El plan de verano de Davidovich

Tenis

Jorge Aguirre, el técnico del jugador malagueño, casi una década trabajando con él, explica cómo progresa su pupilo

Las fotos de Alejandro Davidovich antes de acudir a Roland Garros
Alejandro Davidovich, con Jorge Aguirre. / Javier Albiñana

Jorge Aguirre es la sombra que persigue a Alejandro Davidovich desde que era niño. El entrenador que intenta controlar "un volcán" de energía, hiperactivo y a veces disperso. Pero un torrente de tenis. No le ha cogido de sorpresa esta detonación en Estoril de su pupilo. Conoce el calibre de jugador con el que trabaja cada día en las pistas del Don Carlos Tennis Club.

En este proceso de crecimiento (Davidovich cumplirá 20 años el próximo 5 de junio), Aguirre intenta controlar las riendas. "Una cosa es tener el plan diseñado en la cabeza y otra que pase. Por una parte, hace tiempo que está jugando al nivel para mostrarlo en un escaparate así, pero no tenía el ranking. Lo intuyes, pero no lo sabes", razona el técnico vasco: "Cuando le ha llegado la oportunidad la ha cogido mejor que si le llega un wild card hace un año o año y medio. Está más preparado para jugar con los buenos. Sorpresa no es, es muy bueno. Cuando conoce los rivales, ve el nivel y se siente más importante para desarrollar su juego es más peligroso. Le hace falta sentirse peligroso en un ámbito nuevo. Le cuesta ese perfil de estar escondido, o es gallito o se diluye. Pero olfatea y acaba llegando".

Aguirre pone en contexto la semana de Estoril, en la que gana a un Top 20 mundial como Monfils: "Hay detalles y circunstancias. El día de Evans, en la última ronda de previa, levanta un 4-3 y 15-40 adverso en el tercero. Se podía dejar ir, Evans juega un huevo y te puede ganar 6-4 y venirte contento. Se agarró, sacó el partido. Te viene Fritz y le saca un partido muy duro, viene Chardy, hay un huracán de viento, y le pegas una paliza. Te metes en cuartos con Monfils, la pista llena y un rival de carácter alegre, se crea una atmósfera en la que se sintió muy a gusto. Tiene dos bolas de sets en el primero y lo pierde, pero se dio cuenta de que podía ganar. En el cambio de pista dijo ¿por qué no?. Y desde ahí domina el partido. Fue un partido alegre".

"Le ganas a un tío que es 18 del mundo, que fue 6... Yo creo que sí cambia", responde Aguirre sobre si ése fue un punto de inflexión en la incipiente carrera del tenista malagueño: "Es un proceso en el que debe asentarse en un nivel. Ha jugado nivel Top 30 pero está el 130. Hay un desfase entre su nivel de juego y su ranking todavía. Si se pusiera 60 o 70 pues puedes pensar que todo empezó con Chardy o Monfils. Ya entras ahí en todos los cuadros principales. Podemos ir a Roland Garros y perder con el 180 y no pasa nada. Y puede ir a Gstaad con wild card. O llega y explota en París... No me preocupa, me preocupa que sienta que puede desarrollar su juego contra quien quiera. Le costará semanas o meses más, pero al final acabará saliendo. Ya demostró que puede ganar a tíos de ranking alto. La idea es que cada día que juegue se sienta competitivo. Si tienes nivel, el ranking llega solo".

El aspecto mental, señala Davidovich, es un 75% del tenis. Va comprendiendo que la estabilidad da victorias. "Es un proceso que lleva haciendo desde que tiene 11 años. Entra en un sitio nuevo y es inestable. No lidera en ese escalón. Parece más alocado de cabeza de lo que es", tercia Aguirre cuando se le pregunta por esa inestabilidad aparente de su pupilo: "Acuérdate el último año junior. ¿Qué perdió? Dos partidos. Le metes en el siguiente escalón y parece alocado. Es su manera de aprender. ¿Alex tiene un problema de cabeza? Para mí no, tiene una mente privilegiada para jugar al tenis. A veces puede parecer lo contrario por su carácter de líder, no sabe ser segundo. Otros jugadores que tuve te hacen un papel honesto y serio, pero tienen un techo. Este lidera o no puede. Te puede tirar un partido y dices que no tiene cabeza. Pero cuando lidera no te lo tira. En infantil de segundo año perdió un partido en un año. En junior gana Wimbledon, hace semis de Roland Garros, gana en República Checa y el torneo de Ferrero. Hay que aguantar su aterrizaje. Dentro de él hay un pedazo de jugador que él va construyendo. Es un volcán y estamos detrás para que no descarrile. Es el trabajo que hacemos con él. Cuando el volcán está enfilado, páralo".

Además de contar con su psicólogo de cabecera, Davidovich viaja esta temporada con Adrián Trinidad de Haro (su hermano Ángel es internacional español de voleibol). "Una cosa que hemos hecho bien es que primero muestre cosas y les vamos poniendo más ayudas. Los jóvenes quieren todo sin dar nada y él ha comprendido que si da nivel le vamos dando cosas", explica Aguirre sobre esa mejora en las condiciones de trabajo esta temporada: "En los torneos llevamos preparador físico para que estire, caliente bien... Si pierde un miércoles en Tailandia, que no deje de trabajar bien hasta el siguiente torneo. Me parecía fundamental incorporarle en el 80% de los torneos. Tiene 19 años aún y debe seguir trabajando. El psicólogo hace cosas con Skype. Cuando puede viaja también Enrique, director del club, hace labores de prensa. Queremos hacer una carrera larga, hasta los 30 y tantos, que estemos cómodos e intentemos oxigenar".

Dependiendo de la actuación en Roland Garros, Davidovich tiene en cartera un ATP Challenger en Prostéjov (República Checa). Si progresa en París quedará descatado. Después viene la temporada de hierba, con presencia prevista en las fases previas de Stuttgart y Halle (Alemania) antes de intentar acceder al cuadro final de Wimbledon. Más tarde, regreso a la tierra para intentar acceder a los cuadros finales de Gstaad (Suiza), Bastad (Suecia) y Kitzbuehel (Austria), con posibilidad de alguna wild card.

En función de cómo transcurra la temporada y de si se progresa o no en el ranking se irá viendo a qué torneos y de qué nivel se acude. Se defienden puntos con su final del año pasado en Szczecin (Polonia), pero también hay otras semanas en las que recaudar para acceder a ese anhelado Top 100 en el que se pretende cerrar el año, con posibilidad reales de, si se consigue, acceder a las finales Next Gen, que reúnen a los ocho mejores tenistas sub 21 del mundo. Es décimo a día de hoy.

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