Vuvuzelas en Málaga
Rugby
Sudáfrica y Estados Unidos se impone en las World Rugby Sevens Series disputadas este fin de semana en suelo malagueño
España acaba en novena posición en hombres y mujeres
Málaga echó el telón a la primera visita de las HSBC World Rugby Sevens Series a España. Sevilla toma el relevo esta semana. Andalucía luce en el escaparate del rugby, un mercado mundial, con representantes de los cinco continentes. Las gradas del Ciudad de Málaga fueron mejorando su aspecto conforme transcurría el fin de semana hasta el punto álgido en las finales. El nombre de la ciudad y la región suena en el mundillo, si bien en el objetivo de fomentar rugby no ayudó el alto precio de las entradas (40 euros por jornada), demasiado elevado para un deporte que, por desgracia, no es de masas en España. En Sevilla, justifican desde la organización por el aforo mucho mayor en La Cartuja, la asistencia será mucho más barata, desde siete euros. Es cierto que es un espectáculo de primer nivel, pero esto no es Camberra o Auckland. No obstante, el aficionado al rugby pudo disfrutarlo, había clubes de varios puntos de Andalucía y España, fieles británicos, argentinos o sudafricanos. Pero no un colectivo grande.
En una especialidad más imprevisible como el seven se dio una final poco esperada, entre Rusia y Estados Unidos, en categoría femenina, tras derrotar a potencias de pedigrí como Australia y Francia. Las oceánicas se hicieron con el bronce y el título fue para las yankees (10-35).Y otra con países de más tradición rugbística en la categoría masculina, Sudáfrica y Argentina. Springboks y Pumas fueron los mejores equipos del campeonato, derrotaron a Australia e Inglaterra, respectivamente, en las semifinales con cierta claridad y ofrecieron una final vibrante. Los ingleses consiguieron el bronce en el preámbulo y Sudáfrica ganó el título en una excelente final decidida con el marcador a cero con un ensayo del mejor jugador del torneo, el diabólico Selvyn Davids. Sonaron vuvuzelas en el Ciudad de Málaga desde un grupo de aficionados sudafricanos presentes en el estadio, en un ambiente festivo en el que se echó en falta más cantidad de espectadores porque la calidad la había.
El papel de España fue correcto. Ha habido torneos con mejores posiciones, pero el nivel de juego, sobre todo el equipo masculino, fue alto. Las chicas acabaron novenas tras vencer a Bélgica en la final por esa posición entre los equipos que no pasaron a cuartos de final. Las derrotaron por 17-5, igual que en la primera fase lo habían hecho por 26-19. Dos victorias y dos derrotas (21-5 ante Irlanda y 20-0 ante Australia) es el balance del equipo dirigido por Pedro de Matías en el evento malagueño. “Estamos contentos por el último partido, era importante para el equipo. No estoy satisfecho con el torneo, hemos perdido una buena oportunidad de quedar más arriba. En el partido contra Bélgica de la primera fase hicimos una muy buena primera parte pero luego no lo mantuvimos y la diferencia de puntos fue clave, no fue suficiente. Contra Australia tuvimos una oportunidad de las que no solemos tener ante estos equipos y no la aprovechamos. La valoración general es que no lo hemos hecho todo lo bien que nos hubiera gustado, pero las chicas hicieron lo que tenía que hacer en el último partido”, decía el seleccionador.
El equipo masculino, mientras, acabó con un muy buen sabor de boca, también con el noveno puesto. Tras dos derrotas de arranque en la fase de grupos ante Estados Unidos (19-14) y Argentina (40-12), cuatro victorias. Jamaica (38-7) para cerrarla y Japón (31-10) en la primera ronda el sábado. Y un gran domingo para pasar por encima de dos selecciones de máxima tradición en el oval como Escocia (24-10) y Gales (34-5), con un gran despliegue jugando a la mano, convirtiendo prácticamente cada posesión en ensayo. “Hago una valoración positiva, el primer día veníamos con la idea de meternos en la lucha por el oro, ganando a Estados Unidos. No pudimos hacerlo por la cantidad de errores que cometimos. Una vez ahí, después de un viernes duro nos repusimos el sábado y el domingo las fuerzas nos dieron para ganar a Escocia y Gales, que vienen de hacerlo muy bien y son equipos profesionales. La semana que viene nos espera, a expensas de los grupos, días durísimos. Después de haber jugado seis partidos, algunos cinco o menos, estamos más cansados. Ahora una semana para recuperar fuerzas y ponernos a tono para conseguir puntos que serán importantes para el futuro”, analizaba el seleccionador, Pablo Feijoo.
Haberse convertido en deporte olímpico eleva el nivel de este deporte. España estuvo en Río en los dos sexos, no pudo en Tokio y lo intentará en París’24. Competir durante todo el año con los mejores equipos del mundo en las diferentes escalas de la Sevens Series por el orbe debe ser una catapulta, quizá para que Tobías Sainz-Trápaga u Olivia Fresneda no sean desconocidos fuera del deporte. Fueron buenos resultados los novenos puestos para conseguir al final de la temporada la permanencia. Desde la Federación se dedican recursos y es una vía para prosperar y difundir.
Jugadores y técnicos, al ser cuestionados, se han sentido muy a gusto en Málaga. La organización ha resultado buena, ha habido campos disponibles en un radio pequeño de kilómetro y la infraestructura hotelera permite sobradamente acoger un evento de esta dimensión, con más de 500 jugadores más todo el personal organizativo. Cualidades que también hay disponibles en Sevilla, donde la tradición rugbística es más potente que en Málaga y a donde se traslada el show esta semana, a un escenario más grande como La Cartuja. “Queremos que Andalucía sea la casa del rugby español, estamos absolutamente comprometidos para que el rugby español pase al siguiente nivel desde Andalucía. Todos los promotores saben que Málaga es llegar, enchufar y es éxito asegurado”, cerraba el secretario general de Deportes de la Junta de Andalucía, José María Arrabal. La apuesta por el torneo ha sido fuerte y habrá que ver cómo evoluciona la pandemia y si Andalucía sigue siendo una parada del mejor rugby seven del planeta.
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