Fernando Sanz. Ex jugador y ex presidente del Málaga CF: “Renuncié a todo por el Málaga y volvería a hacerlo mil veces”

20 AÑOS DE 'MÁLAGA HOY' | FÚTBOL

Un viaje de dos décadas del capitán que colgó las botas sin querer y se atrevió a ser presidente; ahora es abuelo y hombre de gestión

“Fue especial volver a estar en el césped. En 14 años no me habían invitado a nada”

El bucle del Málaga de gloria y decadencia

Fernando Sanz durante un encuentro del Malga CF. / Javier Albiñana

Fernando Sanz siempre será un rara avis de la historia del fútbol español. Dio un salto al vacío colgando las botas durante la pretemporada de 2006 para convertirse en el propietario y presidente del Málaga. Seguramente sea la figura más importante de la entidad en las dos últimas décadas. Por cambiar el brazalete por los despachos, por conducir de nuevo al equipo a Primera División, por sanearlo vía concursal y por venderlo al jeque Al-Thani. Salió de manera abrupta de la entidad tras no entenderse con el catarí y emprendió un camino en el mundo de la gestión que le ha llevado por medio mundo tanto con la RFEF como con La Liga. Ahora es pieza importante del comité organizador del Mundial 2030.

Todavía se asombra de este viaje de los últimos 20 años. Siente, no obstante, que sigue siendo el mismo. “¿Qué queda de ese Fernando Sanz? Queda absolutamente todo. El espíritu combativo que me caracterizaba, el sacrificio, la lucha... con alguna que otra cana y alguna que otra muesca, o bastantes muescas. Ahora con un bagaje que ni pensaba entonces que pudiese tener, 20 años después haber pasado por todo lo que he pasado y conseguir lo que he podido conseguir”. Sí hay un punto fundamental y extremadamente inesperado para un Sanz que apenas tenía 30 años cuando Málaga Hoy comenzó su andadura:“20 años después tengo una nieta con un año. Lo que más me podría haber sorprendido si se lo dicen al Fernando Sanz de entonces. Que esa niña de seis años que iba a Martiricos a ver su papá me iba a hacer abuelo. Se me cae la baba”.

Cuenta orgulloso que le inculca el amor por los equipos de su bisabuelo (Lorenzo Sanz, expresidente del Real Madrid) y de su abuelo, el Málaga. La pequeña conoce la ciudad y la provincia. Otra cosa es el estadio donde su madre echó los dientes. Sanz lamenta cómo le obligaron a alejarse del club: “Desde 2010 que me desconectaron, me hicieron desconectar porque nunca me invitaron a nada en 14 años”. Se rompió en abril esta circunstancia al ser invitado y estar en el césped en el once histórico que el Málaga presentó por el 120 aniversario. “Para mí fue un momento muy especial, nunca me habían invitado ni llamado para nada. No había podido sentirme partícipe de ninguna cosa y me consta que ha habido quien ha querido hacer desaparecer mi figura de la historia del club, pero mi cariño es para toda la vida. Y lo que hice ahí está. Que 14 años después me hicieran partícipe de algo tan especial… yo es que al Málaga nunca le puedo decir que no”, recuerda Fernando, de un día “extraño para mí porque me he llevado mucho tiempo fuera de la que fue mi casa”. Quiso que estuviera allí a su lado Antonello della Ratta (“Es mi familia, compartimos malaguismo acérrimo”). En Frascati, su restaurante, se fraguaron momentos clave en la historia reciente del Málaga en la era Sanz.

Fernando mantiene el contacto con Sandro y Koke Contreras. También con otro compañero, colaborador y, sobre todo, amigo como José María Arrabal, ahora en la Junta. Echa la vista atrás y se queda con el debut en el Málaga, la Intertoto, la UEFA, su gol para empatar en el Bernabéu contra el Madrid... “Y teníamos un equipo de ensueño, un equipazo La Doble D, Sandro, Contreras, Litos, Josemi, Gato Romero, Movilla, Musampa… Pasaron por ahí grandísimos futbolistas. Y competíamos en esa liga en la que todos eran grandes equipos: Celta, Zaragoza, Valencia... ahora hay más diferencias. Dábamos el callo, el día que se gana la Intertoto, es muy importante el único título que tiene y los cuartos de final en la primera experiencia en Europa de la historia del club. Nos quedamos cerca de llegar a las semifinales, perdimos por penaltis en Boavista”.

Por números es top 5 histórico de jugadores, pero su gran batalla la libró como presidente. “El ascenso de Segunda a Primera y el año siguiente en el que quedamos octavos con una plantilla que tenía un coste irrisorio. Le debo mucho al Málaga, es un club por el que volvería a hacerlo mil veces más. Me tuve que retirar del fútbol, que era mi vida, lo que más me gustaba. Renuncié a todo por una locura que no sé ni cómo se pudo hacerse, porque ahora sí tengo bagaje a nivel de gestión, desde entonces no he parado. Hay pocas personas con mi recorrido profesional. A pesar de la dureza y que me costó casi la ruina. Muchos llantos en la intimidad con mi mujer”. Un paseo por los recuerdos. “Logramos conectar a la afición con el club y con el equipo. Éramos una familia. También con la ciudad, el alcalde. El Málaga era la casa de todo el mundo”. Cree que marcaron la diferencia entre otras cosas porque en una situación de penuria económica “se contaba la verdad todos los días, por el bien del Málaga. Si no teníamos, no teníamos. La salvación se celebraba como un título, porque era la salvación deportiva y la económica”.

Sigue al Málaga en la distancia: “Veo más Primera RFEF que Primera División. También el Grupo 1 porque mi yerno juega en el Fuenlabrada”. Y espera poder celebrar un ascenso. Como el último que se consiguió con él.

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