Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Alimentación
Cuando se trata de nuestra alimentación, es fundamental comprender la diferencia entre alimentos procesados y ultraprocesados para llevar una dieta saludable. Los procesos de fabricación y los ingredientes añadidos marcan la línea entre ambos, impactando directamente en nuestra salud.
Los alimentos procesados se refieren a aquellos que han sido sometidos a transformaciones industriales pero mantienen su valor nutricional relativamente intacto. Estas transformaciones pueden incluir métodos de conservación o preparación para aumentar su vida útil o mejorar sus cualidades sensoriales.
Ejemplos claros son los enlatados, conservas, quesos, yogures en general, aceites vegetales y pan artesanal. El procesamiento puede ser beneficioso en ciertos casos, como la eliminación de elementos peligrosos presentes en alimentos naturales o el enriquecimiento con nutrientes esenciales
Por otro lado, los alimentos ultraprocesados son el resultado de procesos más complejos, donde se combinan ingredientes procesados con aditivos industriales como grasas, azúcares, sal, conservantes y colorantes para modificar su sabor, apariencia o conservación. Estos productos se alejan considerablemente de su estado natural y, a menudo, contienen pocos o ningún ingrediente en su forma original. Su consumo excesivo está vinculado a un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y obesidad.
Los impactos en la salud de los ultraprocesados son significativos. Estos productos pueden provocar un desequilibrio en las grasas esenciales, aumentando el estado inflamatorio del cuerpo y el riesgo de enfermedades.
El alto contenido de azúcares añadidos, por ejemplo, contribuye a la rápida digestión y aportación de glucosa y fructosa en sangre, disminuyendo la sensación de saciedad y favoreciendo condiciones como la inflamación, el estrés oxidativo, y enfermedades graves como la diabetes tipo 2 y la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Las harinas refinadas, otro componente común de los ultraprocesados, eliminan componentes fundamentales de los cereales, como el salvado y el germen, dejando un producto con alto índice glucémico y pobre en nutrientes. Esto afecta negativamente la microbiota intestinal y puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer de colon y obesidad.
La sal, a menudo presente en cantidades elevadas en los ultraprocesados, aumenta el riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares. La mayoría de la sal que consumimos proviene de estos productos, conocida como "sal oculta", contribuyendo a un consumo muchas veces inconsciente y excesivo.
También te puede interesar
receta ofrecida por garofalo
Pappardelle con setas del bosque y guanciale, receta que no querrás dejar de hacerReceta ofrecida por La Fallera
Este arroz con chuletón madurado y salsa Café París es tan delicioso como fácil de prepararLo último
Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
No hay comentarios