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Quincy. Jugador del Málaga
Quincy Owusu-Abeyie (Amsterdan, 1986) comenzó como un torbellino y enamoró a La Rosaleda en el primer partido ante el Valencia. Su exhibición en Zaragoza fue de época. Pero su luz se ha atenuado hasta habitar en los últimos partidos en el banquillo. Quizá metáfora de su carrera. Con 17 años le entró por el ojo a Wenger y jugaba esporádicamente en un Arsenal de leyenda tras haberse formado en la factoría Ajax, acaso la más prestigiosa del continente. Quincy habla a corazón abierto de su toda su carrera, desde Amsterdam a Málaga.
-¿Cómo le dio por jugar al fútbol?
-Empecé cuando tenía seis años, en un parque que había cerca de mi casa en Amsterdam. Me llevaba mi padre, que había sido portero en Ghana. Toda mi familia es de allí. Él no fue profesional, sólo aficionado. También lo hacía bien de jugador. Con siete años me llamaron para el Ajax después de un año en un equipo de mi barrio.
-¿Qué le quedó de esa filosofía?
-El Ajax es la escuela ideal para aprender a jugar al fútbol. Siempre el balón por medio, los fundamentos técnicos básicos del fútbol se aprenden allí. Pasar el balón, los controles, los giros, usar las dos piernas. Machacan esos conceptos. Para enseñar a los niños es ideal. También insistían mucho con la escuela, los estudios. Si no estudiabas tenías complicado jugar. Fue una buena experiencia, ocho grandes años allí. La táctica y la técnica que aprendí es mucha de la escuela Ajax.
-¿Coincidió allí en ese crecimiento con jugadores que también han llegado a la élite?
-Uno fue Ryan Babel, ahora en el Liverpool.
-Sonó para venir al Málaga, incluso para el próximo mercado de invierno.
-También estaba Emanuelson, que sigue allí. Es una filosofía especial la del Ajax. Para el desarrollo personal es lo mejor, enseñan a querer el fútbol. Con Johann Cruyff no coincidí, pero allí es como un dios.
-¿Por qué ese paso del Ajax a Arsenal?
-Tenía 17 años y quedé libre, decidieron que era lo mejor. Creían que me daban oportunidades suficientes, yo no pensaba así. Hubo algún problema, se dijo que había tenido conflictos, pero todo acabó bien.
-Aparece el Arsenal de Arsène Wenger. Siempre trabajó con jugadores jóvenes, a muchos les sacó un gran rendimiento.
-Me dio una oportunidad y eso siempre lo agradeceré, es quizá el técnico que más me ha marcado en mi carrera. En sus discursos contigo es positivo. Es decir, te dice lo que haces mal, pero siempre con una visión optimista. Insiste también en un estilo de juego especial, atractivo. Allí en la Premier fue una revolución, influyó en la manera en la que juegan muchos equipos ahora.
-No tuvo demasiada continuidad en el primer equipo del Arsenal.
-No pienso así. Jugaba con el equipo de reservas y con 17 años ya debuté en un partido de la Copa de la Liga. Después lo hice contra el Portsmouth en la Premier. A veces como titular, a veces suplente.
-Allí coincidió con Cesc Fabregas.
-Recuerdo perfectamente el primer día que apareció por el entrenamiento. Era tímido, callado. Pero cuando empezó a jugar... Tocaba, pasaba, tiraba, tenía todo el campo en la cabeza... Jugador top. Todos lo dijimos al acabar el entrenamiento, éste es muy bueno. Y mira, capitán con 23 años.
-Formó parte de un hecho histórico. El Arsenal que ganó la Liga 2003/04 sin perder un partido.
-Así fue. ¡Qué equipo! Y pude jugar algunos partidos esa temporada. Era un lujo entrenar con ellos. Henry, Vieira, Ljunberg, Gilberto, Pires... Pero para mí el más especial era Dennis Bergkamp. Por mis características, si quería aprender de alguien, era en Thierry Henry en quien debía fijarme. Pero para contemplarlo no había nadie mejor que Bergkamp. No sólo porque viniera como yo de la escuela del Ajax, era un placer. Cómo descargaba con un toque, cómo definía, siempre con todo en la cabeza, siempre concentrado, siempre elegante. Increíble. También Pires me gustaba mucho, siempre creando mucho peligro con un toque, siempre con buenas decisiones.
-Estando en el Arsenal juega un Mundial sub 20 con Holanda en el que Messi y usted son los mejores.
-Sí, y mira dónde estamos cada uno ahora... (risas).
-Se lo habrán preguntado muchas veces, Quincy. ¿Por qué?
-Ufff... Pues imagina lo que me lo he preguntado yo. Todavía sueño con ese momento, con ese torneo, hoy en día. Ahí jugué como nunca, era mi mejor versión, espero algún día volver a jugar así de manera continua. ¿Por qué no seguí igual? No es fácil, no es fácil responder... Yo sigo confiando en que llegue algún día, intento escalar y volver a ese nivel.
-Meses después se va al Spartak de Moscú.
-Sí, fue un error viéndolo ahora. Si me hubiera quedado en el Arsenal esperando mi oportunidad creo que hubiera llegado. Wenger confiaba en mí, pero era un grandísimo equipo, ese año juega la final de la Champions. La opción de Moscú era buena económicamente para el Arsenal y para mí excelente. Era ambicioso, a veces piensas en el dinero más de lo que debes... Ahora es fácil decirlo pero con 20 años ves esa cantidad... Pero no se puede echar el reloj para atrás, es una lástima. Es la vida, hay que tomar decisiones. Unas veces aciertas y otras no.
-¿Qué tal en Rusia? No jugó demasiado tiempo allí.
-La vida es dura, hace mucho frío. Pero es una ciudad bonita, aunque es difícil adaptarse al idioma, a la gente.
-Se vino cedido al Celta de Vigo.
-Sí, estuve a préstamo en varios equipos. Birmingham, Porstmouth, Cardiff...
-Con el Celta hace aquí un partidazo en La Rosaleda en Segunda División.
-Claro que lo recuerdo. Ahí estaba intentando encontrar mi camino. No creía en mí mismo en esa época. Fue un domingo por la mañana, empatamos a uno. Sí, ese día jugué bien.
-Estuvo cerca de venir a Málaga ya la pasada temporada, en enero.
-Cierto, era verdad. Estuvo casi hecho, mi agente me dijo que venía. Pero se rompió y acabé firmando por el Al-Sadd. Ahora estoy aquí y quiero jugar bien al fútbol, recuperar mi nivel. Trabajo para convencer al entrenador Pellegrini y ser titular de nuevo, como al principio de la temporada.
-Imagino que estará decepcionado por su suplencia.
-Desde luego, es algo natural. Estoy triste, pero es su decisión y tengo que respetarla. Sólo me queda trabajar para conseguir la oportunidad y jugar más. Es lo que queremos todos los jugadores, salir al campo. Es lógico.
-Deslumbró en los primeros partidos. Conectó con la afición desde el primer día. Pero se ha apagado un poco.
-Sí, noté que contra el Valencia la gente me aplaudía y le gustaba mi juego. Es un sentimiento diferente cuando la afición te quiere. Si coges el balón y notas que la gente aplaude y murmulla, está bien, espera cosas de ti.
-¿Cuál es su posición favorita? ¿Izquierda, derecha, centro?
-Prefiero partir desde la banda, mejor desde de la izquierda, aunque desde la derecha también está bien. El entrenador Pellegrini, con el 4-4-2, me puso arriba y también está bien. Creo que no soy un buen jugador de espaldas, pero a cambio estoy más cerca de la portería y de hacer gol. Mientras no me cloque de defensa... Sería un gran problema para el equipo (risas).
-Los aficionados y la prensa decimos que con frecuencia es demasiado egoísta.
-Lo que ve la gente es mi manera de jugar, ése soy yo, así he jugado toda mi carrera. Si algún día llegó a la cima, será así. Si me dices que tengo cambiar mi juego, es imposible. No sería yo. Veo fútbol a todas horas. Liga española, inglesa, holandesa, alemana, Champions, Europa League, es lo que más me gusta, ver fútbol cuando no puedo jugar. Y ves a los grandes jugadores. ¿Es Messi egoísta? ¿Y Cristiano? No creo que sea un problema. La gente ve a jugadores especiales. Si me dicen que soy egoísta, lo asumo, es mi juego.
-¿Cómo lleva la vida en Málaga?
-Es una ciudad bonita. Hacía más frío en Londres y Moscú. Está todo cerca, hay playa. Vivo cerca de Marbella, de Málaga... El problema está en el campo, que no ganamos.
-¿Qué le parece Pellegrini? ¿Habla con él a menudo?
-Es un gran entrenador, ha estado en clubes muy buenos, su trayectoria ahí está. Es dialogante, eso se agradece. Intento convencerle en los entrenamientos para recuperar mi puesto, para que él me alinee. Si salgo desde el banquillo, OK. Tengo 20 o 25 minutos para demostrar cosas. Espero ese momento. Lo importante, no hay que olvidarlo, es que el equipo gane, que sume tres puntos y subamos en la clasificación.
-¿Hay preocupación en el vestuario por la situación?
-No, no. Yo creo que tenemos jugadores para estar entre los 10 primeros de la clasificación. Pero el fútbol no es exacto. Somos muchos jugadores nuevos, hemos tenido lesiones importantes... todo influye. Pero en el vestuario no hay miedo, tenemos fe.
-Hace poco volvió a jugar con la selección, la primera vez tras el Mundial.
-Sí, estuvimos en Doha. Lo del Mundial fue muy grande, una experiencia enorme. La pena fue que estuvimos a un penalti de hacer historia. Ningún equipo africano había estado en semifinales.
-¿Qué le dijeron a Gyam, el que falló el penalti en la prórroga?
-No hacía falta decirle nada. Hay que valorar al que toma la responsabilidad. En África hay presión, mucha presión. Más de la que se pueden imaginar en Europa.
-¿Por qué eligió jugar con Ghana en la absoluta en vez de Holanda?
-Había jugado con Holanda en todas las categorías inferiores, desde los 15 años. Tenía una fama, no sé cómo decirlo, de conflictivo. Cometí algún error, pero no podía pagarlo para siempre. Estaba señalado, hiciera lo que hiciera, se magnificaba. Si hacía algo porque lo hacía, si no lo hacía, porque no. También tenía la nacionalidad de Ghana y elegí jugar por ellos, tenían interés.
-Pertenece al Al-Sadd. ¿Espera quedarse aquí en Málaga?
-Ojalá, necesito estabilidad, estar en un sitio durante un tiempo. Dos o tres años en Málaga estarían bien para mi carrera.
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