BeSoccer UMA Antequera, héroes que madrugan
Fútbol Sala
El grueso del equipo campeón de la Copa del Rey es estudiante, pero también hay algunos trabajadores
Óscar, Miguel, Cobarro, Álvaro y Burrito relatan su experiencia y cómo compaginan con el fútbol sala
Pasan los días y comienza a asimilarse la tremenda gesta del BeSoccer UMA Antequera. Campeón de la Copa del Rey desde Segunda División tras eliminar a cinco equipos de Primera. El tiempo dará la verdadera dimensión de la proeza de un grupo de jóvenes que tiene otra tarea desde este sábado. Juegan en Alzira (18:30 horas) el partido de ida de la primera eliminatoria de la fase de ascenso. Hay que tumbar a dos rivales para regresar a la élite, en la que el UMA ya estuvo en años alternos durante tres temporada. Obviamente, ha sido un subidón de autoestima y moral, pero también ha sido una semana atípica, con pocos entrenamientos y homenajes y reconocimientos más que merecidos.
Sí hay un factor que ayuda a poner los pies en el suelo. Y es que la realidad no se detiene para los jóvenes estudiantes y trabajadores del equipo malagueño. Ha sido un sueño para todos. Pero Tete, el entrenador, sigue dando clases de Religión. El grueso estudia y están ahí ya los exámenes del segundo cuatrimestre. Y también hay que volver a la actividad laboral. Es el caso de Óscar (29 años), natural de Campillos y que desde los nueve años se crió en Cuevas del Becerro. Trabaja en la cafetería de la empresa malagueña BeSoccer, patrocinador principal del club. "Empecé a hacer un grado medio, pero no lo terminé porque no compatibilizaba bien con entrenamientos y cierto trabajo que llevaba. Llevo casi un año en BeSoccer. Me han acogido perfectamente, estoy trabajando aquí en la cafetería. Es acabar, cambiarme y salir para el pabellón. Cuando tuve la entrevista de trabajo les comenté la situación deportiva y ellos me pusieron el horario laboral acorde para que tuviera el espacio en el fútbol sala", relata el malagueño, autor de uno de los dos goles de la final: "La mayoría estudia, compagina estudios y fútbol sala, dos o tres trabajamos, tenemos una ocupación. Tenemos asumido lo que representa el club y los valores que tenemos son muy importantes. Después del entrenamiento salimos a tomar algo, hacemos piña fuera del ámbito deportivo somos un grupo muy unido".
"Estamos asimilando poco a poco, estamos en una nube, pero tenemos que ir bajando porque tenemos un envite muy importante, como estos play off, que son primordiales para nosotros. Debemos pasar página después de lo bonito y espectacular que ha sido nuestra hazaña. Cambiar el chip y ponernos el mono de trabajo. Nos da confianza el título porque sabemos de lo que somos capaces, hemos derrotado a cinco equipos de Primera en esta Copa del Rey, a dos de ellos en la Final Four y con remontada. Tenemos que seguir compitiendo igual, sin bajar los brazos y no por haber conseguido esta Copa nos creamos que vamos a pasearnos", asegura Óscar, que tiene una historia curiosa al lado de Miguel Conde, el capitán del equipo: "Yo soy de Campillos y llegué a Cuevas del Becerro con nueve años. Tengo la misma edad que Miguel, desde entonces llevo jugando junto a él. Tenemos 29 años y llevamos 20 años compartiendo todo, tanto deporte como amistad como convivencia en el piso. Llegamos a los 18 años, en segundo año de juvenil. Jugamos en el Nacional juvenil de Marbella, que estuvimos un año. Moli estuvo viendo un torneo que jugamos contra el universitario. Nos firmó en un pack indivisible y desde entonces...".
Justamente, Miguel Conde es una pieza importante no sólo en el equipo sino también en la estructura del club. "Hice Relaciones Laborales en la UMA, después un Master en Administración de Empresas y ahora estoy trabajando en el propio club de administrativo. Soy ejecutivo de cuentas, estamos intentando buscar algo de patrocinio. Cobarro está estudiando Historia, Alvarito marketing, Dani Ramos hizo INEF en Granada y está haciendo master del profesorado para preparar oposiciones, Raúl está haciendo otra carrera... Es una filosofía de estudiantes y trabajadores que se ha visto recompensado con un título nacional. Cone, Burrito y Óscar también trabajan", cuenta Miguel, que afirma que "la filosofía dentro del vestuario es ser un grupo de amigos. Termina el entrenamiento el jueves y nos solemos juntar a tomar algo, si hay un cumpleaños ponemos un picoteo, nos relacionamos mucho entre nosotros porque somos de edades muy similares, jugamos mucho a la Play, varios comparten piso... Somos una familia dentro y fuera del campo".
Fernando Cobarro tiene 24 años y es el Pichichi del equipo, lleva 35 goles en Liga y también marcó tantos decisivos en las eliminaciones de equipos de Primera. Natural de Murcia, tierra de una tradición de gran fútbol sala con ElPozo y Cartagena, también asimila el título. "Me lo comentaba un compañero que trabaja en la UMA y me decía que lo que habíamos hecho era muy grande y que iba a ser muy difícil que lo asimilemos. Sí dentro de un mes a lo mejor, pero tardaremos cinco o seis años en darnos cuenta real. La clave es que creímos y confiamos en que éramos jugadores de Primera. Dentro de la pista éramos 5x5. Ellos eran mejores, tienen más experiencia, pero lo igualamos con esfuerzo y compromiso. Es lo que es este equipo, es una familia. Nos ayudamos todos, desde el que jugó un minuto hasta el que jugó 30 y el que no jugó", piensa Cobarro, que estudia en la UMA: "Estoy haciendo Historia, un grado. Me quedan un par de años. En Murcia estaba estudiando Ciencias del Deporte, pero aquí en Málaga no había y al venirme decidí empezar otra y esa es una de las que yo quería estudiar. La razón por la que me vine fue esa, la facilidad que me daban aquí para hacer una de las cosas que yo quería. Sé que el fútbol sala son 10-12 años, que la vida sigue y que mejor oportunidad que la que te da el BeSoccer UMA Antequera no la hay. En otros clubes que he estado es muy difícil. Haces sesiones de mañana y tarde. Por la mañana no podía ir a la universidad y estudiar. Aquí eso no pasa. Por la mañana se hace una cosa, el que trabaja, trabaja y el que estudia, estudia. Por la tarde, a dar el callo entrenando".
Álvaro Quevedo (25 años, natural de Madrid) pasó por Torrejón, Osasuna Magna y Segovia antes de aterrizar en Málaga. Hizo una Final Four descomunal, reconvertido por las bajas para jugar de cierre. Dio una exhibición. Estudia "Marketing e Investigación de Mercado. Voy por el tercer año y me queda uno para terminar. Depende del club, pero mi idea es seguir aquí. Tienes que hacer un esfuerzo, pero esto es compatible sobre todo aquí. Te dan mucha facilidades. Me vine sin haber tocado un libro desde hacía mucho tiempo porque estaba, por ejemplo, en Osasuna Magna, donde me exigían mucho más profesionalmente y no tenía tiempo para estudiar. Aquí, en cuanto llegué, me exigieron estudiar y así fue. Estoy muy contento de haber retomado los estudios y muy contento de terminarlos. El fútbol sala no es como el fútbol, que hay contratos de millones de euros. Te da para lo que te da hasta cierta edad. Hay que prevenir algún percance que puedas tener en el futuro, que tengas que dejar el deporte por alguna cosa. Hay que tener la vida encarrilada, con estudios previos y una formación para colocarte en el mundo laboral", dice con madurez el jugador universitario: "Algún profesor pone algún problema, pero lo normal es que pongan facilidades, te entienden, no nos podemos dividir. En el equipo somos gente muy joven, estudiante, muy sana. Es un vestuario con una buena conjura con el cuerpo técnico también. Somos como una familia, pero no de boquilla, sino auténtica. Se vio este fin de semana que tuvo más repercusión, pero día a día se nota".
Por último, Burrito, malagueño de 32 años, el veterano. Reclutado desde muy joven por el Caja Segovia Burela, Palma, AcquaeSapone, Betis y Jaén fueron sus equipos antes de regresar esta temporada a Málaga para jugar con el equipo de su tierra, algo que nunca había hecho en la élite. "Me dedico al fútbol sala, tengo el curso de peluquería y estoy haciendo el curso de entrenador de fútbol sala. Ejerzo de peluquero como hobby mientras juego al fútbol sala, lo tengo ahí para el futuro. Voy a crear ahora una escuela de niños de fútbol sala", confiesa el talentoso jugador, también sorprendido por la experiencia: "Yo gané la Copa de España con el Jaén y era inesperado, pero esto era casi imposible, íbamos creyendo que podíamos dar un susto y hemos dado muchos, fíjate lo que hemos hecho. Ahora con la presión vamos contra un equipo de Segunda muy buenos, con el mismo nivel de nosotros, y ahora tenemos que ascender, tenemos que hacer mérito suficiente. La Copa es una hazaña que no se va a volver a repetir. Estar en casa lo hace especial. He ganado dos títulos y me quedo con éste, con tanta gente joven con tanta ilusión. En tu casa, con tu familia. No es lo mismo ganar así, es diferente".
Es la realidad de los héroes de la Copa del Rey. Igual que ellos, Pablo estudia un grado superior de técnico de rayos, Dani Ramos se prepara para las oposiciones de magisterio, carrera que estudia Yiyo. Campano hace Segundo de Bachiller, Cone pone persianas en Coín... Historias cotidianas de que jóvenes que se esfuerzan para prepararse y formarse o trabajar mientras se dedican a su pasión del fútbol sala. En Jaén vivieron un sueño, que no un milagro. Este sábado vuelven a la actividad para completar una temporada mágica con el ascenso a Primera.
También te puede interesar
Lo último