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El renacimiento de la energía nuclear: España a la contra
unicaja | maccabi tel aviv
Málaga y, en concreto, los seguidores del Unicaja, tenían el encuentro de anoche marcado en rojo. La desazón por la falta de tacto con un equipo que ha disfrutado durante 16 años seguidos de la máxima competición continental provocó que el Carpena se mostrara casi como el de las grandes noches. Además, la cita estuvo marcada por unas importantes medidas de seguridad, menos llamativas de lo que se pudiera pensar, pero que ejemplificaron un ejercicio de civismo por parte de los aficionados verdes.
La marea cajista fue consecuente con las recomendaciones del club y, en la medida de lo posible, acudieron al pabellón malagueño con antelación. Una vez allí, el aparcamiento se convirtió en el caballo de batalla de los aficionados. A pesar de ello, todos ayudaron a que el acceso al Carpena fuese lo más rápido posible. Los furgones policiales que rodeaban la casa del Unicaja daban buena cuenta de que el deporte no es ajeno a la barbarie social. Con una buena dosis de tranquilidad, los aficionados no tuvieron problema en mostrar sus pertenencias antes de poblar unas gradas que, minutos después, entrarían en ebullición.
Con los jugadores ya en la pista llegó el momento que todo el mundo esperaba, pero que a todos sorprendió por su potencia. Un enfado de época, una grada que mostraba billetes de dólar con la cara de Bertomeu, tan odiado ya como Platini, y unos pitos al himno de la Euroliga que deberían haber resonado en la propia sede del organismo. El cajismo, ante la injusticia, se mostró más unido que nunca.
La protesta dejó paso al baloncesto, aquel que a los de Plaza no se les ha olvidado jugar. El público disfrutaba y se relamía con un inicio sensacional ante un grande que se desmorona. Era el día para aunar sensaciones, para decir que "Málaga es de Euroliga".
Cualquier canasta o acción defensiva se celebró como si diera un título. Quizá saber que restan pocos partidos por disfrutar de esta competición ha creado en la afición una sensación de pertenencia. Con el Unicaja marchándose 16 puntos el marcador llegaron de nuevo aquellas voces que no se cansan de recordar que esta ciudad merece disfrutar del mejor baloncesto europeo.
Los minutos se sucedían y los aficionados degustaban una excelsa primera mitad de los suyos ante un Maccabi muy alejado del equipo campeón de antaño. La guerra contra la Euroliga pasó, durante un largo tiempo, a un segundo plano.
Cuando el encuentro tocó a su fin y, después de la reacción macabea, la marea verde resopló aliviada por una victoria que certifica la undécima clasificación consecutiva del equipo al Top 16 y que dejó otra pitada contra aquellos que han decidido obviar la importancia de una ciudad como Málaga en la Euroliga.
Además, el aficionado recibió con satisfacción un comunicado de la FIBA en el que se señala que representantes de las siete ligas más importantes de Europa se reunieron ayer para analizar la situación del baloncesto continental. En el mismo, se detalla que la denominada Basketball Champions League, competición independiente a la Euroliga, sigue su curso y amenaza con iniciarse la próxima temporada como estaba previsto. La batalla, lejos de tocar a su fin, no ha hecho nada más que comenzar.
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