Djokovic-Sinner, una batalla generacional en la Copa Davis de Málaga
Novak Djokovic y Jannik Sinner ofrecen en Málaga uno de los mejores partidos de tenis que se pueden ver en la actualidad en el contexto de un potente Italia-Serbia
Djokovic: "Hubo falta de respeto"
Sinner: "Tenis presión es un privilegio"
El Martín Carpena es este sábado escenario de uno de los mejores partidos de tenis que se pueden contemplar en la actualidad. Dentro del contexto de una potente eliminatoria Serbia-Italia, dos países con tradición en esta competición pero con sólo una Ensaladera cada uno, se miden Novak Djokovic, número uno del mundo y seguramente el mejor tenista de la historia, contra el número cuatro, Jannik Sinner. Un duelo que se repetirá por tercera vez en 10 días. Chocaron en la fase de grupos de las Finales ATP, con victoria del transalpino, y en la final, previo indulto indirecto de Sinner venciendo a Rune y metiendo a Djokovic en la semifinal, con el serbio levantando los brazos con autoridad para cerrar un 2023 del Circuito ATP espectacular.
La Copa Davis es otra historia, lo repiten los protagonistas. “Da esa energía extra cuando estamos cansados competir con los chicos y tu país”, decía Sinner, 22 años. Es una batalla generacional. Djokovic tiene 14 años menos que su rival. Ha ganado 24 grandes, nadie tiene más que él. Pero hay momentos y clicks en una carrera, como estos días confesaba el propio jugador de Belgrado. En 2010, Djokovic tenía 23 años y había ganado un grand slam (Australia 2008). Conquistar la primera Ensaladera para su país (diciembre de 2010, tras eliminar a Estados Unidos, Croacia, República Checa y Francia) junto a Troicki y Tipsarevic (sus capitanes en Málaga) le dio la confianza necesaria para convertirse en un destructor. En 2011 ya levantó tres grandes (salvo Roland Garros). Y ya el resto es historia, aún con capítulos por escribir. Como ganar otra Davis más para su país. Esa transformación también incluyó que Djokovic perdió su último partido en individuales en la competición en 2011. Desde entonces hila 21 partidos consecutivos alzando los brazos. Hay un plus al defender a su país.
Sinner busca ese click, ha dado un salto gigante esta temporada. Ha ganado su primer Masters 1000 y varios torneos más. Ess escalón que podía haber sido el Masters, pero, paradójicamente, pagó su deportividad y honestidad. “Está ya preparado para ganar un grande y lo hará pronto”, le piropeaba Djokovic en la ceremonia de premios en Turín hace seis días. Puede ser también esta Copa Davis que Italia anhela. Es un país que vibra con el tenis, que tiene un título ya lejano en 1976 y que jugó seis finales más sin suerte. Ahora tiene una tremenda generación. Está aquí Matteo Berrettini, que confesó estos días en Málaga que paró por salud mental. A sus 27 años, él llegó a una final de Wimbledon y al número seis. Además de Sinner, están Arnaldi y Musetti, los dos ya nacidos en este siglo, para jugar los individuales. Denota que hay espíritu de equipo y en el pujante deporte italiano se quieren conquistar nuevas fronteras.
Antes del doble duelo en Turín, Sinner y Djokovic se habían enfrentado tres veces, las tres con triunfo del serbio, dos en las últimas ediciones de Wimbledon (en 2022 remontando un 0-2) y una en el Masters 1000 de Mónaco. Así que el marcador particular es 4-1. Ambos ofrecieron muy buenas sensaciones este jueves. Sinner empezó diésel pero acabó arrasando a Griekspoor y se puso el trajo de héroe para tirar de su país en el doble y consumar la remontada ante Países Bajos. Djokovic liquidó a Cameron Norrie como quien se quita una mosca de encima. Tuvo hasta ese enganchón con el público británico que le dio salsa. Los jugadores y capitanes suelen referir que, con este formato, se pierde la esencia clásica. Pero también se quejaban del anterior, como decía el director del torneo, Feliciano López. Y también, en las leyes distintas de la Davis, había ese pique especial del local y el visitante y los roces con la afición en un deporte normalmente civilizado.
Previamente habrá un duelo igualmente importante. Se supone que en Serbia jugará Kecmanovic, que ofreció una imagen pétrea el jueves en la victoria ante Draper. En Italia, Arnaldi dejó ir tres bolas de partido y quizá sea el momento del fino Musetti. Si hay igualdad (1-1), es muy probable que el Sinner-Djokovic tenga una secuela acompañados de Sonego y Lajovic en la decisión de la eliminatoria. En cualquier caso, una batalla generacional con el Martín Carpena como escenario.
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