Casanova, el arquitecto de 'La Academia'

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El Málaga anunció ayer la llegada del ex responsable de las categorías inferiores del Espanyol, que firma hasta 2013 avalado por exitosas décadas de trabajo en Barcelona · Ayer ya tuvo una intensa jornada de trabajo

Antonio Fernández y José Manuel Casanova estrechan la mano ayer, en la planta noble de La Rosaleda.
Antonio Fernández y José Manuel Casanova estrechan la mano ayer, en la planta noble de La Rosaleda.
J. L. M. / Málaga

29 de marzo 2011 - 05:02

En noviembre de 2008, pese a las mieles del milagroso ascenso de Muñiz y la continuidad casi europea que le otorgó Antonio Tapia al Málaga, Fernando Sanz no varió un ápice sus proyectos sustentados en la más escrupulosa austeridad. En ese marco nació La Base, un plan para el futuro de la cantera de Martiricos que se intentó vender de manera muy pomposa a través de dos desconocidos para la afición, Miguel Ángel Beas y Reuf Dervic. Hubo varios nombramientos y el anuncio de un organigrama a priori más ajustado a la excelencia del trabajo. Dos años y medio después, de La Base sólo queda el modo de referirse a la cantera. Ahora, más ambicioso y acaudalado, el proyecto se llama La Academia, término acuñado por los dueños árabes del club. De este hay sueños de grandeza inminentes, pero nada sólido sobre el papel, ni líneas maestras ni siquiera la confirmación pública de los terrenos donde se levantará. Lo que sí tiene ya oficialmente, desde ayer y en principio hasta el verano de 2013, es su arquitecto, José Manuel Casanova, una de las mejores referencias del panorama de base.

La ausencia de la demandada Ciudad Deportiva retrata los actuales escalafones inferiores del club blanquiazul. Los equipos se entrenan y juegan de prestado desperdigados por varios distritos de la capital, la residencia está anticuada y no da cabida a toda la necesidad deportiva y académica y, a pesar de todo, el goteo de prometedores talentos, que sigue regando al primer equipo, inspira un futuro ilusionante para los aficionados. La misma realidad que hace 15 años veía Casanova en el solar al que le había traído su valedor, Dani Solsona. "¡Me recuerda tanto a la que ha sido mi casa! -explica el catalán-. Por los colores, hacer jugadores que pertenezcan aquí, un proyecto que se vislumbra ilusionante... Espero ayudar mucho al Málaga; llegué a trabajar hasta en 17 campos distintos, así que esto es como empezar otra vez. Me gustaría devolverle al Málaga esta confianza y que el club y la afición se sientan contentos de mi trabajo", declaró ayer en su privado acto de investidura.

Con la permanencia del primer equipo como único foco de atención de aquí a finales de mayo, desde ayer el ex coordinador de la cantera del Espanyol empieza a empaparse de su nueva atmósfera, aunque asegura estar "bastante al día y conocer bien la zona". "Y lo de los chavales, como lo llevo en la sangre, en cuatro días te pones al día y más con gente amiga, que me ayudará a introducirme", aludió para referirse a la compañía del director deportivo, Antonio Fernández, y Antonio Benítez, al que sucederá en su cargo y con el que ayer tuvo una intensa jornada (incluso se desplazaron por la tarde a Marbella para presenciar un amistoso organizado ex profeso para el Atlético Malagueño ante la selección guineana sub 21.

Sus metas son ambiciosas: ayudar a que la Ciudad Deportiva esté disponible cuanto antes, repetir el buen trabajo fraguado en la Ciudad Condal, programar bien el trabajo y, lo más importante, nutrir al primer equipo de canteranos. "Como soy un creyente de este trabajo, puede y debe conjugarse con los fichajes de fuera. Los jugadores de casa siempre dan un plus, el público les quiere, se identifican más con ellos y todo esto es siempre más bonito", especificó.

Casanova llega al Málaga avalado por sus éxitos aunque envuelto en un sinsabor por la indecorosa e interminable desvinculación que le propuso el Espanyol desde el año pasado. Sin palabras malsonantes, entre líneas dejó claro que se dio cuenta de cuál iba a ser su futuro en la Ciudad Condal y reconoció su sorpresa por la entrada en escena de la entidad de Martiricos. "Terminé con el club porque quisieron llevar otra línea en la que yo quedaba un poco solapado. Después de tantos años, soy una persona que si ve que no están a gusto con ella, aunque no digan nada, prefiere no estar. Entonces, terminamos el contrato con el Espanyol y quedé libre a partir de enero-febrero. Cuando la cosa parecía que iba a terminar, el Málaga se puso en contacto conmigo. Estuvimos ahí unos meses que se han retrasado por la situación del primer equipo, que era más complicada, una prioridad que yo entiendo", señaló.

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