Bienvenida de oro a la campeona del mundo María Torres
Karate
Más de un centenar de amigos, familiares y alumnos reciben en Málaga a la flamante campeona del mundo en Dubái
“Estoy en shock, no me lo acabo de creer”, decía
Para una medalla de oro, un recibimiento espectacular, a la altura. La sala principal de Vialia era un hervidero desde media hora antes de que llegara el AVE que transportaba desde Madrid a la campeona del mundo malagueña, María Torres, que el sábado había tocado el cielo en Dubái con su victoria en la final del Campeonato del mundo, en kumite en +68 kilos, celebrado en el emirato ante la egipcia Okila. Sus padres, Eugenio y María José; su hermana, Eugenia; abuela, tía, novio, más familia, amigos, compañeros y alumnos del Club Torres que dirige su padre...
Eugenio Torres, forjador de karatekas desde hace 30 años, octavo dan y cinco veces campeón de Europa, se abrazaba uno a uno con los presentes en Vialia para agradecer y felicitar. Él había viajado con su mujer desde Dubái a Málaga vía Estambul para llegar horas antes que su hija, en la expedición oficial por Madrid. “Es imposible estar más feliz”, resumía de manera sucinta el progenitor de María, la gran protagonista, que rompía a llorar cuando se abrían las puertas automáticas y veía al centenar largo de personas que le esperaba. Desde los pequeños del club vestidos con sus karateguis hasta su abuela, con la que se abrazaba de manera intensa.
“Es lo que puse el otro día en un post de instagram, me siento afortunada por la gente que me rodea, que se alegra de mis éxitos como si fueran suyos, muy afortunada”, afirmaba con las lágrimas saltadas la protagonista: “Estoy en shock, no me lo acabo de creer, ahora sí un poco más porque veo a tanta gente aquí recibiéndome, pero estoy muy orgullosa de todo el trabajo, de mi padre, que ha sido el principal culpable de llegarme hasta ahí, de toda la gente...”
“Yo siempre llevo a Málaga y Andalucía por bandera, es un orgullo llevar sus banderas vaya donde vaya”, decía reivindicando el gran estado del kárate en la provincia y explicando cómo se mentalizó para sacar lo mejor de sí en este Mundial: “Cuando terminé el Preolímpico dije que ir a los Juegos era mi sueño, pero que ser campeona del mundo no estaba tan mal (risas). Lo he conseguido, es increíble”.
“Tenía mucha confianza en mí misma, he entrenado muchísimo, muy duro, más que nunca diría yo. He confiado mucho en mi trabajo, en lo que me decía mi padre. Eso es lo que me hizo ganar todas las rondas”, explicaba la karateka malagueña sobre cómo se sintió sobre el tatami de Dubái, donde ha conseguido lo máximo: “Ahora mismo es lo máximo a lo que puede aspirar un karateka después de que lo hayan sacado de los Juegos. Entrenaba para quedar campeona del mundo, pero es algo muy difícil. He disfrutado muchísimo sobre el tatami, hacía mucho que no disfrutaba tanto en una competición, así que yo creo que ésa ha sido la principal clave del éxito”.
“Mi próxima meta es el próximo Europeo, en el mes de marzo, los Juegos Mundiales, que ya voy directa por haber ganado el Mundial, y ganar muchas medallas mundiales más”, se exigía entre lágrimas y risas la malagueña, que, a sus 24 años, se ha coronado como campeona del mundo.
“El kárate en kumite es una especialidad muy igualada. Estoy seguro de que si hoy se celebrara el Mundial otra vez no quedaría igual. En los combates de María pasan cosas, ella es agresiva y tiene la mejor técnica. Cuando pasaron cosas, sacó esa técnica para ganar. Ganó a la anterior campeona del mundo, también a la tercera en Tokio, a la egipcia en la final que había ganado el oro en las dos últimas pruebas de la Premier League... Lo ha hecho increíble, ganó ocho combates y sólo empató uno”, explicaba Eugenio, padre y forjador de la campeona, la primera española que gana un oro mundial en kumite. En Dubái llegó la coronación de María Torres en uno de los mayores hitos del deporte malagueño. En Málaga, tuvo el calor de su gente para reconocer la gesta.
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