Fernando Castro Santos, un visitante incómodo
El Vecindario, que visitó La Rosaleda el año pasado como colista, fue ganando durante 63 minutos
Aunque pocos dudan de la victoria ante el colista, existe un argumento para no estar muy tranquilo: Fernando Castro Santos. El técnico pontevedrés suele ser un rival incómodo para los blanquiazules, según se desprende de los precedentes entre ambas escuadras. Y es que sólo ha perdido una vez en sus tres visitas a La Rosaleda. Precisamente, fue la temporada pasada, con el Vecindario. No obstante, vendió tan cara la derrota que no fue hasta el minuto 84 cuando los blanquiazules consiguieron derrotar a los canarios, que también se presentaban en Martiricos como colistas y ya virtualmente descendidos.
Cuando todo el mundo contaba con la victoria, necesaria para oxigenar a un Málaga que se ubicaba quinto por la cola, el Vecindario sorprendió a todos con un arranque muy fuerte. De hecho, sin comerlo ni beberlo, la afición se encontró con un 0-2 en contra en el minuto 38 tras los tantos de Kirian y Xisco, éste de penalti. Con el miedo instalado en Málaga (corría la jornada 37), apareció la figura de Iván Rosado. Primeramente, Antonio Hidalgo recortó distancias en el minuto 50 tras un discutido penalti sobre Chengue Morales. Posteriormente, el onubense cazó dos balones dentro del área para desatar la locura en las gradas. Primero, en el minuto 63 culminando un pase de Hidalgo; a falta de seis para el final, tras un rechace, remachó con la zurda la remontada y selló un triunfo clave para la posterior salvación.
Los otros dos precedentes en La Rosaleda de Fernando Castro Santos, padre del ex malaguista Diego Castro, fueron contra el Málaga B. En la campaña 04/05 se llevó los tres puntos como entrenador del Almería (Luna e Isaac hicieron inútil el tanto de Usero). Un año antes, Geijo y Roberto Merino evitaron otra, ya que en la segunda parte neutralizaron los goles iniciales del Pulpo González y Sierra para el Córdoba.
Lejos de La Rosaleda el único precedente es el partido de ida contra el Vecindario de la temporada pasada. Allí el canterano José Mari arregló otro desaguisado, ya que a falta de siete minutos igualó el tanto que había conseguido antes Raúl Borrero para los canarios en un campo marcado por el césped artificial y el fuerte viento reinante (de hecho, fue clave para el gol del zurdo de falta desde casi 50 metros). Contra el filial no llegó a disputar los choques fuera de Martiricos, puesto que en ambas temporadas fue destituido. Es la historia de Fernando Castro Santos, que en los últimos tiempos se ha convertido en uno de los clásicos sustitutos de los banquillos de Segunda División cuando empieza el baile de destituciones.
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