“Me gustan los grandes escenarios, me agrando cuando más gente hay”
Alejandro Davidovich Fokina | Entrevista
El volcán Davidovich viene tiempo avisando, pero hace un par de semanas provocó un terremoto en Estoril
El malagueño comienza este lunes la fase previa de Roland Garros, a la que acude en un momento idóneo de confianza
El Don Carlos Tennis Club es un remanso idílico de paz. Vistas privilegiadas del Mediterráneo, pistas de tierra batida perfectamente preparadas y apenas el leve ruido de los aspersores. Interrumpen el silencio los gritos de un entrenamiento. Ahí está Alejandro Davidovich Fokina (Málaga, 1999), con su entrenador , Jorge Aguirre, y Marcos Navas, otro joven tenista malagueño. Davidovich viaja este sábado a París, donde este lunes comienza la fase previa de Roland Garros. Tras su explosión en Estoril, con victorias de tronío para llegar a semifinales, y jugar el Masters 1000 de Madrid, cada vez está más cerca de los 100 mejores.
–Vinimos el año pasado por aquí en febrero y era el 487 del mundo. Ahora es el 131 después de ir 127.
–Ha sido un cambio a mejor, obviamente. Hemos trabajado mucho la cabeza, físicamente mucho para aguantar mejor los terceros. Me caía más en los terceros sets. Técnicamente también lo hicimos mucho, pero el cambio fundamental está en la cabeza. El año pasado jugaba más Challengers que Futures, me costaba coger el ritmo, pero conforme pasaba el tiempo hice semis, finales, cuartos. Ahora dejamos un poco más los Challengers y nos centramos en el circuito ATP.
–Está ahí cerquita el Top 100.
–Ese es como mi objetivo para el final de año, estar 100 y muy poco o en el Top 100. Estamos jugando ahora torneos más grandes y de más nivel y es más difícil puntuar, pero es lo que hay, esto es el tenis. Habrá semanas buenas y malas.
–Ese febrero estaba la Copa Davis en Marbella y formó parte del equipo.
–Esa semana disfruté mucho, aprendí, me hice más amigo de Ferrer, Feliciano o Carreño... Fue una semana de aprender.
–Le hizo una dedicatoria a Ferrer tras su retirada en Madrid.
–En la ceremonia de 20 minutos eché alguna lagrimilla. Se va una leyenda del tenis español, le tengo aprecio y cariño, siempre nos reíamos mucho en el vestuario. Más quisiera yo tener la carrera de Ferrer... Ha estado con Murray, Nadal, Federer, Djokovic... Es muy difícil competir como lo hizo él contra leyendas.
–¿Jugar la fase previa de Wimbledon tras ganar en junior fue un punto importante?
–Bueno, realmente la fase previa se juega en otro club de al lado, no es la misma hierba y no es lo mismo. Pero, claro, te juegas el pase a Wimbledon y tengo muchas ganas de ir ahí otra vez.
–También llegó ese primer título en un Future en Portugal.
–Es muy diferente jugar Futures que Challengers, hay más nivel aquí. Pero sí fue un salto para meterme en esa franja entre el 120 y 250 del mundo, que juegan los Challengers.
–¿Esa final del ATP Challenger de Szczecin el año pasado le hizo darse cuenta de que podía competir a más nivel?
–Lo que me ha hecho ver esto es lo de Estoril. Llegando a semifinales allí lo he visto, lo he comprobado en persona. Ese torneo ha sido como subir tres escalones por encima. En Madrid no fue muy bien, tuve un pequeño problema físico. Pero sé que estoy jugando a un gran nivel, estoy con mucha confianza para ir a la previa de Roland Garros.
–¿Cómo fue ese partido como Monfils? ¿Cambia un poco todo?
–Ha sido uno de los mejores partidos de mi vida. No tenía muchas expectativas de ganarle, sólo quería disfrutar, estar el máximo tiempo posible en pista. Teniendo las bolas de sets en el primero que tuve y no gané me dije ‘quiero seguir luchando, quiero estar aquí’. Cuando gané el segundo dije ‘me lo quiero comer’. Estuve a full esas dos horas y medias. Hace un año no podía estar compitiendo a ese nivel. Lo que he mejorado este año en el tema de cabeza ha sido muchísimo. Ahora me da igual perder el primer set con 20 bolas de set, en el segundo salgo igual, sigo luchando y disfrutando en la pista.
–Utiliza mucho la palabra disfrutar. Decía hace poco que antes se peleaba consigo mismo más que intentar disfrutar.
–Tenía mis pequeños demonios internos que me machacaban la cabeza en la pista y no me dejaban disfrutar. Obviamente me queda algo de eso, mi carácter es agresivo, vivo con mucha emoción el tenis. Se trata de ir mejorando cada día, de disfrutar de cada torneo. Sé que voy a tener semanas malas, muy malas, buenas o muy buenas. Cuanto antes me mentalice, mejor. Me gusta ser un tío diferente respecto al juego, aunque a veces ni yo sé cómo piensa mi cabeza (risas). Me gusta ser un poquito diferente.
–¿Algo de eso hay en el Team Tsunami?
–Todo viene del tatuaje [tiene uno en su brazo izquierdo], que es un tsunami. La teoría es que, a cada torneo que vamos, vamos arrasando (risas).
–Hablábamos de ese partido de Monfils. ¿Notó la repercusión de ganar a un Top 20?
–Pues sinceramente estaba superenchufado en el torneo, no pensaba en otra cosa que dar el 100%. Es verdad que en el partido de Cuevas, viniendo de previa y con partidos de cuadro muy duros, pues físicamente estaba más desgastado. Cuando gané no lo pensé, quería disfrutar del torneo, ir a Madrid y disfrutar más.
–¿Y con Gasquet en Madrid?
–Ya jugué en Madrid en la misma pista y la verdad es que disfruto mucho jugando en casa: Madrid, Marbella o Barcelona. Jugando contra un grande como él y sabiendo que si ganaba jugaba contra Roger, pues me metí un poco más de presión de más, estuve un poco más ansioso y lo pagué. Lo de Federer lo pensé antes del partido, me puse un poquito más de presión, no durante. Es una experiencia más, no debo pensar más allá, sino sólo el siguiente partido.
–¿Cuánto cambia jugar contra tenistas de tanto nivel?
–Al final yo estaba el 170 del mundo antes de Estoril y he ganado a tíos que llevan muchos años en ATP esa semana. El nivel es muy igualado en el tenis.
–¿Cómo es el trabajo psicológico que tanto ha destacado?
–Antonio de Dios es mi psicólogo desde hace años. Con él trabajo la paciencia, la ansiedad, también soy muy hiperactivo y me gusta hacer muchas cosas. Trabajamos tener más paciencia, dentro y fuera de la pista. Saber relajarme y desconectar.
–Físicamente se le ve también más ancho y fuerte.
–Con Adrián, mi preparador físico, trabajamos la resistencia. Se avecinan torneos duros, ojalá que llegue a primera ronda de Roland Garros y tenga que jugar a cinco sets. Más que más fuerte estoy más fibroso. En un año cambié mucho. Como ahora menos, aunque me encanta mucho comer, pero tengo que cuidarme. Ahora tengo que hacer más esfuerzos fuera de la pista, sobre todo con la alimentación. Ya me voy haciendo viejo (risas). La alimentación tengo que cuidarla mejor, antes no lo hacía. Un día que llegas reventado a casa tienes que cuidar los músculos porque si no al día siguiente no puedes. Y la alimentación es clave.
–¿Sigue pensando que la cabeza es lo más importante en este deporte?
–Sí, 70% cabeza, 25% tenis y 5% talento. Al final, da igual si vas abajo o arriba. Si no estás concentrado todos los partidos y todos los puntos, se te van rápidamente. Cada detalle que sumes te va a resultar dentro de la pista. Cada detalle es crucial para ganar un partido. Da igual que hayas ganado a Federer, Nadal o Djokovic. Al día siguiente tienes que ganar otra vez.
–¿Siente que todo va rápido?
–No sólo el tenis, sino la vida. Voy a cumplir 20 años y me parece que hace nada jugaba con 15 los torneos de Nike y cosas así. Pasa rápido todo y hay que disfrutar cada momento.
–Hablando de tenis puro. ¿Dónde se ve más margen de mejora?
–Mi mejora es sobre todo el saque, estamos mejorando para que tenga mejor media de primer saque. Me siento muy cómodo en la derecha y el revés, con detalles para mejorar. Pero sobre todo el saque es lo que hay que pulir.
–¿Tiene menos miedo a perder ahora?
–Al final es un deporte, o ganas o pierdes. No hay empates. Cuanto antes empieces a asumir que vas a perder aunque dejes todo en la pista, pues mejor.
–Ese carácter especial le sale con las dejadas, el saque por abajo...
–Cada jugador con el que me enfrento es diferente, tengo que sacar recursos. Con Monfils fueron las dejadas, con Cuevas el saque por abajo para frenar el ritmo. Contra cada jugador es distinto.
–¿Cómo lleva el tema de pasar menos tiempo con la familia y los amigos?
–Me gusta porque al final llevo desde los dos años dedicándome al tenis y cada vez que voy para arriba son torneos más grandes, más bonitos, con más prestigio, donde están todos los mejores, los que he visto por televisión desde pequeño. A mí me está gustando demasiado. Quiero quedarme ahí bastante tiempo.
–Dice que vive mucho el tenis. ¿Cómo se está viendo en esos escenarios?
–Siempre lo he dicho, soy un jugador al que le gusta jugar en los grandes estadios. Cuantas más personas haya yo me agrando más, lo siento más. Hago un buen punto y se me ponen los pelos de punta. Me gusta jugar en estos escenarios.
–¿Qué jugador le ha sorprendido de los que vienen empujando?
–Hay un jugador que lo está haciendo bastante bien, que es el chileno Christian Garín. Ha ganado en menos de dos meses dos torneos ATP 250 y juega bastante bien. Después el canadiense Félix Auger-Aliassime, que lo está haciendo muy bien en esta temporada. Yo jugué contra él tres veces y me gana en el head to head por 2-1. Es especial, tiene un juego muy completo y es bastante agresivo.
–Hay muchos jóvenes despuntando en el circuito, ¿tiene la sensación de que se retiene mucho el talento?
–Al final los más grandes llevan metidos ahí muchos años y saben a los torneos que van, la experiencia es un punto muy importante. Los jóvenes van ahí. Tsitsipas está en el Top 10; Félix, De Miñaur y Shapovalov están en el Top 30... Todos juegan muy bien y van a tener semanas muy buenas y muy malas para ir compensando.
–Al hilo de sus subidas en el ranking de la ATP también ganó puestos en el Next Gen, ¿es uno de los objetivos?
–Sí, lo es. Uno es entrar en el Top 100 y otro meterse en el Next Gen. Me hace bastante ilusión jugar ahí porque es otro tenis. Juegas sin pasillos, a cuatro juegos, a cinco sets, sacando con la red vale... Es diferente y está muy entretenido.
–¿Le ayuda a seguir progresando poder tutear a estos jóvenes?
–Sí, a todos los que están metidos los conozco y somos amigos. He entendido una cosa y es que si tengo rencor a alguien o quiero que pierda no voy a ser yo. Quiero que ganen porque se lo están trabajando, me alegraré por ellos. Si yo no lo hago es porque no estoy haciendo las cosas bien. Quiero hacerlas bien para estar ahí por mis propios méritos.
–¿Es la autocrítica uno de los aspectos que más ha mejorado?
–Sí, sí. La verdad es que antes sí que quería que perdiese uno y veía el ránking para ver si me adelantaba. Ya no, tengo más claro que quiero mi camino, que estamos trabajando para ser uno de los mejores y es lo que quiero. Si Tsitsipas le ganó hace poco a Nadal pues me alegro porque lo está mereciendo. Zverev lo está pasando un poco mal, pero también me alegraré cuando gané torneos.
–Imaginamos que también lo aplica en sus partidos para no buscar excusas fuera.
–Sí. Es uno de los trabajos que hago. Entre punto y punto que hay unos 20-25 segundos los cinco primeros me quejo interiormente, pero digo ‘bueno, no te vas a quejar más porque viene otro punto que es otra oportunidad y tienes que aprovecharla’.
–Ahora viene Roland Garros, ¿qué expectativas tiene?
–Cada torneo es una semana nueva, los jugadores también se están preparando y va a ser otra semana entretenida. Es una ilusión un poco más grande porque al final es un Grand Slam, Roland Garros obviamente, y voy con mucha ilusión, con muchas ganas de competir y a darlo todo.
–¿Qué tal la tierra? El año pasado nos decía que la hierba era su superficie favorita.
–En hierba hice Wimbledon, en rápida tengo final del Challenger en Bangkok, en tierra semifinales en Estoril... Me adapto muy bien a todas las superficies. Me encanta la hierba porque me encanta tirarme a por las bolas. Yo te diría hierba, pero quizá juego mejor en tierra.
–¿Impresiona mucho ser la decimotercer raqueta española?
–Estoy trabajando para ser la primera. Voy a ir poco a poco creciendo para ser el primero o el segundo, pero voy a ir a por el primero.
–¿Le obsesiona mucho el ranking ATP?
–No, antes sí me obsesionaba un pelín demás. Ahora más o menos ya lo voy sabiendo con los puntos que voy ganando y las redes sociales te lo van diciendo. Ya no tengo ningún problema si estoy el 130 o el 170, cada semana que voy a jugar lo voy a disfrutar y sé que si lo hago bien voy a seguir creciendo.
–Hablando de redes sociales y prensa, ¿es de leer mucho o aislarse?
–Sinceramente me gusta que hablen de mí, pero cuando hay cosas malas ni las miro. Son puntos negativos que lo vas a transmitir en la pista y no quiero.
–¿Qué retos se marca a corto plazo?
–Entrar al cuadro de Roland Garros y después creo que juego una semana más en tierra, un Challenger, y después empieza la gira por hierba. Entrar al cuadro de los Grand Slams y si no se puede hacerlo bien en los torneos ATP.
-¿Mentalmente se ve preparado para estar a caballo entre los torneos ATP y los Challenger?
–Sí, ahora mismo sí. En 2017 cuando gané Wimbledon estuvo un mes que no podía ver la bola, que no podía coger la raqueta de toda la presión, de todos los ojos que tenía encima. Ahora mismo sí. Lo hice bien en Estoril y sabía que tenía muchos ojos detrás en Madrid. No quiero ni pensar en eso porque me dedico a lo que pasa dentro de una pista y es en lo que tengo que concentrarme.
–Hable del proceso que vivió después de ganar Wimbledon.
–He entendido que el equipo y la familia es lo primero de todo. Ahora confío mucho en ellos. Antes no es que desconfiase, pero sí me costaba mucho abrirme. Ahora me he vuelto como una persona nueva en ese aspecto. Confío mucho, hablo con ellos, me expreso mucho mejor. Por esa base hemos ido creciendo hasta que estamos en un punto donde nos decimos todo y no tenemos nada que ocultar. Estamos bastante bien. Si nos pasa algo nos pasa a todos y si asa algo bueno nadie se queda atrás, vamos a full.
–Habla de un gran crecimiento personal.
–Ha sido un año bastante duro a nivel de cabeza porque me han estado exigiendo mucho. Yo como era un pelín rebelde me costaba afrontar las cosas como ellos lo decían, aunque supiese que era verdad. Poco a poco he ido calmándome, diciéndome ‘Álex tienes que cambiar, Álex tienes que hacer esto’. Poco a poco me he vuelto no sé si una persona madura, pero menos crío.
–¿Sería imposible sin eso competir a estos niveles?
–Exacto. Sé que el partido que jugué en Estoril hace un año no podría jugarlo. Mi cabeza me diría: “Tíralo, vete ya”. Ahora quiero estar ahí cada punto. Si tengo miedo a perder entonces no estoy disfrutando de lo que estoy haciendo que es una profesión y mi deporte que es el tenis.
–Mirando más a largo plazo parece que no se pone techo.
–No, nunca me lo voy a poner aunque ojalá sea algún día el número uno. Quiero seguir creciendo tanto dentro de la pista como fuera.
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