Copa Davis: Jannik Sinner es el rey y Málaga es azzurra
Italia rubrica la segunda Ensaladera consecutiva italiana, que se suma a la Billie Jean King Cup y que refrenda una era de dominio azzurro
Así te contamos toda la Copa Davis
Málaga/Italia domina el tenis mundial. En cuestión de cinco días ha levantado en Málaga la Billie Jean King Cup y la Copa Davis. Finalistas en Sevilla el año pasado, esta vez no perdonaron en un gran torneo. Y los chicos ya sabían el camino y volvieron a elevar al cielo la Ensaladera en el Martín Carpena. Fue un preciso ejercicio quirúrgico. Los Países Bajos que habían jubilado a Rafa Nadal jugaban la primera final de su historia y pesó el escenario. Italia es la quinta nación en ganar el título de la Copa Billie Jean King y el título de la Copa Davis en la misma temporada tras Estados Unidos (1963, 1969, 1978, 1979, 1981, 1982 y 1990), Australia (1964, 1965 y 1973), República Checa (2012) y Rusia (2021). Sólo había ocurrido dos veces antes en este siglo XXI. Con el Carpena convertido en una especie de Foro Itálico, con miles de banderas transalpinas, esta vez con menos pelucas naranjas que remiten a Sinner por el color de pelo del ídolo, Italia levanta imperial su tercera Copa Davis, segunda consecutiva.
Es Sinner el indiscutible faro de este equipo, pero honores a Matteo Berrettini, un jugador tremendo al que las lesiones le han frenado. También, cuentan, una vida algo disoluta, con parejas de papel couché que cambia a menudo. Pero sobre la pista es un jugador con una derecha que es un trueno y que a Van de Zandschulp, el último verdugo de Nadal, demolió en apenas hora y cuarto por 6-4 y 6-2. Fue número seis del mundo y finalista de Wimbledon el romano (28 años), que desde su atalaya del 1.96 se puso a jugar, derecha y revés, alguna volea de calidad cuando había masticado el punto. Con 4-4 rompió el saque del holandés para hacerse con la manga inicial. E hizo el break pronto para romper de nuevo más adelante y firmar un 1-0 que, de entrada, parecía la única opción de que hubiera eliminatoria para Países Bajos por la inabordabilidad que ha mostrado Jannik Sinner esta temporada. Berrettini ha salido impoluto de esta Copa Davis. Jugó en el momento de más tensión para Italia en el torneo, el doble del jueves ante Argentina para decidir, junto a Sinner. La mala imagen de Musetti en el primer partido ante Cerundolo llevó a Volandri a alinearle en el individual y ganó en un partido largo y complicado a Kokkinakis el sábado para rematar mejorando su versión ante Van de Zandschulp. Es un jugador Davis, ya en la fase anterior en Bolonia ganó sus tres partidos ante Brasil, Bélgica y Países Bajos (el propio Van de Zandschulp) y en Málaga ha cogido el impulso para comenzar 2025 a buen nivel, remontando desde el puesto 35.
Mientras sonaba Ma il cielo è sempre più blu, el mítico tema de Rino Gaetano versionado en tecno, se preparaba el pelirrojo Jannik Sinner, el número uno del mundo, que se disponía a rematar una temporada marciana, de las mejores de la historia, con dos grand slams y un récord de 70-6 antes de llegar a Málaga. Además de los majors en Australia y Estados Unidos, las ATP Finales, los Masters 1000 de Miami, Cincinnati y Shanghai y los ATP 500 de Rotterdam y Halle. Con una regularidad tremenda, sólo ha perdido contra Alcaraz (tres veces), Medvedev, Rublen y Tsitsipas, todos Top 10.
Dijo alguna vez Sinner que el título del año pasado en Málaga le cambió la mentalidad, levantar esas dos bolas de partido a Djokovic en semifinales. Le ocurrió al serbio en su día, con 23 años sólo había ganado un grand slam y tras conquistar la Copa Davis con su país rompió a continuación para que en la conversación entre Federer y Nadal se acuñara el Big 3. Y en el mismo lugar guió a su país al triunfo. Emergió ante Argentina para darle la vuelta a la eliminatoria, sentención ante Australia sin dar opción a De Miñaur. Llegaba sin ceder un set en los últimos 12 partidos, con 23 millones de dólares ganados este año. Pero en la Davis influye el honor, y Sinner quiere entrar en el santoral del deporte italiano. “Alberto Tomba, Federica Pellegrini, Valentino Rossi... Y él”, repetían los aficionados tricolores, llegados por miles a Málaga, para catalogar en qué estrato se encuentra Sinner en su país. Igual vale para ponderar cómo es la figura de Carlos Alcaraz, minimizada quizá por ser el sucesor de Rafa Nadal. Italia es un país de cultura polideportiva, envidia en deporte olímpico. Y Alcaraz, con dos años menos, tiene el doble de grand slams que Sinner... También tiene un feo asterisco el italiano con un caso de dopaje resuelto de aquella manera.
Enfrente tenía el de San Candido a Tallon Griekspoor, el número 40 del mundo. Se podía aguardar que hubiera partido por la particular atmósfera de la competición y porque el holandés es un tenista aguerrido y con personalidad, tiene buenas victorias en el circuito. Hizo un primer set impecable, tuvo más bolas de break que Sinner y exhibió un saque tremendo, pero en la hora de la verdad de la muerte súbita se separa bien el calado de cada jugador. Sinner jugó un primoroso tie break para forzar a su rival y llevárselo por un claro 7-2.
En los comienzos del segundo set rompió el joven cuya lengua materna es el alemán, que creció en los Dolomitas y que se decidió por el tenis tras dejar el esquí para ponerse 2-1 y servir. Tuvo un coletazo tremendo Griekspoor devolviéndoselo al momento y colocándose 40-15 tras tres puntos brutales. Pero acabó perdiendo ese saque con una doble falta después de que Sinner le metiera presión. Ahí comprendió el holandés que era imposible derrotar al número uno del mundo, en estado de gracia, que cerró el partido con un 6-2. Con un juego que a veces puede parecer robótico, toma siempre las mejores decisiones, aunque yerre. Incluso alguna dejada que hace parece preprogramada. Brazos finos, piernas longuilíneas, pero un frontón que devuelve con más velocidad aún los raquetazos rivales. Es el icono de una Italia rutilante que ha convertido Málaga en el jardín de su casa, con dos Davis seguidas después de la solitaria de 1976 y una Billie Jean King que refrendan el poderío del pujante tenis transalpino. Es la era de Italia, la era de Jannik Sinner, el extraterrestre que parece destinado a dominar el tenis en la próxima década que vino desde la frontera de Italia y Austria para convertirse en la imagen de la nueva ola del tenis.
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