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Psicólogo Pellegrini

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El chileno se volvió muy preocupado de Sevilla por la incapaz de encajar el golpe de Oporto Toca semana de terapia para evitar que el bache pueda derivar en una herida mayor

Pellegrini felicita uno a uno a sus jugadores al término del Panathinaikos-Málaga de la fase previa de la Liga de Campeones.
José L. Malo Málaga

26 de febrero 2013 - 05:02

Manuel Pellegrini tiene tablas. Por eso supo respirar hondo en la sala de prensa del Betis para no decir cosas que tenía que hacer en el ámbito privado. Disimular el enfado no pudo hacerlo, porque traspasaba sus facciones. Uno de los mayores enojos que se le ha visto al chileno, que sabe que esta semana tiene faena. Ayer fue día para desconectar en familia, hoy volverá el grupo al tajo y con ello llegarán las primeras lecciones del Ingeniero. Una vez más, convertido en psicólogo. En esta ocasión no para pedir un esfuerzo y olvidar situaciones extradeportivas, sino para atajar desde dentro una coyuntura que le preocupa sobremanera.

El entrenador blanquiazul entendió la derrota en Oporto como algo lógico dentro de la alta competitividad que impera en los octavos de final de la Champions y del nivel del conjunto luso. Lo que no esperaba, y así lo comentó a la vuelta de Sevilla con sus cercanos, era el desplome del equipo en el partido posterior, en el que debían sacar la rabia acumulada del baño que le dieron los de Vítor Ferreira. Le dolieron especialmente las formas, dos goles a balón parado, e ir perdiendo a los 30 segundos por dos desatenciones consecutivas.

Convencido de que el equipo sabría sobreponerse al varapalo europeo, después el partido llevaría porunos derroteros u otros, en sus planes no entraba repetir, incluso empeorar, la actitud mostrada en Champions. Al menos el martes estaba la excusa de que el Oporto completó 90 minutos de gran intensidad física y concentración. Pese a estar puestos sobre aviso, el once inicial le decepcionó.

Pellegrini incluso meditó hacer cambios antes del descanso, pero los problemas de los que iba informando Sergio Sánchez, que saltó a jugar pese a arrastrar fiebre y unas molestias que sufrió en el cuádriceps derecho sobre la marcha, le frenaron. En el descanso, como afirman muchos técnicos, habría cambiado a todo el equipo salvo a Caballero si hubiera podido. Subió el volumen de su discurso y optó por la intensidad de Baptista y el desborde de Lucas Piazon. Quitó a Isco, también castigado por un proceso gripal desde principios de semana, y a Toulalan para evitar que viera la quinta amarilla y se perdiera el choque ante el Atlético de Madrid. Máxime cuando Camacho ya había visto la décima amarilla del curso durante la primera mitad. Debía elegir entre arriesgarse a que el maño viera la segunda, como así sucedió, o quedarse sin su doble pivote habitual para este domingo. Pudo haber sido mayor la goleada en la segunda parte con media hora en inferioridad, pero no hubo que lamentar más daños, sobre todo en el averaje particular. Viendo cómo estaba la noche, renunció a una remontada que veía imposible. Y metió a Iturra por Saviola para guarecerse más y capear el temporal.

Desde ese momento ya tenía claro que antes de la visita del segundo clasificado intensificaría sus labores en recuperar la mentalidad de sus jugadores. Es sólo un bache, "una semana muy mala", como él definió. Pero le preocupa que pueda ir a más y que pueda tirar por la borda las opciones de remontada el 13 de marzo ante el Oporto. Aunque no acaba ahí el análisis. El factor físico, distracciones por culpa de ofertas de otros clubes o la sanción de la UEFA son algunos de los factores que poner también sobre el diván.

Al menos la plantilla parece que está dispuesta a hacer autocrítica y revertir el actual mal rato. "¡Horrible partido ayer! No hay excusas, sólo queda aceptar las críticas y trabajar duro. Seguiremos luchando por nuestros objetivos. Tenemos que mejorar. Muchas gracias a todos, abrazos", escribía ayer en su cuenta de Twitter Portillo, uno de los pocos aplicados en Sevilla. "En el fútbol no te puedes despistar ni un solo minuto, porque te puede ocurrir lo que nos ocurrió. Ahora toca trabajar mucho esta semana", dijo Baptista. Caballero también fue muy gráfico: "Mal partido, tenemos mucho por mejorar. Sólo le pido a Dios que este baile que nos dio el Betis nos sirva para despertar y encarar el resto de Liga y la Champions. Ahora más que nunca, a aguantar las criticas y trabajar más todavía".

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