CD Estepona-Juventud de Torremolinos: Tres ases bajo la manga (3-3)

El cuadro entrenado por Oriol Riera salvó un punto en el derbi provincial, a pesar de dar una imagen muy pobre durante casi todo el encuentro

El reto de ser supercampeones

El once inicial del CD Estepona
El once inicial del CD Estepona / CD ESTEPONA

"¡Qué bonito es el fútbol cuando se vuelve loco!", enunciaba con bastante énfasis el narrador Miguel Ángel Román durante el contraataque posterior a la insólita parada de Hugo Duro al disparo de su compañero para empatar a dos ante el Valencia en Copa del Rey y cuánta razón tenía, pero esta vez la locura no se desató tan lejos, ya que lo hizo en la propia comarca de la Costa del Sol Occidental en el partido entre el CD Estepona y el Juventud de Torremolinos.

El partido comenzó como un derbi provincial normal sin pena ni gloria entre los dos clubes y con una superioridad muy notoria de los visitantes que lograron poner el 0-1 en el minuto 16 con un gol de Camacho que encarnaba las sensaciones de lo sucedido sobre el terreno de juego, ya que los discípulos de Antonio Calderón eran amos y señores de lo que sucedía, mientras que los locales estaban a su merced y no eran capaces de superar la primera línea de presión.

Todo esto obligó a Oriol Riera a tener que hacer un triple cambio en el minuto 33 para mover algo el avispero y cambiar sensaciones, pero no consiguió nada, porque sus adversarios tenían el pie apretando con la mayor fuerza posible el acelerador. En el 45', llegó un factor determinante para la contienda al ser expulsado Ibán Ribeiro, pero esto no impidió que Servetti hiciese el 0-2 de saque de esquina antes de poner rumbo al túnel de vestuarios.

Al reanudarse el juego, el CD Estepona lo intentaba mediante centros, pero la defensa visitante resistía hasta que vio la opción de salir al contraataque para "matar" el encuentro y Fran Gallego puso el 0-3 con ayuda de un error del guardameta local, pero todavía estaba todo por resolver.

La locura llegó en los últimos suspiros del encuentro, cuando el conjunto local tiró de orgullo y no iba a a permitir ser vapuleado en casa ante su público que estaba bastante molesto. Cuando el cronómetro marcaba el final del tiempo reglamentario y se habían cumplido dos minutos de añadido, Diego Mirapeix aprovechó un balón suelto en el área para anotar el 1-3 que maquillaba el resultado. Sin embargo, tras el saque de centro, el Torremolinos perdió la posesión de manera inexplicable, lo que los permitió lanzarse al ataque y, apenas unos instantes después, Rubén Mesa conectó un certero remate para recortar distancias con el 2-3.

Lo que daba vida a los discípulos de Oriol Riera y, además, se convirtió en el inicio de una remontada épica. Un minuto más tarde, con el equipo local volcado desesperadamente en busca del empate, Álex Carrasco colgó un centro al área que, con un efecto traicionero, se coló en la portería para desatar la euforia en las gradas y poner el 3-3 definitivo en un vibrante derbi malagueño que dejó a todos sin aliento. El fútbol, una vez más, demostró que nada está escrito hasta el pitido final.

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