Fiesta de un millón de euros

Broche Se cierra el telón de la fase de grupos con un Málaga dispuesto a divertir a su gente y aires más recaudatorios que deportivos Cambios Como en Rusia, habrá rotaciones, aunque el gen competitivo en la Champions garantiza un equipo combativo

Manuel Pellegrini observa concentrado cómo se desarrolla la sesión de entrenamiento de ayer en el Ciudad de Málaga.
Manuel Pellegrini observa concentrado cómo se desarrolla la sesión de entrenamiento de ayer en el Ciudad de Málaga.
José L. Malo / Málaga

04 de diciembre 2012 - 05:02

A la fatídica última jornada de la liguilla el Málaga acude como tramoyista. Muchos rezan por lograr el pase in extremis, otros hacen cábalas casi divinas para ello, la mayoría de clasificados se debate entre ser primero o segundo. Los de Pellegrini tienen la cabeza en el cambio de escenario, el doble o nada de los octavos, la ronda que empieza a cribar a los mejores entre los mejores. Antes del bombo del día 20 hay que rematar la función. Ante el público favorito, emerge la obligación de no decepcionar. Pero con una motivación lúdica y monetaria antes que deportiva. Los puntos quedan para el sábado, frente al Granada. Lo de esta noche es una fiesta; eso sí, de las buenas, una fiesta de un millón de euros.

Huele otra vez a rotaciones, evidentemente. No inquieta visto el rendimiento de los menos habituales en San Petersburgo. Aquella fría tarde quedó claro que el aroma de Champions es el perfume que usan todos los miembros del vestuario, juegue quien juegue. Si Fabrice fue el delantero de referencia en la previa contra el Panathinaikos, los pequeños y Santa Cruz dieron buena cuenta de la defensa rusa. Así se escribe el primer cuento de los milagros blanquiazules en la competición continental de élite. Si nada más aterrizar en la Liga hay que temer el bajón poschampions, sobran los motivos para imaginar esta noche el equipo alegre esculpido por Pellegrini. Ese Málaga que juega en Europa como si bailara en un tablao.

De superficies va también el tema. Se estrena el césped exprés, casi una semana después de cambiar hongos y arena por una alfombra tan digna como las noches en que se sometió a Zenit y Milan. Es lo único que puede chirriar en una noche que zanjará una de las fases más hermosas de la historia del club.

He ahí otro foco bonito. La opción de cerrar la fase de grupos con pleno de victorias caseras. Y convertiría a los blanquiazules en el club más recaudador de la Champions, con más de 20 millones. Se trata de un mensaje en letras versales para los dirigentes de la empresa futbolera: jugar bien no es solo el camino más directo hacia los triunfos, también hacia la buena gestión económica. Ya lo avisó Pellegrini en verano, cuando la venta a la baja de Cazorla le sentó como si le amputaran un miembro del cuerpo.

Las sospechas de una relajación las aplacará el Anderlecht. Más de 1.300 gargantas en La Rosaleda albergan el anhelo de certificar el tercer puesto e ir a la Europa League. Ganarle la pugna al Zenit es su particular sueño en el teatro blanquiazul. Claro que el Málaga cuenta sus partidos en casa por exhibiciones. Y hace falta una piñata para la fiesta.

stats