África vuela en Málaga
Maratón de Málaga
En el regreso del maratón tras el paréntesis pandémico, Mark Korir (2:07.39) y Tseginesh Legesse (2:24.50) destrozan los récords de la prueba, que subió también su tope de inscritos
El maratón es la lucha contra el cuerpo, desde los tiempos de Filípides, pero también contra Cronos, el dios del tiempo humano. La prueba tiene sus raíces en Grecia y su mitología, pero es África quien domina con tiranía, la fisiología es implacable. Y es el tiempo, ganar la lucha contra él, quien da prestigio en esta era de explosión de récords atléticos, de mejoras técnicas y tecnológicas, también químicas para los malpensados.
El regreso tras el paréntesis pandémico del Zurich Maratón Málaga se planteaba como ese reto, bajar los mejores registros anteriores, 2:10 en hombres y 2:27 en mujeres. Y el selecto grupo de atletas de élite africanos, como chacales hambrientos que devoran kilómetros, contratados por la organización aprovechó un día espléndido, sin el viento que había amenazado toda la semana y con la temperatura perfecta para deslizarse sobre las calles de Málaga para reventar los registros. “Run and sun” es el lema internacional con el que se vende el maratón malagueño. Sol para correr en un fin de semana prenavideño con poco parangón en el continente.
Esa victoria contra el crono es lo que da prestigio a un maratón. Un lugar en el que se pueden batir marcas personales es un imán. Si hay inversión económica, para la superélite. Si no es muy elevada, para el corredor popular, el que da colorido y profundidad a una carrera en la que convergen historias de todo tipo. Los que ganan son el keniano Mark Korir y la etíope Tseginesh Legesse. 2:07.39 y 2:24.50 son registros de muy alto nivel. Las mejoras han disparado los registros, la frontera de las 2 horas se toca y bajar de los 2:10 ya es cotidiano.
A ritmo de tres minutos casi exactos se lanzó la prueba y así fue como un reloj en los pasos por los kilómetros 10, por la media y por el 30. A 3:25 iba la femenina. Se veían asequibles las marcas previas conforme transcurrían los metros. Un grupo de 10 corredores estuvo arriba hasta el kilómetro 30, cuando la prueba empezó a jugarse entre Mark Korir, Nguse Amsolom Tesfaldet y Solomon Kirwa Yego. Los tres, junto a Raymond Kipchumba Choge, bajaron de la simbólica barrera de las dos horas y 10 minutos, una barrera invisible que da caché. Korir entró imperial en meta tras romper en el kilómetro 38, en el callejeo por el centro histórico, entrando en Carretería y Álamos ya con una renta suficiente. Finísimo y enjuto, entraba fundido pero alegre, contando que había sido un año duro, pero que había entrenado mucho porque la pandemia no había afectado demasiado a su zona. Tras el Tesfaldet y Yego para completar el podio.
En la prueba femenina, la pelea fue más estrecha aún. Legesse entró con 12 segundos de ventaja sobre la también etíope Yeneabeba Maru Egiju (2:25.02) y 30 segundos sobre la keniana Beatriz Cheptoo (2:25.20). Registros de alto calibre también, con cuatro corredoras mejorando el anterior tope.
Y así fueron desfilando corredores hasta casi las tres de la tarde por la meta del Paseo del Parque, alfa y omega de un maratón en crecimiento, con rostros conocidos. Por poner un pero, los corredores nacionales de élite (sí los históricos Antón y Fiz, que son de la familia) aún no aparecen por Málaga. La cercanía con Valencia, lugar de máxima atención atlética ahora mismo, merma esa posibilidad. Es por ello que los buenos tiempos ejercen de efecto llamada. El mejor nacional fue un malagueño, Antonio Jesús Aguilar (2:30.33), y la mejor fue María Mercedes Pila (2:48.12).
Paralelamente se disputó una media maratón, con meta a mitad de recorrido. Sirve para gente con retos más modestos y para aumentar la participación. En categoría masculina, el podio estuvo formado por Fernando González (1:07.38), Nicolás Dalmasso (1:08.36) y Hernán Huaita (1:08.48), con el histórico sampedreño Javier Díaz Carretero (1:09.24) en cuarto lugar. En mujeres, Anke Esser (1:13.28), Sophie Wood (1:15.06) y Leila Armoush (1:16.23).
Y así transcurrió una espectacular matinal de domingo por las calles de Málaga. Se consiguió el objetivo de los tiempos y también se da continuidad en estos difíciles tiempos de pandemia a las pruebas atléticas. La imagen de juntar a varios miles de personas aún causa algún resquemor, pero con medidas de precaución (mascarilla obligatoria hasta la salida) y buena voluntad la normalidad está más cerca. Y la normalidad también es que África le gane al tiempo y vuele sobre Málaga.
También te puede interesar
Lo último
CONTENIDO OFRECIDO POR CAJA RURAL GRANADA
‘Artes escénicas y diversión contra pantallas’ en el Auditorio Caja Rural Granada