Vicente Casado y la paradoja de su propio finiquito
Vicente Casado Salgado llegó a Málaga en septiembre de 2011, en plena época exitosa, sin hacer mucho ruido por ser un gran desconocido en la ciudad. La despedida tributada el sábado noche a través de los asesores del jeque le hace salir por la puerta de atrás. Más de cuatro años convulsos e intensos que, tras la decisión de Al-Thani, quedan supeditados a una gran paradoja: el entendimiento para sellar su finiquito, que desde dentro de la entidad cifran como "alto". Tras varias temporadas peleando y convenciendo a jugadores de que contribuyeran a la mejora del club condonando algunas cantidades, ahora cambia de bando a la espera de lo que los abogados del jeque acuerden con el suyo.
Está por ver qué actitud adopta en la negociación, aunque el dirigente no niega encontrarse bastante molesto, tanto con la decisión de Al-Thani como los tiempos usados para ello. Ya se temía lo peor el oriundo de París cuando en los últimos días le llegó una comunicación del jeque en la que le inhabilitada para tomar decisiones ejecutivas.
A sus 44 años, se marcha con un buen puñado de detractores entre los aficionados, también con mucho respaldo a nivel interno y en algunas de las instituciones del fútbol español. Sin duda, las buenas relaciones con la Liga de Fútbol Profesional, a través de su buena amistad con Javier Tebas, y el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, han sido sus grandes logros. Casado vino para hacer las veces de director de marketing (cargo que en la entidad se denomina director de Desarrollo y Área de Negocio) recomendado por otro amigo suyo, Fernando Hierro, con el que compartió trabajo en la Federación Española y que en esos momentos aún seguía en el club de Martiricos. Apenas un año después, cuando Al-Thani anunció que no habría más inversión y trascendieron los primeros graves problemas económicos de la entidad, se implicó mucho en la gestión de la entidad, hecho que le valió para ascender a director general. Desde entonces fue el hombre fuerte del club exceptuando la propiedad y quien dirigió, siempre con su inseparable Manuel Novo, el tortuoso proceso de reconversión económica.
Fuentes muy próximas al jeque sitúan el momento de la ruptura en el pasado verano, cuando se conoció que tanto Casado como Moayad Shatat articularon negociaciones con empresarios chinos para presentar una oferta de compra de la entidad. Esa situación no gustó nada al jeque, que en medio año fulminó a los dos.
Casado lidió con los peores momentos de la entidad a nivel económico y desde la LFP aseguran que el club habría descendido administrativamente sin su labor. Hombre de fuerte carácter al que le costaba morderse la lengua y ello le granjeó enemigos, se va como el dirigente que más lejos ha llegado en las gestiones para tener una Ciudad Deportiva. También bastante señalado por la afición, que no le perdona algunas mentiras o verdades escondidas en la gestión deportiva y medidas para reducir la deuda.
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