Davidovich derrota a Davidovich y Hurkacz en Wimbledon

Tenis

El malagueño realiza tres mangas espectaculares hasta servir con 5-3 y 40-0 ante el polaco Hurkacz, 10 del mundo

El rival le remonta, pero reacciona para ganar 10-8 en el tie break del quinto set

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Davidovich, en un momento del partido. / Efe

En la vida se puede ser de Davidovich o no serlo. Ser del malagueño generará dolores de cabeza y mal humor con cierta frecuencia, pero también momentos de placer intenso. Es un Curro Romero del tenis. En un mismo partido juega como un Top 5 del mundo y alterna con desapariciones desesperantes. A veces, la cabeza no acompaña a Alejandro Davidovich en su magnífico tenis. Sucede que gana también. Y cómo se disfruta. Su primera victoria en el cuadro final senior en aquel torneo que ganó como junior en 2017 se retrasó cinco años, pero supo muy bien. En la catedral del tenis tumbó al número 10 y cabeza de serie número siete, Hubert Hurkacz, por 7-6 (4), 6-4, 5-7, 2-6 y 7-6 (8). Y semifinalista el año pasado.

Había jugado en su estreno en Wimbledon el malagueño un partido espectacular para tenerlo prácticamente ganado ante uno de los jugadores más en forma del circuito, que venía de ganar el torneo de Halle ante Medvedev en la final y sacaba músculo. Lo había sometido el malagueño con un tenis de alta escuela, con momentos de dominio intenso y precisión quirúrgica con los momentos decisivos. Había ganado 7-6 (4) y 6-4 los dos primeros sets. Se había parado por la lluvia en el primero (3-3), sin aparentes consecuencias. No había perdido aún el saque en todo el encuentro. Hizo break al polaco, desarbolado y desesperado, y con 5-3 y el servicio mandaba 40-0 el malagueño. Partido ganado...

Pero no, volvieron a aparecer los fantasmas. Como había pasado una semana antes en Eastbourne, cuando ganaba 6-1 y 4-1 a Pedro Martínez y acabó derrotado, retirándose por un golpe en la muñeca, vendada en su primer partido en Londres. Es un fenómeno repetido, la falta de temple para cerrar los partidos del malagueño, que progresa en su tenis, pero que aún adolece de esa dureza mental. Si con esa dificultad se ha llegado a colocar entre los 30 primeros del mundo, es fácil imaginarse qué sería de la otra forma.

En un deporte eminentemente mental, Davidovich no remachó y pareció caérsele el mundo encima. Con 5-5 y 15-15, nuevo parón, esta vez de más de una hora, por la lluvia. Al regreso, el malagueño ya se había transformado en un jugador más fallón y con menos fe. Con menos energía, perdió el set 7-5 y en 25 minutos cayó el cuarto por 6-2.

Todo parecía perdido por la dinámica, por la confianza creciente del polaco y por el lenguaje corporal de Davidovich, que parecía derrotado. Entregó el saque, lo recuperó y lo perdió en un momento. Con 3-2 y saque para Hurkacz, más cuesta arriba. Con 5-3 sacaba el polaco, pero el malagueño tuvo un arrebato y lo rompió para colocar el 5-5. Y se llegó con el 6-6 al tie break decisivo al mejor de 10 puntos, nueva regla en Wimbledon tras la unificación de todos los grand slams.

Fue a remolque ahí Davidovich desde el inicio, perdiendo saques e intentando recuperarlos. 7-4 mandaba el polaco pasado el ecuador Hurkacz. Y ahí, faena enorme del de La Cala del Moral, que enlazó cinco puntos seguidos, dos con saque del rival, para colocarse 9-7. Su cuarta bola de partido se marchó con su saque. Tuvo que ser a la quinta la vencida, con un gran resto que propició que el polaco la estrellara en la red. Grito de alivio para celebrar el primer triunfo de su carrera profesional en Wimbledon.

Hay que darle mucho crédito a Davidovich por lo que hizo. Tener un 40-0 con su saque en el tercero para ganar y verse después 5-4 al resto en el quinto set. Sin jugar su mejor tenis, supo sufrir el malagueño, algo que no siempre hace. Y se le aplaude porque es el camino para crecer. Se medirá ahora al ganador del duelo entre el argentino Coria y el checo Vesely.

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