Granger y la herencia genética

El base uruguayo deslumbra en el arranque de temporada Su padre Jeff fue un prestigioso baloncestista y su madre, Silvia Amodio, es subcampeona mundial de maratón

Jayson Granger, de niño, con su padre Jeff.
Jayson Granger, de niño, con su padre Jeff.
José Manuel Olías Málaga

29 de octubre 2013 - 05:02

Si a día de hoy, de forma apresurada, hubiera que escoger un fichaje que está respondiendo a las expectativas en el Unicaja, si no superándolas, es Jayson Granger. Su puesta en escena ha sido de un nivel tremendo. Avisaba en los entrenamientos, quienes pueden presenciarlos alertaban del enorme nivel del base uruguayo, fichado después de que el Estudiantes no ejerciera finalmente el derecho de tanteo tras una larga espera.

Tras las tres primera jornadas, Granger es el cuarto jugador más valorado (20), el sexto anotador (16.3) y el tercer máximo asistente (5.7). La tendencia natural es que esos números desciendan, pero Granger, que renunció a jugar este verano con su selección para comenzar a tope de revoluciones una temporada que él consideraba clave en su carrera, se ha presentado en Málaga con un brío y un buen hacer que rápidamente han cautivado al Carpena. La ovación tras fallar un tiro libre importante ante el Valencia fue un síntoma. Quizá sea el jugador con más carisma en la plantilla.

Granger tiene un físico privilegiado, en algunas de las pruebas físicas ha alcanzado registros parecidos a los mejores almacenados en la base de datos del cuerpo médico en los últimos años. Combina potencia, fuerza y velocidad. En alguna penetración ha ridiculizado a su defensor. Sin duda, un portento que quizá se explica cuando se acude a sus genes.

Granger felicitaba ayer a su madre por las redes sociales por una medalla. Silvia Amodio se había proclamado subcampeona del mundo de maratón para mayores de 50 años en los campeonatos celebrados en Brasil. Su tiempo de 3 horas 25 minutos y 57 segundos con 51 años cumplidos da idea del nivel físico de la progenitora del base cajista, que durante finales del siglo pasado y principios de este compitió de manera frecuente a nivel internacional con Uruguay. Recientemente batía en los Países Bajos el récord nacional absoluto de Uruguay en los 50 kilómetros en ruta, con 4 horas, 17 minutos y 39 segundos. Silvia reside en Barcelona, desde donde sigue de cerca la carrera de Jayson Granger.

Más conocida era la vía paterna del director de juego cajista. Su padre, Jeff, fue un jugador de baloncesto que se convirtió en estrella mediática en Uruguay desde que aterrizara en 1979 poco después de salir de la universidad. Allí conocería más tarde a Silvia, con la que tuvo a Jayson en 1989. El padre de Granger era un alero de 1.95 metros que destacaba por su capacidad anotadora y que caló tan hondo en el país charrúa que acabó vistiendo la camiseta celeste y ganó dos campeonatos de Sudamérica en la década de los 90. Se convirtió en una leyenda en la sección de baloncesto del Nacional de Montevideo y acabó ganando tres ligas del país en diferentes equipos. Es una celebridad por allá, uno de los deportistas más famosos fuera del omnipresente fútbol.

El fruto de Jeff Granger y Silvia Amodio, un baloncestista y una atleta, ambos de élite, es Jayson, que sueña con jugar un día en la NBA y que tiene en Málaga un trampolín inmejorable. Algún scout de la NBA que ha presenciado esta temporada partidos cajistas ya ha apuntado su nombre para volver a observarle con más detenimiento.

Asentado en El Higuerón con su esposa, Ariadna Hafez, que se hiciera famosa a raíz de su presencia en el concurso Fama y que ahora vuelve a aparecer en Tu cara me suena, Grangerha vuelto a tener el mar cerca, como en su Montevideo natal, del que estuvo alejado en sus siete años en Madrid, donde en el Estudiantes puso los primeros pasos de su carrera en Europa tras ver cómo su padre campeonaba repetidamente en Uruguay y su madre corría y no paraba. Los genes privilegiados de Jayson Granger.

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