"Nunca lo pedí, pero estos años he deseado con toda mi alma trabajar para el Málaga"
De sobremesa con... Viberti y López Nieto
El ex malaguista reconoce que venía "medio engañado" y causó impacto porque llegó de traje, con el pelo corto y "unos libros bajo el brazo"
Cuando uno sienta en torno a una mesa a Sebastián Humberto Viberti (Córdoba, Argentina, 5-5-1944), no puede sacudirse la sensación de que está ante un fragmento imprescindible del fútbol que no corresponde únicamente a la historia del Málaga, aunque en el extinto Club Deportivo dejara una huella perenne. La pasión que exhala cuando habla de los que fueran sus colores se acrecienta cada vez que interviene Antonio Jesús López Nieto (Málaga, 25-1-1958), en los anales del arbitraje. La dialéctica que forman rezuma malaguismo, una conversación que va naciendo del fervor que López Nieto rinde a Viberti. "Era mi ídolo", dice el ex trencilla, mientras el argentino no se detiene en los elogios, aunque reconoce que "las cosas que me pasan acá son emocionantes".
Y eso que el ex futbolista cogió un avión sin saber a dónde iba. Pensaba que su destino iba ser Boca Juniors, después Peñarol, para acabar en un Málaga que penaba en Segunda. "Yo venía medio engañado", asegura Viberti, cuyo debut quedó fosilizado en la memoria colectiva. "El día más frío de mi vida", recuerda López Nieto. "Jamás hizo tanto frío", le secunda Viberti. "Sin haber pasado nada, llega y juega, y a los 30 minutos el campo entero ya era '¡Viberti, Viberti!'. En Málaga antes la afición era más indolente y ese cántico ya fue para toda la temporada". Mientras gozan de los placeres de La Carreta ambos desgranan lo que son unas vidas marcadas por el blanquiazul.
Viberti, que maravilló a La Rosaleda gracias a la mediación de Di Stéfano, ya sorprendió a todos antes de saltar al césped. "Alfredo [Di Stéfano] me dijo: 'Sebastián, córtate el pelo y ve bien vestido'", revela. Hizo algo más: "Así llegué yo y con unos libros bajo el brazo. Y dicen: '¿Ése es Viberti?'. Sí, yo soy. Llegué hecho un señorito". Su fichaje creó impacto e, incluso, confusión: "Aquí llegué con 25 años. Siempre se dijo que yo tenía más edad porque empecé a jugar en Primera con 17 años. Huracán era un equipo grande en Argentina y todo el mundo creía que tenía más edad. Pero me cansé de corregirlo".
Apareció en Martiricos y allí entrenaba Jenos Kalmar, pese a que el presidente Antonio Rodríguez López intentara ejercer de técnico con un puntero y una pizarra "sin haber pateado ni una aceituna en su vida, el pobrecito", cuenta el suramericano entre risas. "Él llega y marca la diferencia. Terminamos ascendiendo con dos goles de Viberti en Bilbao", recuerda López Nieto. "Y mira lo mal que estaba el equipo, que estuvimos 26 partidos sin perder y ascendimos arañándolo", reacciona el mito. Un récord que el ex jugador conoció hace poco. "Y el único que no jugué se perdió. Es hasta suerte. Yo lo desconocía", dice.
"Había un buen grupo", revive el malagueño. Viberti añade que era un "equipo de hombres: Fleitas, Martínez, Goicoechea, Monreal, Conejo, Benítez, Vilanova, Pato Galindo, Chato Aragón, Pepe Arias, Deusto, Roldán, Álvarez...". Se suceden los nombres y López Nieto concluye que fueron los mejores tiempos del Málaga: "No estoy de acuerdo en que [Viberti] no haya conseguido los logros más importantes con la camiseta del Málaga. Quitando la Intertoto, fueron el ascenso, las mejores clasificaciones en Liga y la semifinal de la Copa del Rey ante el Athletic". Una época una clara estrella: "Eso lo digo yo, En el Málaga no ha habido nadie como Viberti, sobre todo por el puesto en el que jugaba, era un director de juego".
Años después, pasó al banquillo junto a Kalmar -"Él ponía el carné, pero no decía ni hablaba nada. Comía y nada más. Le ponían un plato de comida y, podía haber un tiroteo, que él seguía comiendo. Gran tipo, gran hombre, buenísimo. El Málaga estaba mal y lo salvamos", expone-. En Sevilla le suspendieron el curso de entrenadores, a diferencia de otros de la época. "A Cruyff le dio un título la Federación Holandesa y, entonces, se lo convalidaron. Porque, además, él decía que no tenía que hacer ningún examen, que él sabía de fútbol", recuerda López Nieto. El argentino sentencia con seguridad que hizo un examen "brillante, pero brillante: Cuando voy a recoger el resultado a la semana siguiente, que más o menos se sabía que me habían bochado, cateado como decís vosotros, esa tarde le incendian, parece que a propósito, el coche a Balón [Francisco Balón Martínez, presidente de la FAF]. Qué casualidades. Todo el mundo decía: 'andá Viberti, Viberti…'. Increíble, pero por supuesto que yo no fui".
El de Córdoba, para el que el balompié "no cambió nada, sólo un poquito más de velocidad. Hay que correr, pero no tanto. Corre el que no sabe", coincide con López Nieto en su particular tótem futbolístico: Johan Cruyff. "Cruyff me sorprendió. No porque sabía jugar solo, como Maradona, sino porque hacía jugar al equipo y cambió la dinámica de juego de esta Liga como técnico. Como ejemplo, nos hizo ver que el portero tenía que saber tocarla con el pie, no sólo era un tío que para", dice el que fuera colegiado. "Para mí, de los que he visto, el mejor al lado de Maradona. Después, el tercero, que ese sí que era un sueño verlo jugar, que daba una sensación de fragilidad tremenda en la cancha, era Luis Suárez. ¡Qué volante!", responde el ex malaguista, que actualmente considera a Iniesta superior al resto: "¡Madre mía, madre mía! Ése tiene un reloj en la cabeza".
Viberti, como buen argentino, se decanta por una de las opciones de ese bipartidismo que es Menotti-Bilardo. "A Menotti lo escuchas y sacas muchas conclusiones, pero al Flaco no le gusta trabajar, mientras que Bilardo trabaja porque no sabe", analiza el histórico, que habla de Guardiola como un entrenador "muy capaz, pero ten en cuenta el equipo que tiene". Uno de los paradigmas que definen a un buen preparador es el psicológico, a lo que López Nieto asiente. "Eso es cosa de nacimiento, casi como pegarle a la pelota. Pasa como con los árbitros. En las categorías inferiores lo hacen muy bien delante sus amigos, pero luego llegan al máximo nivel y no pueden", señala.
La figura del árbitro sale a debate a continuación. Viberti lanza un capote a su amigo: "La vida del árbitro es tan triste que entras ¡y no te quiere nadie! Encima, tienes que convencer". López Nieto, admirador de Guruceta "por su naturalidad en el trato sobre el campo" le da las claves. "La forma de estar ahí es acertando mucho, haciéndote respetar y creyendo en ti mismo. La élite te come, por eso digo que uno se ve si es bueno cuando llega al teatro", afirma.
A diferencia de muchos de sus coetáneos, Viberti no echó raíces en Málaga "por mi madre. Somos una familia corta, pequeña...". Eso no quita que 29 años después de su marcha la gente no siga recordándole y dispensándole cariño: "Yo, por eso, siento alegría, y mucha alegría, por favor. A lo mejor para la gente he sido uno de los jugadores más míticos, pero yo nunca me lo creí. En Argentina me pasa. Cuidado, que yo no soy Maradona allá, pero en mi provincia, Córdoba, yo no puedo andar en el centro, la gente me quiere".
López Nieto, haciendo las de periodista, le suelta: "¿Y nunca te habría gustado, Sebastián, trabajar en el Málaga?". La solemnidad acompaña a su respuesta. "Lo he deseado con mi alma durante todos estos años. Cada mes me dicen que venga a pasear, pero no puedo por los nietos, que me tienen realmente loco. Yo nunca pedí, nunca pedí nada. Y sin embargo...". Tampoco le solicitaron sus dotes de ojeador. "Nada, nadie nunca me dijo nada. Una vez incluso me dejé caer. Y no buscando dinero. No soy millonario, pero no tengo problemas en eso. Luego, por cómo es la gente aquí conmigo, todo se me olvida". Es una de las cátedras de una persona que ayer regresó a su Córdoba natal y que el lunes volverá a deleitar a sus paisanos con sus comentarios televisivos. Antes, como López Nieto, tuvo la deferenciade dar lecciones de malaguismo, de fútbol y de la vida.
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