Oportunidad irrepetible
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Málaga contempla por última vez junta a la mejor generación de la historia del baloncesto español. Amistoso duro y amable a la vez ante la Lituania de Domas Sabonis y Kuzminskas.
Cuesta digerirlo porque su crepúsculo es más relevante que la plenitud de la gran mayoría, pero contemplamos el último baile de la mejor generación de la historia del baloncesto, acaso de todo el deporte, español. Y actúa por última vez esta noche en Málaga, un lugar simbólico en su recorrido. Es un amistoso de preparación, con todos los matices, pero es un notable partido de baloncesto, un choque que reedita la final del Europeo de 2015 y que llega tres días después de un duelo resuelto en la prórroga en Kaunas. Río es el supuesto punto final de las carreras con la selección de Gasol, Navarro, Felipe Reyes y Calderón, el retén los juniors de oro que aún es el eje de este fabuloso equipo que adiestra Sergio Scariolo. Y es la última opción de verles juntos en la Costa del Sol.
Con taras en la preparación por problemas físicos y burocráticos se sucede la preparación de España. A dos semanas y media del inicio de los Juegos no ha habido continuidad en los partidos, ora por los seguros de la NBA, ora por las lesiones. Medio equipo jugará en la mejor liga del mundo el año próximo. Marc Gasol completa su recuperación en Barcelona, con casi nulas posibilidades de que esté en Brasil. Abrines está en Oklahoma para pasar reconocimiento y firmar con los Thunder. Está en el aire la presencia hoy de Pau Gasol porque aún no han llegado los papeles de la póliza del seguro que la Federación debe suscribir tras su fichaje por los Spurs. Los mensajes que ha mandado el jugador por las redes sociales en las últimas horas han sido alentadores. "Muchas ganas de jugar", repite el genio de Sant Boi.
Un vistazo al plantel deja claro que es un equipo con difícil parangón. A nivel de clubes hay siete hombres que han ganado la Euroliga, por ejemplo. Se han ido cayendo jugadores en estos 15 años de éxitos, lógicamente. Pero ahí permanenecen Navarro, Felipe y Pau, el indiscutible faro, que ganaron ya un bronce en el Europeo de 2001. Llegaron un Mundial, tres Europeos y dos doradas platas olímpicas, además de dos platas y un bronce europeos, desde entonces. La medalla es el objetivo final de una selección terriblemente ganadora, que ha quedado encuadrada en un grupo duro en Brasil, con justamente Lituania, la anfitriona, Argentina, Croacia y Nigeria. Y hay que quedar bien plantados para evitar al coco yankee por el otro lado en los cuartos de final. Al mando está Sergio Scariolo, siempre vinculado a Málaga, su lugar de residencia. Tricampeón de Europa y subcampeón olímpico en Londres, su ausencia en el Mundial de España demostró que sí es necesaria, contra el falso mantra que apelaba a la autogestión, una mente adecuada en el banquillo al nivel de los jugadores.
Enfrente está una Lituania poderosa, pero al mismo tiempo amable. En sus filas tiene a Mindaugas Kuzminskas, que en las tres últimas temporadas desplegó su clase con la camiseta del Unicaja y que la próxima temporada jugará nada menos que en los Knicks de Nueva York. Y también a Domantas Sabonis, al que ayudaron los genes de Arvydas pero también la formación durante 13 años en la cantera del Unicaja, donde los pulió para, dos años después de ser el debutante más joven de la historia del club y marcharse a Gonzaga, dar el salto a la NBA con un espectacular puesto 11 en el draft. En el partido del lunes fue pieza clave, con 14 puntos y ocho rebotes, en la victoria de Lituania sobre España. Más maduro, muy fuerte y con cada vez más recursos, demuestra que la visión que tuvo Plaza con él al alinearle con 17 años en más de 50 partidos era buena. Y debe ser un orgullo para el Unicaja y para Málaga que el pequeño Domas progrese en la mejor liga del mundo. Su padre también estará en el encuentro. Viajó el martes en la expedición conjunta desde Kaunas como presidente de la Federación de Lituania.
En suma, una oportunidad para salvar el prolongado ayuno de baloncesto en directo para el aficionado malagueño. Quedan menos de 400 entradas disponibles para un atractivo partido, con muchos nombres propios. Una oportunidad irrepetible de observar a la generación dorada del baloncesto español por última vez con los pilares que propiciaron la construcción.
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