Locura en Antequera por el ascenso a Primera RFEF
Fútbol
El equipo recorre las calles de la ciudad en un autobús descapotable entre los vítores de su afición
La celebración del Antequera en el césped tras subir a Primera RFEF
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Antequera celebra el ascenso de su equipo de fútbol a Primera RFEF tras derrotar por 2-0 al CD Yeclano en el Maulí ante unas 3.000 personas, José Mari Bakero entre ellos, en un partido marcado por la tensión que hizo que no fuese el más vistoso de la temporada, aunque a estas alturas de la temporada lo importante era el resultado final.
Los antequeranos encarrilaron el partido en los primeros compases de la segunda mitad con el gol de Montori y terminaron sentenciando en la recta final del encuentro, ya en el descuento, con el gol Luis Alcalde, logrando de este modo un ascenso a la tercera categoría del fútbol español que llevaban tres semanas esperando y que se les había escapado hasta el momento.
El segundo de los goles desató la locura entre los jugadores locales, conscientes de que supone la consecución de su objetivo tras dominar con mano de hierro la competición y ratificando su buen estado de forma ante el tercer clasificado de la categoría. Y mientras en el banquillo local los futbolistas comenzaban a poner la camiseta de la celebración, en las gradas el público ya cantaba "campeones, campeones" y "somos de primera.
Una celebración que se trasladaría al campo una vez que el colegiado pitaba el final del partido para inmediatamente producirse la invasión de campo aunque desde megafonía se había pedido que no se hiciera. Una locura en la que se unieron aficionados, jugadores, cuerpo técnico, directivos, familiares de los jugadores y representantes del Ayuntamiento que tampoco quisieron perderse la fiesta.
Los jugadores fueron manteados por los aficionados y el entrenador, Abel Segovia, tampoco se libró en el momento que hizo aparición sobre el terreno de juego tras regresar de los vestuarios.
Rápidamente también apareció el champán con el que los futbolistas regaron a los aficionados para prologar la fiesta sobre el terreno de juego. Una celebración que se trasladó también al vestuario local, en el que volvieron los cánticos y el baño de champán para todos, incluidos los periodistas.
Mientras tanto, en los exteriores del campo la afición seguía sin moverse esperando a la plantilla para acompañarles en el inicio del recorrido en un autobús descapotable que les llevó por diferentes calles de la ciudad entre los vítores de la afición.
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