María de Valdés, la carrera de su vida

Natación

María de Valdés, con su medalla. / Efe
Agencias - Francisco Ávila (Efe)

06 de febrero 2024 - 13:39

María de Valdés (Fuengirola, Málaga , 19 octubre de 1998) vuelve a sonreír después de una carrera de 10 kilómetros que le ha cambiado para siempre, que le dio la plata mundialista y la clasificación olímpica, pero sobre todo el impulso para volver a creer en sí misma después de que su vida se fundiera en negro.

En unos meses vivió la pérdida de su padre (Antonio), su gran referente; no acababa de tener resultados en el agua y su mundo se le vino abajo. Tanto que estuvo dos meses sin tocar una piscina. Hasta que un día le recomendaron que para volver a nadar tenía que ir muy poco a poco. Sentir la necesidad, empezando por mojarse los pies. Esta es su historia.

-¿Le gusta nadar?

-Sí, es un deporte en el que desde pequeña me he desenvuelto muy bien y estoy muy contenta de seguir nadando hasta ahora.

-¿Por qué empezó a nadar?

-Al final todo viene de familia, porque mi padre (Antonio de Valdés) fue nadador y mi tío también (Rafa de Valdés), fue nadador internacional, ahora compite en los 'masters' y estoy muy orgulloso de ellos y estoy siguiendo sus pasos.

- ¿Dónde empezó?

- Empecé en el CN Fuengirola, muy pequeñita me federé. Con 18 años me tuve que ir a Coruña, fui becada allí al CN Liceo. Actualmente entreno allí con Jesús de la Fuente. Allí me recibieron con los brazos abiertos desde el primer momento y allí sigo. Estoy encantada en el norte.

-¿Si no nadara, a qué se dedicaría?

-Uno de los deportes que más me llama la atención es el atletismo, no se me da muy bien correr, pero me llama bastante la atención. De pequeña siempre me ha gustado el fútbol, pero lo fui dejando, porque se veía que no era buena.

-¿Tiene algún referente en el mundo de la natación?

-Sí, sobre todo Ana Marcela Cunha que es una nadadora 'top' a nivel mundial, un referente para muchos nadadores, sobre todo de aguas abiertas. Fuera del agua es una chica diez, he podido compartir entrenamientos con ella, he aprendido mucho y estoy muy agradecida de poder haberla conocido en persona.

-¿Y en la vida, qué referentes tiene?

-Mi padre, que sé que me está guiando desde arriba y estoy muy orgullosa de él, de lo que me ha ayudado, tanto como persona como deportista. También a mi madre. Ellos nos han guiado siempre a mi y a mi hermana de la mejor manera.

María de Valdés, durante la plata mundial en aguas abiertas en fotos.

-¿Cómo gestiona el hecho de quedarse fuera de los Juegos de Tokio ?

-Fue bastante duro, un golpe muy grande. Ahí creo (junio 2021) que toqué fondo, pero me pude reponer, gracias a mi entrenador, que fue el que estuvo día a día conmigo y de mi psicóloga (Andrea Cerrejón), sin ellos ahora mismo no estaría aquí.

-¿Trabaja con una terapeuta desde hace tiempo?

-Desde la cuarentena, empecé a trabajar con ella, que es la psicóloga de la Federación Española, y hasta ahora que estoy muy contenta y la verdad es que conectamos muy bien las dos.

-¿Cuán importante es para su entrenador (Jesús de la Fuente), que entrena en Coruña, siendo de Fuengirola?

R - Ha sido muy importante en mi vida, sobre todo estos últimos años que ha sido como un padre para mí allí en Coruña. Él fue el que me fichó para el CN Liceo , junto con mi exentrenador Carlos Guzmán, con quien empecé a trabajar y también gracias a él estoy aquí.

-¿Extrajo alguna conclusión positiva de quedarse fuera de los Juegos de Tokio?

-Me costó sacarlas, sobre todo al principio, Pero después, el deseo de querer crecer como persona y como deportista me hizo ser constante y humilde, tanto en lo deportivo como en lo personal y creo que gracias a eso he vuelto otra vez a la elite porque el año pasado hice una temporada bastante mala. Me recompuse para dar mi mejor versión en 2024.

María de Valdés, antes de la salida.

-2023 fue un mal año por el fallecimiento de su padre. Además a finales de 2022 fue operada del hombro y en junio de 2021 se queda fuera de los Juegos.

-Pensé que después del preolímpico había tocado fondo. Nunca pensé que podría venirme algo peor y al final siempre puede venir algo peor. Eso es lo que me pasó el año pasado. Se me juntaron muchas cosas: la recuperación de la operación del hombro que tuve, mi padre se puso enfermo... Fue una temporada muy mala en lo deportivo, no me clasifiqué en nada, no tuve resultados y fue muy duro seguir adelante, saber sonreír a la vida. Poco a poco, gracias a mis amigos y a mis compañeros, sobre todo Ane, que es la hija de mi entrenador, y es como si fuese mi hermana, que es un pilar fundamental, he salido adelante. Me ha ayudado en mi día a día y quiero agradecer a todo el mundo en Coruña, que me han ayudado mucho hasta llegar hasta aquí.

-¿Se va a La Coruña y deja su familia..?

R- Solo voy a Málaga en navidades y en verano. Es muy duro saber que tengo a toda mi familia y a todos mis amigos de la infancia allí, pero sé que desde la distancia ellos me apoyan y yo noto ese apoyo que tienen hacia mí.

-Hábleme de tu padre. Empezó a nadar porque él nadaba. ¿Estaba muy unida a él?

-Hemos sido siempre una familia muy unida, todo muy familiar. Hemos tenido mucha relación con mis tíos -son siete hermanos-. El hecho de que él fuera nadador y mi tío también me empujó a que yo también lo fuera. Él fue quien me enseñó a nadar. Por eso fueron muy duros esos momentos en los que empezó a enfermar y hasta el último momento en el que se fue. Tenía un tumor en el hígado y entonces fue duro el proceso. Nos dijeron que se iba a recuperar. Estuvo dos meses en la UCI, a vida o muerte, salió de eso; pensamos que estaba fuera de peligro, pero no fue así. Empezó con quimioterapia y a la semana y media, nos dijeron que no iba a salir. Fue ver como de un día para otro, ya no estaba. Fue un shock para toda la familia, no lo esperábamos.

-¿Cuál es la gasolina que tienes para continuar a partir de ese momento?

-Hasta que el médico no nos lo comunica, no éramos conscientes de la realidad. En el momento que supimos que no se iba a despertar, no daba crédito a lo que me estaba pasando y más en el momento en el que estaba, una semana antes de irme de concentración a Italia con la selección, a un mes y medio de la clasificación para los Juegos. Se me estaba viniendo todo encima. ¿Qué hago? ¿Tiro la toalla? ¿Me quedo con mi familia y lo dejo todo? ¿O sigo adelante y voy a luchar hacia el objetivo que es lo que el quería?

María de Valdés, a su llegada a meta. / Efe

-Por lo que cuenta esa era la carrera de su vida, si no hubiera salido bien, ¿podría haberse planteado dejar la natación?

-Totalmente. Lo dije y me lo planteé muchas veces. Cada noche lo pensaba y decía: ¿Papá qué hago? ¿Sigo por ti o lo dejo? Sabía que lo tenía que hacer por él, porque el tenía una hucha, con mi madre, para ir a los Juegos de París y entonces es cuando pensé que iba a luchar por él, en cada brazada, para poder conseguir el objetivo y por eso ha sido tan importante y tan especial esta carrera para mí. En el momento que quise tirar la toalla en la tercera vuelta, pensé en él y quise seguir luchando. Doy gracias por todo. No solo por mi familia, que siempre ha estado detrás mío, sino a mis amigos, a la Federación, que me ha ayudado mucho en estos últimos tiempos, a mi club.... Se me olvidará a gente, pero gracias a ellos, esta medalla ha sido posible.

- ¿Se ves nadando ya en el Sena, en la prueba de 10 kilómetros? ¿Puede ser más fácil esa carrera que la que ha hecho aquí?

-Siempre me han dicho que lo difícil es clasificarse para unos Juegos. Es más difícil clasificarse que que te toque la quiniela. No he visualizado la carrera. Tengo que asimilar aún muchas cosas, porque han sido muchas emociones en muy poco tiempo y creo que tengo que ir paso a paso. Ahora mismo te digo que he ganado una medalla de plata, pero es que no me lo creo. Sigo todavía en 'shock'.

-¿Cuál es el siguiente paso ahora?

-Tengo una semana y media de entrenamientos en Coruña y luego vamos a Sabadell, que tenemos el Open de España en piscina. Quiero seguir con la cabeza fría e intentar hacer lo mejor posible en piscina, quiero intentar también la mínima en piscina (1500) y después necesitaré un poco de descanso para asimilar lo que me ha pasado en estos dos últimos meses porque no he parado desde lo que pasó con mi padre hasta ahora.

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