Antonio Carlos Ortega, en los Juegos Olímpicos con el balonmano naciente

El entrenador malagueño inicia este sábado su participación en París tras haber estado en dos como jugador como seleccionador de Japón

Su segundo es el también malagueño Víctor Hugo López, ex jugador internacional

Recórdman de Champions

Antonio Carlos Ortega, con la selección de Japón. / Javier Albiñana

Antonio Carlos Ortega, uno de los mejores deportistas malagueños de la historia, también es ya un entrenador de leyenda. Ha ganado dos de las tres últimas Champions League, el culmen del balonmano, con el Barcelona. Hace dos décadas participó en sus últimos Juegos Olímpicos, en Atenas'04. Había conseguido el bronce en Sidney'00. Tras retirarse porque su rodilla ya no le dejaba más, cogió las riendas del Antequera e hizo historia llevándolo a Asobal. Después, Hungría, Dinamarca y Alemania, la NBA del balonmano. Y también estará en los Juegos Olímpicos de París'24 dirigiendo a la selección de Japón.

No es la primera vez que Ortega comanda al combinado del sol naciente. Ya lo hizo en 2016 y 2017. De hecho, estuvo concentrado en Málaga preparando el Mundial que se jugaría poco después con el cuadro nipón. Allí pasó unas semanas trabajando en la pista auxiliar del Carpena en las navidades de 2016. Y este sábado comienza la aventura. Tuvo que convencer al Barcelona para que le permitiera compatibilizar. Junto a él tiene como segundo a Víctor Hugo López, ex jugador internacional también malagueño, con larga experiencia en Japón, donde se retiró como jugador e hizo vida. Una dupla malagueña para dirigir a los asiáticos con un momento especial que habrá en la primera fase. Y es que tendrá que medirse a la selección española, con la que consiguió numerosas medallas y fue más de 150 veces internacional. La andadura comienza este sábado ante Croacia.

“No pensaba en los Juegos Olímpicos, pero a veces las cosas cambian y decides vivir con libertad. Ya tuve experiencia previa con Japón en 2016 y 2017 y para mí la oportunidad de competir en los Juegos Olímpicos es increíble. Los jugué dos veces, pero nunca se sabe si esa oportunidad se presentará nuevamente”, decía Ortega en el portal GoHandball horas antes del inicio de la competición: "Se pusieron en contacto conmigo, pero como mi contrato es solo con el Barça, tuve que pedir permiso. No fue tan fácil, pero aceptaron si solo lo hacía durante mis vacaciones. De hecho, no estuve con el equipo en marzo y nos reunimos el 16 de junio. Tuvimos un mes completo de entrenamiento, pero solo tuve 9 o 10 días para seleccionar a los jugadores. Eso es lo único con lo que no estoy realmente satisfecho porque quizás nueve días no sean suficientes, pero bueno, ya estamos aquí, hemos jugado varios partidos y creo que mejoramos un poco cada día”.

Antonio Carlos Ortega, aupado por sus hombres tras ganar la Champions. / Efe

“Nadie espera nada de nosotros, pero quiero ver el espíritu de mis jugadores y verlos darlo todo. No es fácil porque la comunicación es muy lenta y las reuniones son muy largas. Para los entrenadores, recibir feedback es muy importante, preguntar cómo te sientes al respecto, si crees que puede funcionar. Pero los jugadores no dan mucho feedback y tengo que ir con mi traductor a contarnos sus sentimientos. Pero, sinceramente, me siento muy bien entrenando a estos jugadores, me tienen mucho respeto y tratan de dar lo mejor de sí. Sabes, la principal razón por la que volví es porque tengo buenos recuerdos de mi primera vez con los jugadores. De hecho, todavía hay cuatro jugadores que estaban conmigo en ese momento”, explica sobre cómo es entrenar con sus jugadores, alguno de los cuales ya conoce de su anterior experiencia.

“Por supuesto, no es el nivel de Europa, pero son muy rápidos y estamos tratando de jugar algunas facetas con esta arma. Si juegas rápido y siempre encajas goles, no va a ser fácil, así que nos vamos a mover mucho, nos van a pedir mucho juego pasivo y vamos a tener que quitar balones en defensa también. Necesitaremos continuidad y, en ocasiones, quizás jugar 7 contra 6 para dar descanso a algunos jugadores y marcar goles fáciles”, señala el malagueño, acostumbrado en toda su carrera a ser un ganador pero que ahora afronta desde una perspectiva distinta esta experiencia olímpica: “Estoy dispuesto a perder, pero de la forma que quiero perder. Si perdemos por 20 goles en cada partido, no estoy preparado para eso. Soy un ganador y sé que no podemos ganar aquí, pero podemos ganar de otras formas y ese es nuestro objetivo. Si podemos ganar un partido y mantenernos en el marcador en algunos partidos, será un éxito. Nadie espera que hagamos algo porque la brecha entre nosotros y el resto es enorme. Olvídense de las medallas, olvídense de los campeonatos, una medalla para nosotros significaría dar lo mejor de nosotros y reducir la brecha, y ese es el espíritu que debemos tener”.

El extremo criado en Maristas y que llevó al balonmano malagueño a sus máximas cotas en su etapa de jugador rememoraba cómo fueron sus dos temporadas sobre el 40x20: “En Atenas'04 perdimos en siete metros tras la prórroga y recuerdo que estuve fuera durante ese tiempo. Tuve un problema con la rótula de la rodilla durante toda la temporada, así que estuve fuera en ese partido y fue duro para mí. Siempre recuerdas algo como malo, pero, por supuesto, la medalla en Sídney también fue un sueño para nosotros. Es fantástico volver a estar aquí después de 20 años. Te encuentras con muchos amigos, muchos jugadores antiguos y nuevos, además de tus propios jugadores con sus selecciones nacionales”.

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