Soñar de 2.000 modos

En esos silencios incómodos que delatan los nervios del equipo local tronaban los 2.000 malaguistas reunidos en uno de los rincones de San Siro. Había una historia para contar de cada. Padres e hijos, matrimonios, pandillas de amigos que habían hecho piruetas y combinaciones impensables entre bus, trenes y aviones, para estar a las 20:45 horas en el Giuseppe Meazza, barrio de San Siro, Milán. Ese cántico entonado el año pasado se había hecho realidad hacía dos semanas. Pero ayer tomaba otra dimensión. Era visitar uno de los santuarios del fútbol europeo, un escenario trascendente en la historia de este deporte.

Durante el partido se escuchó desde el "árbitro, qué malo eres", para increpar la laxitud de Webb, hasta sones del "Málaga, la bombonera". Este último fue el hilo conductor de las diferentes quedadas en el Duomo, el corazón de Milán. Por allí se pasaron en algún u otro momento los malaguistas desplazados y llegados vía Valencia, Madrid, donde se cruzaron los hinchas del Borussia Dortmund y se desearon suerte, o Barcelona en combinaciones ciertamente diabólicas. El centro de Milán, esas lujosas galerías alrededor del núcleo de la capital financiera de Italia, se vio invadido por banderas blanquiazules. Pero siempre en son de paz, sin incidentes. Pudo llegar todo malaguista con vuelos concertados y se compensará a los que el lunes sufrieron un retraso de varias horas en Málaga para poner un pie en Italia. Pero estuvieron allí y consiguieron ver a su equipo empatar en la casa del heptacampeón de Europa, soñando despiertos de 2.000 formas distintas.