿qué hegemonía se puede derribar con uve?, ¿qué estructuras socavar con be?
También te puede interesar