Copa Davis en Málaga: Jannik Sinner lleva a Italia a la gloria

El país transalpino conquista la Ensaladera 47 años después de su único título con el joven prodigio rubricando una semana excelsa, con cinco victorias en cuatro días y un triunfo decisivo ante De Miñaur

Málaga volverá a ser sede en 2024

Italia alza el trofeo. / Efe

La Copa Davis de 2023 es la Ensaladera de Jannik Sinner. El joven prodigio de 22 años se ha roto la camisa en Málaga con una portentosa actuación, con cinco victorias en cuatro días para conseguir el ansiado trofeo que Italia no alzaba desde 1976, su única vez. Un Everest para el pujante deporte transalpino, que acaba coronando de la mano de un joven con aspecto de tirolés, que conjuga las raíces germana con el carácter latino. Cabeza fría, pero corazón caliente. Su tramo final de temporada ha sido excelso, le ha ganado a Djokovic dos veces (tres con el doble) en 10 días y sale reforzado como uno de los grandes del futuro del tenis. Aún no ha jugado una final de grand slam, pero una Davis pesa mucho, es gloria. Y guió a su país a hombros. En cuartos y semis empató con su individual y liquidó en el doble. En la final lo tuvo más sencillo porque Arnaldi le asfaltó el camino con una agónica victoria ante Popyrin.

Sinner sometió a De Miñaur, que el año pasado se estrelló con un Auger-Aliassime en estado de gracia y que esta vez tuvo una montaña aún superior. El canadiense salió volando de Málaga, pero ha tenido un año bastante malo que le ha hecho salir del Top 20 cuando parecía preparado para asaltar el Top 5. Le tocará a Sinner gestionar ahora este subidón. Parece un jugador con la cabeza amueblada y estable, aunque el tenis tiende a desequilibrar porque exige que muchas patas sostengan al jugador. La imagen de poderío y solvencia que ha dejado en Málaga ha sido extraordinaria. Hizo dos breaks en el primer set para agarrar la manga por 6-3. Y en la segunda siguió el mismo camino (6-0) ante un De Miñaur que es todo corazón pero al que le falta algo de tenis para subir el escalón de los elegidos. Ha guiado el joven australiano de raíces españolas a su país a dos finales consecutivas, esta vez ante República Checa un partido enorme, en el que llegó a restar para no perder ante Lehecka. No descarten ese salto, porque tiene las piernas y la cabeza.

El primer duelo lo mantuvieron Matteo Arnaldi y Alexei Popyrin, 44 contra 40 del mundo, igualdad en apariencia. Se habían medido dos veces este año, 1-1, con triunfo italiano en el Masters 1000 Shanghai y australiano en Umag, tierra batida. Y así fue. El italiano había perdido la primera jornada en cuartos en tres sets ante Van den Zandschulp después de malgastar tres bolas de partido. Había combatido pero no le llegó. Musetti se derrumbó ante Kecmanovic y Volandri optó de nuevo por el joven (22 años) de San Remo. Enfrente, Popyrin había conquistado el triunfo ante el héroe finlandés Virtanen el viernes en su primera victoria en la Davis. También joven (24 años), el partido no tuvo una calidad alta, se notaban los nervios. La consistencia faltaba y se alternaban buenos golpes con errores. La presión de la Davis lo propicia.

El duelo tuvo alternativas. Ganó el primer set Arnaldi rompiendo sobre el saque de Popyrin (7-5). Repelió el australiano con más superioridad, venciendo con dos breaks a su rival (6-2). Y en el tercer set el partido se convirtió en un tiovivo. Prácticamente había pelotas de break en cada juego que no se consumaban. Mitad porque se tiraba de saque mitad porque los restadores no estaban finos. El pulso acabó cayendo del lado italiano. Popyrin falló una bola clara a media pista y le dejó una bola de partido a Arnaldi. Subió a la red el australiano y le pasó el rival. Era el 1-0 que ponía la alfombra para que Sinner ejecutara.

Y no falló el de San Candido, una pequeña ciudad de 3.000 habitantes en la frontera con Austria que ha llevado a Italia hasta la cima. El Carpena es una fiesta de banderas italianas, cánticos de clásicos, desde el Sarà perché ti amo hasta Gloria pasando por Ma il cielo è sempre più blu. Había sido imponente el Fratelli d’Italia antes, cantado a pulmón por varios miles de italianos que han vivido una semana de locura en Málaga. Con ese hito de la victoria ante Djokovic en las semifinales, a veces se mide a los jugadores cómo reaccionan tras una gran victoria. La de Sinner fue de lo que apunta, un proyecto de campeón que en el Carpena ha dado un salto cualitativo importante. Si Alcaraz vuelve al camino del que su entrenador, Juan Carlos Ferrero, apuntó que se salió, tiene un rival generacional enfrente. Los tres jugadores italianos que jugaron los individuales son nacidos en el siglo XXI, así que la posibilidad de que haya un ciclo dominante italiano en esta competición, que tiende a la volatilidad y a la dispersión por los calendarios locos, está presente.

Málaga volvió a acoger una competición que se va consolidando en este formato. 2023 no es 1900, cuando se creó. Casi 70.000 personas, con dos tercios de entradas vendidas a extranjeros, han pasado por el Palacio de los Deportes estos seis días. Y la concentración de ocho equipos en una sede es una manera de aligerar y generar un foco de atención para la fiesta final de la temporada, que esta vez se tiñe de azul. Y también de rojo, blanco y verde, la tricolor bandera del país que conquista la Davis, con el pelirrojo Sinner como indiscutible figura de un torneo que dejó un partido histórico ante Djokovic y un mejor nivel tenístico que en 2022. En 2024 será la reedición en el mismo lugar. Ya toca una buena actuación española, quizá el último baile de Rafa Nadal o el bautizo de Carlos Alcaraz...

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