La maternidad de Azahara Muñoz
Golf
La golfista malagueña fue madre de Lucas el pasado 28 de febrero y afrontará en unos meses su regreso al circuito
Ser madre en el deporte profesional es una opción que genera dudas por diversos motivos. En una carrera limitada por el tiempo, invertirlo en la maternidad se convierte en una elección vital. La protección sobre la deportista, sobre todo en un ejercicio individual como el golf, es nula. La malagueña Azahara Muñoz, una de las mejores deportistas nacidas en la provincia, dio a luz el pasado 28 de febrero, día de Andalucía, a Lucas.
"El 28 de febrero nuestras vidas cambiaron para siempre. Llegó nuestro pequeño Lucas y no puedo describir lo que siento por esta cosita tan preciosa. ¡Me tiene loquita!", decía la golfista de San Pedro de Alcántara por las redes sociales. Instalada en Florida desde hace años al jugar el mejor circuito del mundo, el LPGA, con base preferentemente en Estados Unidos, Azahara comunicó su estado poco después de la celebración de los Juegos de Tokio, su segunda experiencia olímpica. Es un cambio corporal y hormonal que afecta a la deportista.
Hace unos años se le diagnosticó a Muñoz, que tiene ahora 34 años, la enfermedad de Hashimoto, un problema de tiroides crónico con el que tuvo que lidiar durante mucho tiempo, lo que mermó su capacidad y le hizo empeorar resultados porque reducía su capacidad físicas y de trabajo. Peleó contra ella y volvió a alcanzar un nivel digno. Actualmente está clasificada en el puesto 150 en el ranking mundial después de estos meses de ausencia competitiva por el embarazo. Llegó a estar entre las 20 mejores del mundo en un deporte que en los últimos años cambió diametralmente con la irrupción masiva de jugadoras asiáticas en el circuito.
El reto de Azahara, complicado ahora, es clasificarse para la Solheim Cup, la versión femenina de la Ryder Cup que enfrenta a Estados Unidos con Europa, que se celebrará en el campo costasoleño de Finca Cortesín, en septiembre de 2023. “No sé cómo van a ir las cosas porque mi vida va a ser muy diferente cuando tenga a mi niño, pero quiero jugar la Solheim Cup en 2023. Sería mi sueño. Probablemente sería la última, que ya me voy haciendo mayorcilla, pero jugar otra Solheim Cup y hacerlo en casa sería increíble, porque eso significaría que también habría jugado bien ese año. No voy a tener mucho tiempo para clasificarme, pero yo voy a hacer todo lo posible por estar”, decía un par de meses atrás. Azahara es embajadora del torneo y difunde la dimensión de una competición en la que participó cuatro veces y en la que se siente muy a gusto.
"No sé cuándo pero cuando me sienta lista y preparada volveré", afirmaba la malagueña, que afronta ahora su recorrido vital más importante, el de ser madre.
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