Sergio y lo que pudo ser
Antes de los 'play off' de 2011/12 el Unicaja tenía acordado con su agente el fichaje del canario, pero su gran explosión lo frenó y ahora es el líder blanco.
El mundo del deportes está llenos de "y si..." de todo tipo. Especulaciones de lo que podía haber sido y no fue, secretos de vestuario, despacho, incluso alcoba, que siempre circularon, algunos aumentados, otros mitificados, muchos reales. Quien vea ahora mismo a Sergio Rodríguez desenvolverse en una pista de baloncesto no entendería que al final de la temporada 2011/12 estuviera sentenciado y que su continuidad en el Real Madrid se diera por imposible, tanto por el club blanco como por él. Pero así era.
En su búsqueda de bases fiables después de que se rompiera la última pareja estable y fiable (Cabezas-Cook), el Unicaja había depositado sus ojos en Sergio Rodríguez, campeón del mundo con 20 años antes de emigrar a la NBA. Cuatro temporadas allí no le valieron para consolidarse, por más que tuviera destellos relucientes de su innegable clase. En 2010 regresó a la ACB, al Madrid. Con Messina pinchó en hueso y, tras la marcha del italiano y de su sucesor Molin, la llegada de Laso abría una ventana para que saliera su talento. Tardó en explotar, pero salió con fuerza tras carburar progresivamente en unos play off asombrosos, en los que se cargó al Baskonia prácticamente en primera persona y puso en jaque al Barcelona en una final que llegó al quinto partido.
Ahí cambió la historia. El Unicaja tenía acordado su fichaje con su agente, Arturo Ortega. Quería darle la batuta del proyecto. Aunque, visto a posteriori, igual Repesa no hubiera sido el escenario adecuado para su talento. El Madrid no acudiría al tanteo y Sergio, al que ya se cortejó desde Málaga cuando acabó su etapa en el extinto proyecto siglo XXI y al final eligió Estudiantes, vendría al Carpena. Pero esa explosión súbita detuvo la operación. No sólo tuvo consecuencias en su renovación con el Real Madrid, ahora otra vez revisada. También se enganchó al tren de la selección, del que llevaba varias temporadas fuera, y fue plata en los Juegos de Londres.
Hoy Sergio Rodríguez es un jugador diferencial, con poca discusión está entre los cinco mejores bases del continente. Y le mira a los ojos a cualquiera. Ha adquirido madurez en su juego, mezcla la anotación y el pase, lleva el ritmo de los encuentros y en cada partidos desprende su magia, atenazada durante demasiados años. Aunque Rudy y Mirotic son los jugadores de referencia, la cara amable y el líder de este Madrid, la cara reconocible del equipo que ha ganado más de 30 partidos consecutivos hasta el pasado jueves, es Sergio Rodríguez. Pudo ser jugador del Unicaja hace año y medio y, en cambio, lidera al mejor equipo del continente en la primera mitad de la temporada. Las vueltas del baloncesto. Al tinerfeño se medirán mañana Calloway y Granger, los jugadores que se complementan en el lugar que tenía reservado Sergio Rodríguez.
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