Regresa la simbiosis entre equipo y grada

Un grupo de seguidores aplaude al equipo al término del encuentro.
Un grupo de seguidores aplaude al equipo al término del encuentro.
J. L. M. Málaga

10 de noviembre 2014 - 05:02

En La Rosaleda se ha producido un cambio. Cuantitava y cualitativamente. Porque el año pasado el proyecto también era austero. Y este verano también se perdió a jugadores significativos. Pero ha llegado un punto en que ha dejado de estar claro si ha sido la afición la que ha ido contagiando a su equipo o el nuevo proyecto blanquiazul el que ha ido ganando para la causa a algunos seguidores que la pasada campaña no venían o que estaban a disgusto en la grada. Muchos cambios se han dado para la simbiosis.

Sobre todo, los resultados. Ganar siempre aplaca cualquier crítica del seguidor blanquiazul, que suele ser muy agradecido a poco que le den los suyos. El Málaga está ganando, jugando bien y, además, con protagonismo de sus jugadores de cantera. Pese a ser un proyecto de bajo presupuesto y que este estado de euforia seguramente se vaya dosificando hasta ver un Málaga más instalado en la zona media de la tabla, la gente está mostrando una alegría en los partidos similar a la que se vivió durante el año en la Liga de Campeones.

El talante más sereno y más comunicativo de Javi Gracia, en comparación con el de Schuster el año pasado (el alemán llegó a tener episodios tensos con la grada), también ha contribuido a que los aficionados se sientan más cerca del equipo y partícipes del proyecto. No es casualidad que en dos partidos consecutivos, y ante conjuntos que tampoco tienen mucho tirón, como son el Rayo Vallecano y el Eibar, se haya colgado el cartel de No hay billetes. Y es que, aprovechando el buen momento de juego de los blanquiazules, desde el departamento que dirige José María Arrabal se lanzaron dos promociones que acabaron siendo muy acertadas: el Día del Niño, que llevó a más de 3.000 pequeños a las gradas en la mañana de domingo contra los de Paco Jémez, y una iniciativa similar para estudiantes universitarios, también con precios populares, que llevó a Martiricos a aficionados que habitualmente no suelen hacerlo. Cuando la afición del Málaga y el equipo son uno, La Rosaleda crea un aura especial en los partidos.

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