Devorado por un huracán checo

El uruguayo fue una sombra al lado de un Satoransky demoledor en todas las facetas No existió duelo

Satoransky se dispone a realizar un mate.
Enrique Salvatierra

06 de junio 2015 - 05:02

Si el partido no tuvo color, el duelo individual entre Satoransky y Granger tampoco. El uruguayo, muy tentado por el Barcelona para dirigir al equipo de Xavi Pascual la próxima temporada, no fue más que una sombra alargada del jugador determinante de los cuartos de final ante Laboral Kutxa. Errático en el tiro, tuvo un amago de resistencia en los primeros minutos, pero no se encontró cómodo y se vio superado por su par, un Satoransky devastador desde el inicio.

El primer cuarto del base checo, vieja pretensión cajista, fue el primer aviso de un Barcelona que terminó abusando de los malagueños como si de un juguete roto se tratara. La que puede ser pareja de bases del conjunto blaugrana la próxima campaña no ofreció el duelo que todos esperaban, por lo que habrá que esperar a mañana para ver si la serie y sus enfrentamientos individuales cumplen con las expectativas previstas.

Defensa. En el caso del uruguayo, apenas existió. Estuvo al nivel del resto del equipo, paupérrimo. Por contra, el barcelonista sí aportó bastante en defensa. Asumió su particular faceta reboteadora y colocó varios tapones que ayudaron a intimidar aun mas a un conjunto malagueño muy venido a menos en el aspecto ofensivo.

Ataque. Era evidente viendo el resultado, pero la aportación de Satoransky fue mayor en todos los aspectos que la de Granger. El base cajista no fue capaz de encontrarse ni de conectar con sus compañeros, cerrando el partido con una mísera asistencia y sin poder alcanzar los dobles dígitos en puntuación (7). Por su parte, Satoransky alcanzó los 14 puntos sin fallo alguno en el tiro y se fue a casa con 5 asistencias en su haber, el mejor del partido en ambos apartados.

Virtudes. Mientras Granger se fue apagando con el paso de los minutos, Satoransky mantuvo un gran nivel desde que abriera el marcador con la primera canasta del partido. Sin duda, fue todo un aviso de intenciones por parte del checo, que dominó a su par y se convirtió en el segundo jugador más valorado del partido (21) sólo por detrás del gigante Ante Tomic (24).

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