Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
El día de su mayoría de edad es especial para Alex Abrines, elegido el día anterior el mejor junior de Europa. Se lo pasa entre aviones, de Wroclaw a Barcelona y de allí a Palma, su ciudad natal, donde llega a las 19:00. Recién bajado del avión atiende la llamada de Málaga Hoy y su voz denota al mismo tiempo fascinación y cansancio. "Hubo un poco de fiesta, pero no mucha, a las 4:00 había que salir del hotel para el aeropuerto", recuerda divertido mientras admite también cierto vértigo por cómo le ha cambiado la vida en el último año. El pasado verano no estaba en la órbita de ningún club ACB, el Unicaja le captó y ahora luce en un escaparate lujoso."Aún no me creo todo lo que pasado, todo me ha ido tan deprisa. No me habían llamado de ninguna selección hasta este año y mira, todo ha ocurrido así", recuerda.
Abrines apenas lleva un año en Málaga, pero tiempo suficiente para ser ahora mismo quizá el jugador de más proyección en Los Guindos."Tenía ofertas del Unicaja y el CAI. Mis padres influyeron en la decisión. La estructura de club del Unicaja, con equipos en LEB, EBA y un junior competitivo y la posiblidad de seguir estudiando hizo que me decantara por Málaga", relata el joven alero mallorquín, que en junio aprobó la Selectividad (no fue a China a la gira de la cantera por ello) y que ahora empezará a estudiar en EADE. Ha vivido este año en la residencia con la que el club tiene concierto en el Cerrado Calderón y aún desconoce si seguirá allí o ya en un piso.
"Me costó separarme de la familia y los amigos, era la primera vez que salía de Palma", reflexiona el MVP del Europeo sub 18: "Te acostumbras, aunque al principio estuvo bastante fastidiado, supongo que es normal. Pero la verdad es que cuando estaba de bajón recibí ayuda del club y de los compañeros, que se han portado genial conmigo". El baloncesto está presente en la vida de Abrines desde que nació. Su padre, Gabriel, hizo carrera en la ACB y él vino prácticamente con un balón bajo el brazo. "El basket ha estado en mi vida desde que nací, es lo que vi en mi padre y lo que me inculcó. Desde los cuatro años me recuerdo jugando. Iba con mi padre una o dos horas a la semana y la verdad es que lo veo como algo natural", cuenta Abrines, que ha visto cómo todo ha pasado muy deprisa en el último año: "Fui al torneo de Villagarcía en Semana Santa, era mi debut con la selección.
No sabía si iba a volver al Europeo porque faltaban unos cuantos jugadores de esta generación, pero sí, acabaron contando conmigo para este torneo".
Se perfila una generación de alto nivel. Es la tercera vez que España gana este torneo. La primera fue en 1998, los míticos juniors de oro.Pau Gasol, Navarro, Felipe Reyes. Y tres malagueños (Carlos Cabezas, Berni Rodríguez y Germán Gabriel). La segunda en 2004, con Sergio Rodríguez, Carlos Suárez o Sergio Llull (Alfonso Sánchez fue uno de los últimos descartes). Y ésta es la tercera. Abrines ha encajado en el grupo y en la Federación ya se maneja como perfil de jugador de selección absoluta.
No hay que olvidar que ha entrado con galones en una generación que ya fue campeona sub 16."Los compañeros me han acogido muy bien.Al principio un poco nervioso, pero me ayudaron mucho y ha salido todo redondo. La experiencia fue impresionante, además sin perder ningún partido. Excepto en el encuentro ante Italia fuimos casi siempre por delante en el marcador y hemos sabido jugar con los nervios.Sólo puedo contar cosas positivas de la experiencia.
Y el oro, pues ya te digo. Y cuando dijeron ya mi nombre como MVP no me lo creía, con todos los grandes jugadores que había por allí. Fue totalmente inesperado. Hemos tenido mucha libertad para jugar y todos lo hemos agradecido".
Surgen comparaciones con Rudy Fernández en el estilo de juego, lo dicen sus propios compañeros, también los técnicos. "Mucha gente me lo dice, que me parezco mucho. No sé, igual también será porque los dos seamos mallorquines. Para mí, evidentemente, es un honor que me comparen con él. No tengo la suerte de conocerle, pero es un referente, está claro", asegura Abrines, que aún está en la indefinición de posición, si dos o tres. En Polonia ha jugado como alero, compartía perímetro con Jaime Fernández y Jorge Sanz, que asumían mucho balón. Mide 1.98 metros y aún puede crecer algo más. Es muy fino físicamente, pero de momento no tiene ningún plan específico para fortalecerse, llegará más tarde. "Me gustaría jugar más de dos, quizá para mejorar el manejo de balón, pero me adapto a los dos puestos. Soy consciente de que debo mejorar mucho en defensa. Aquí creo que he cumplido, pero la diferencia cuando te enfrentas con jugadores profesionales en la LEB es grande", asume.
El futuro más inmediato de Abrines pasa por descansar un par de semanas en Palma antes de volver al tajo con el primer equipo el día 15. El Unicaja tiene prevista para él una integración progresiva en el primer equipo. "Sí, me han dicho que haré la pretemporada con ellos, es una ilusión. En principio, estará en dinámica LEB y a ver si hay suerte y puedo debutar con el primer equipo", remata, antes de reencontrase con su familia en el aeropuerto mallorquín. El futuro se abre delante de Abrines.
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