La duda entre la austeridad o la ambición

Tras el entrenamiento matutino de ayer, antes de que el equipo se desplazara a Chalon vía Ginebra, en las gradas del Carpena hablaban Eduardo García, Manolo Rubia y Jasmin Repesa. Según los protagonistas, nada trascendente, visita rutinaria.

Pero el nombre de Dario Saric está sobre la mesa en Los Guindos. Repesa comunicó la semana pasada la opción de contratarle. Su conversación con el jugador, en la que éste le comunicaba su disposición a venir, le animó a comunicarle a García. El técnico está entusiasmado con la idea de contratar a Saric. Estima que ya está preparado para competir al más alto nivel, aunque aún no sea, obviamente, tan dominador como en juniors. Se convenció en las semanas en las que le dirigió con la selección croata. El club no es ajeno al potencial de Saric. Estaba en la agenda, como en la de todos los directores deportivos de clubes grandes de Europa, de Manolo Rubia, que nunca ha ocultado su gusto por el mercado balcánico.

Hay un remanente de dinero pendiente de las ventas de Freeland y Abrines. Su destino era equilibrar desfases en el presupuesto de temporadas anteriores. Una manera de sembrar para el futuro limpiando errores, entienden en el club, en el que existe cierta decepción por la respuesta del público (en cantidad, no de calidad) durante el arranque. Se habla con cierta envidia de las 13.000 personas que había el domingo pasado en el Buesa ante el Barcelona.

Pero la opción franca de fichar a Saric hace dudar, es golosa. Cuenta con el total apoyo de Kosta Jankov, hombre fuerte en la cantera y cuya opinión se escucha con suma atención. Jankov conoce bien a Saric y le bendice con la misma vehemencia que Repesa. En la operación está el agente Arturo Ortega, la semana pasada en el palco del Carpena ante el Alba. Aparte de los 550.000 euros hay que negociar un contrato largo y con cláusulas de salida hacia la NBA. Y habría que hacerle hueco, porque si se ficha a Saric sería para su incorporación inmediata al primer equipo.