Schuster, adiós más allá del césped
El técnico alemán se irá habiendo cumplido con el objetivo de la salvación La gestión del vestuario y la relación con los aficionados acaba pesando en la decisión final de los dirigentes
El fútbol moderno exige una preparación multidisciplinar a los entrenadores. Los que tuvieron un pasado importante como jugadores han de actualizar conceptos y metodología, los más académicos deben suplir su experiencia con intuición y rodeándose de buenos profesionales que completen su visión. No basta con preparar entrenamientos y leer bien los encuentros cada domingo, se hace necesario poseer un buen talante para gestionar la sicología de un grupo muy amplio y disperso, así como estar dotado de capacidad comunicativa para saber trasladar las ideas y conectar con el entorno. Seguramente el adiós de Schuster es prueba de ello. El técnico alemán no seguirá en el banquillo la temporada que viene. Cumplió el objetivo deportivo que se le había encomendado, los motivos de su marcha se encuentran en el vestuario y la grada. Así es su amargo final en el Málaga pese a la salvación.
Desde ayer lo sabe. De manera escueta se lo hizo saber Moayad Shatat, vicepresidente y representante de la propiedad en Málaga. Schuster quería que el jeque o alguien de su confianza le comunicaran la decisión que él ya conocía y así fue. El dirigente jordano estuvo acompañado por el director general, Vicente Casado, quien había avalado su contratación el pasado verano, y el director deportivo, Mario Husillos, quien hacía ya meses estaba convencido de que no debía ser el entrenador del proyecto blanquiazul. Se sentará mañana a dirigir su último partido, frente al Levante, y a partir del 1 de julio su contrato quedará unilateralmente rescindido, antes jurídicamente es imposible la entidad de Martiricos, por lo que por ahora no se hará oficial su adiós. Él esperaba otro tipo de reunión, una en la que pudiera hacer un intento por convencer a los dirigentes de su continuidad a partir de un contrato con rescisión más flexible. Pero no hubo lugar a ello, hace meses que la decisión está tomada.
El proyecto a medio y largo plazo ideado para romper con la mejor etapa de la historia exigía un año de dura transición. La directiva, asesorada de manera externa y contraria a las ideas que manejaba Mario Husillos, vio en Bernd Schuster ese perfil carismático capaz de representar lo que económicamente no se podía mantener en la plantilla ni se podía fichar. Y se le exigió para el primer año salvar al equipo como fuera, asumiendo que el abrupto cambio depararía serias turbulencias. Así fue. El alemán aprobó esa misión encomendada. Con momentos más turbios, otros de fútbol solidario y efectivo, y, ya en la recta final, completando encuentros muy serios y hasta de buen fútbol. Todo con una plantilla que sufrió una drástica reducción de calidad en la que talentos consagrados (Toulalan, Demichelis, Isco, Joaquín) dieron paso a arriesgadas apuestas (Bobley Anderson, Chen, Pawlowski). Y con múltiples cambios, hasta 13. Se acabó encomendando a los veteranos, Caballero, Santa Cruz, Jesús Gámez, Duda, Camacho, y al salto de calidad que dio en invierno Amrabat, para cumplir con su trabajo.
Capeó los peores momentos deportivos de la mejor manera. Afirmó estar en su "salsita" y así fue, nunca se dejó llevar por el pesimismo, al contrario. Sin embargo, perdió la batalla en la gestión con el grupo y la grada. Su peculiar carácter, falto de mano izquierda, le pesó en el control del vestuario. Tuvo encontronazos con futbolistas como Camacho y El Hamdaoui que, lejos de resolver de puertas para dentro, los llevó a terreno público. No era muy locuaz entre los suyos; su segundo, Fabio Celestini, llevaba la voz cantante en los entrenamientos y empleaba más tiempo para la charla personal que él. En el cuerpo a cuerpo, sin embargo, dirigentes y allegados destacaron en todo momento su cercanía y buen sentido del humor. En pretemporada hasta se atrevía a contar chistes en las cenas con sus colaboradores.
Socarrón, directo y sincero en las ruedas de prensa, algunas de ellas posteriores a derrotas le pasaron factura ante los seguidores. Nunca entendió ni digirió bien los cánticos de "Schuster, vete ya". Perdió la paciencia en aquel cara a cara con el Valladolid que hizo al equipo tocar fondo (anímicamente, no en la clasificación, pues sólo en las dos primeras jornadas estuvo en zona de descenso) con un enfrentamiento con la grada que amenazó con romper la paz social con la afición, uno de los mejores activos de la entidad. El miedo de la directiva a que una secuencia de malos resultados el año próximo rebrotara esos problemas pesó mucho en la decisión final.
Schuster se irá dejando un buen patrimonio de cantera en el primer equipo. No dudó en poner titular desde las primeras jornadas de Liga a Darder, que iba de relleno a la pretemporada de Alemania y se acabó quedando en la plantilla como uno de los mejores jugadores de la temporada. El balear ya tiene contrato profesional, está en el mercado y es pieza codiciada y revalorizada. Igualmente mantuvo la apuesta por Samu, a quien se le hizo contrato profesional en los últimos días antes de empezar la competición ante la falta de refuerzos en la delantera. Lo reinventó en la banda derecha y poco a poco le fue confianza hasta convertirlo en uno de los fijos. Igualmente, rescató a Juanmi para la causa tras dos años de cesiones infructuosas.
El entrenador no se quería ir. Ahí quedará la duda de qué habría pasado si el Málaga hubiese acabado la Liga entre los dos primeros y entonces las condiciones de la rescisión se hubieran encarecido sensiblemente. Para este mediodía está programada su rueda de prensa previa al encuentro contra el Levante, un adiós anticipado. Conociéndole, no eludirá ninguna pregunta. Ayer se mostró ilocalizable para sus cercanos, pero no es descartable que hoy mismo vuelva a sonreír aun con el mal trago de tener que hablar de su salida. Aunque ahora resulta menos traumática. El Málaga lo rescató tras pasar varios años en el paro, ahora es un técnico más en la rueda. Además, con el plus de haber cumplido su objetivo, formas aparte. Ofertas no le faltarán. Puede que al fin, desde su etapa de formación, dé el salto a los banquillos alemanes. El Eintracht de Frankfurt continúa sin perderle la pista.
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