Récord absoluto en suelo español: 7.183 personas en un partido de balonmano femenino

Quien acudiera al Carpena este sábado 14 de mayo no lo olvidará jamás. Un ambiente eléctrico, nunca visto antes en suelo español para un partido de balonmano femenino. Nada menos que 7.183 espectadores acudieron al Palacio de los Deportes para batir un récord espectacular de asistencia, rebasando en más de 2.000 la estadísticas precedente. Para hacerse una idea, el Unicaja sólo ha llevado más gente al Palacio este año una vez más gente, en el partido ante el Real Madrid.

A nivel de clubes, la máxima cantidad de público registrada en un partido fue en 2010 en León, con 4.200 personas en un duelo copero entre el Cleba y el Mar de Alicante. En suelo español, el récord se había batido en un reciente España-Hungría de clasificación para el Europeo, con 5.000 espectadores en Santander. Son 2.173 más quienes ocuparon las gradas del coliseo malagueño, que el año próximo será sede de la Copa de la Reina. El listón se ha puesto altísimo.

El récord absoluto en un partido de balonmano se registró en la final de la Champions League de 2019, cuando entraron en Budapest 12.000 personas para un partido entre el Gyor local y el Rostov ruso. Aún queda, pero quién sabe...

No sólo fue la cantidad, sino también una intensidad terrible, desde el primer momento. Hubo un recibimiento a las jugadoras hora y media antes del partido y ya media hora antes del duelo había más unas 3.000 personas. Hubo una fiesta en los alrededores, con la explanada del Palacio repleta de espectadores. Muchas niñas y niños, de clubes de toda la provincia. También particulares. No pocas personas acudían por primera vez a un partido de balonmano. Es complicado repetir un clima tan extraordinario, sobre todo por ser la primera vez que se alcanzan esos registros y se propicia una atmósfera tan excelente. Pero, de alguna manera, el balonmano femenino malagueño se hizo mayor de edad, también el español. En el Carpena se colocó el listón muy alto, pero el crecimiento del deporte se ha acelerado en los últimos años. Lo que sí es seguro que se sembró para que en un futuro las más pequeñas y pequeños que acudieron al Palacio sueñen con jugar al balonmano. Una frontera superada.