"Soy consciente de que la gente no me conocía o no me tenía fe"
Entrevista a Álex Ruiz, jugador del World Padel Tour
El malagueño, antes de iniciar el tercer torneo de la temporada en Vigo, reflexiona en 'Málaga Hoy' sobre el mejor momento de su carrera y cómo fue el camino hasta aquí
Álex Ruiz (Málaga, 1994) es, junto al argentino Franco Stupaczuk, la pareja número uno de esta temporada en el World Padel Tour. Se disputaron dos pruebas, Madrid y Alicante, y en ambas alcanzaron la final. Les faltó la guinda de un título para dos jugadores que unieron sus carreras hace meses. El alhaurino, que vive el mejor momento de su trayectoria, reflexiona en Málaga Hoy qué siente y cómo fue el camino para llegar hasta aquí.
–Inicio casi inmejorable.
–Mejorable es porque no ganamos, pero sí es verdad que nunca habíamos pensado que podíamos empezar tan bien. Con tanta afinidad. Más que los resultados yo veo la afinidad que hemos creado, la unión de equipo y lo bien que nos compenetramos en la pista junto con nuestros entrenadores Carlos Pozzoni y Jorge Cárdenas. Hemos hecho un equipo muy bueno.
–¿Qué hay que mantener?
–La unión, el no dar una bola por perdida, aunque el resultado no sea a favor seguir luchando, que ha sido una de las claves que hemos tenido, el no bajar los brazos y seguir cada punto como si fuera la última bola. Cuando hay unión, química, ilusión, ganas y confianza eso es lo que se refleja en los resultados.
–¿Qué faltó?
–En el primer torneo faltaron piernas porque fue muy luchado y muy sufrido. Muy duro psicológicamente, sobre todo, para mí. Desde el primer partido hasta el final sufrí mucho porque había mucha tensión y mucha presión. Había muchas miradas puestas en mí y desgasta mucho a nivel de energía. Al final cada final fue una experiencia, ojalá lleguemos a más. Sería buena señal. Seguiremos aprendiendo para afrontarlas.
–Habla de presión.
–En el primer torneo sufrí muchísimo, había muchas miradas puestas en mí, muchas expectativas. Al final eso se resuelve en mucha tensión y presión. Por supuesto que es lo que voy a vivir este año, es bonito, a mí me gusta mucho la presión. Me gusta mucho tener esa tensión y presión encima porque somos competidores y nos gusta ganar. Cuando te gusta ganar y eres competitivo quieras o no la tensión y presión la vas a tener siempre. Un año muy bonito donde va a haber que luchar mucho porque el circuito está a un nivel increíble, te puede ganar cualquier pareja. Eso es lo bonito de este deporte, hay que luchar mucho para mantenerte. Lo difícil no es llegar, es mantenerte.
–¿Fue difícil gestionar esas expectativas?
–Realmente no fueron por las miradas puestas en mí, sí por mí mismo. Las expectativas y los objetivos te los creas tú mismo y la presión te la metes tú mismo. Yo intento no mirar los comentarios por las redes sociales, soy consciente de que la gente no me conocía por así decirlo. O no me tenía la fe que puede tener con cualquier compañero de Franco porque al final ha jugado con jugadores de muy alto nivel y ránking. Es la primera vez que Franco ha hecho la apuesta con un jugador de menos ránking. Al final las expectativas y la presión me las he metido yo mismo porque es un año muy importante, es un año en el que puedo dar ese paso por el que siempre he estado luchando. Es muy bonito porque llevo luchando toda la vida para estar ahí arriba y lo afronto con muchas ganas, con mucha lucha, sufriendo mucho. Sobre todo con mucha humildad porque sé perfectamente que he podido hacer dos finales, pero que el siguiente torneo nos podemos ir en rondas anteriores. Hay que tener mucha humildad, seguir trabajando día a día como si fuera el último porque el circuito está a un nivel muy duro.
–¿Es la oportunidad de su carrera?
–Por suerte he trabajado mucho durante estos años atrás. Creo que hacía un par de años que estaba preparado para afrontar un reto así y lo he hecho ahora con mucho orgullo. Es una recompensa al trabajo de estos años. Estoy preparado para estar al lado de Franco y rendir, supongo que como él quería cuando confió en mí. Lo estamos demostrando, no es cuestión de suerte, lo trabajamos mucho durante la pretemporada. Franco es un tío muy humilde, muy sencillo y me ayuda mucho. Un jugador increíble, un compañero de 10. Lo afronto con muchas ganas y una alegría tremenda.
–¿Es complicado estar fuera de las ocho mejores parejas?
–Al final, como en todo deporte, la gente recuerda los que llegan a semifinales o finales. Pero sí es verdad que jugadores que no están ahí tienen un trabajo detrás muy duro o muy sacrificado, entrenan igual o más que el que llega a la final. Es respetable todo tipo de posición, te puede ganar una pareja que el público no conoces y una de muy arriba. No todo el mundo puede ser número uno, pero las ganas y la alegría de luchar por ello no te las puede quitar nadie.
–¿Cómo vivió el proceso?
–Está mal decirlo pero creo que he tenido mala suerte en algunos momentos de otras temporadas. Cuando he jugado bien ha dado la casualidad de que otras parejas resaltaron sobre mí y no quedé tan valorado. Es un trabajo muy duro, muy sacrificado, hay que sacrificar muchas cosas y luchar mucho. Por supuesto, están ocho ahí arriba por algo. La lucha es muy bonita porque este deporte es nuestra vida. Al final como un médico u otra profesión, el poder despertarte y luchar por lo tuyo es impagable.
–Es número uno en la Race 2021 [clasificación de esta temporada].
–De momento le he echado una foto para que quede ahí guardado (risas). Es muy difícil estar ahí arriba y ya ni te digo llegar a final de año y ser número uno. No lo he vivido nunca como profesional absoluto, sí como menor. No es lo mismo. Es un premio al esfuerzo, al trabajo de pretemporada, al trabajo de nuestro equipo que no se les ve nunca en primera fila y sí a nosotros. Lo están haciendo increíble. César Díaz Casasola de la Clínica Sohail, Jorge Cárdenas, Carlos Pozzoni, Marcos López el preparador físico de Franco… Son los que nos mantienen con la confianza y con la autoestima arriba, igual que nuestra familia. Muy agradecido. Ese número uno es en gran parte gracias a ellos.
–¿Cuál fue su mayor cambio?
–A nivel técnico sigo trabajando en mis debilidades como hace muchos años. El gran cambio que he vivido ha sido a nivel psicológico. Es un deporte donde necesitas tener mucha confianza en ti mismo. Aunque es un deporte colectivo tiene mucho que ver lo individual porque los monstruitos que tienes en tu cabeza van en contra tuya, no en contra de la pareja. Mi cambio fue ese, estoy con mucha autoestima y mucha confianza, creo mucho en mí. Hay una frase que me gusta mucho y es que "no dejes de creer en ti". Eso es lo que me está dando el nivel de juego que estoy reflejando en la pista.
–¿Trabaja con profesionales no?
–Por supuesto. Es muy importante porque ese cambio fue gracias a la cabeza, es un porcentaje muy alto. Estoy trabajando con Alba López, que también es malagueña. Agradezco su esfuerzo y su trabajo y todo lo que hace por mí.
–Se le ve un gran feeling con Stupa.
–A Franco lo conozco desde chiquitito, hemos competido en Mundiales en menores desde que teníamos 15/16 años o incluso menos. Es un chaval que siempre me llevé muy bien con él, siempre lo tuve muy en mente porque fue un jugador que me encantaba cómo jugaba. Cuando vino a España ya se le veía que iba a ser un gran jugador. La química que se nos ve es de todos los años de relación y amistad. Tienes que llevarte muy bien con tu pareja dentro y fuera de la pista. Si no se entiende una pareja fuera es muy difícil que dentro sí.
–Stupa ofreció un nivel muy alto en Madrid y Alicante.
–El nivel de Franco es sublime, increíble. En todas las facetas del juego está a un 9.5, por no decirte un 10. A mí me da una tranquilidad increíble, una bola que yo veo imposible que la pueda sacar cualquiera ser humano normal Franco la saca. En ataque está infalible, rapidísimo. Sólo puedo tener buenas palabras porque está jugando a un nivel increíble. El trabajo que ha hecho en pretemporada con Pozzoni se está notando. Lo estoy viendo disfrutar, hay que disfrutar sufriendo, que es clave.
–Él vive en Alicante y usted en Málaga. ¿Cómo trabaja una pareja en la distancia?
–Es verdad que antes se llevaba mucho vivir en la misma ciudad, pero eso está cambiando. Va muy a favor de la pareja porque esto es como un matrimonio y cada uno tiene que tener su espacio. Tenemos que trabajar mucho a nivel individual, aunque se compita en parejas, y dar ese espacio oxigena mucho en los momentos claves donde pueda haber tensión o venga una derrota. Que cada uno esté en su rincón es muy importante y ameniza mucho. Muchas veces las parejas cambian por desgaste del día a día.
–Volvió a Málaga a vivir después de muchos años.
–Es un mito que se veía mal, el hecho de no estar donde todo el mundo está. Creo que está cambiando. Al final a nivel personal el jugador sufre mucho porque sacrificaba muchas cosas. Pero lo más importante es que el jugador se sienta bien, tranquilo y a partir de ahí va a trabajar muy bien. Entonces no por estar en el meollo del circuito, que tampoco lo es porque muchos no están en Madrid o Barcelona, pero el abanico se va abriendo. Aquí en Málaga hay muchas oportunidades, hay mucha gente muy cualificada. En este caso Jorge Cárdenas [su entrenador] está haciendo un trabajo espectacular. Es una persona que se implica al 100% o al 200%, está muy ilusionado. Incluso eso es mucho más importante que un entrenador que está harto de entrenar a jugadores profesionales y no tiene esa ilusión o esa chispa de afinidad como tiene Jorge conmigo, que quiere verme triunfar. Eso con cosas muy importantes. También tuve la suerte de coincidir con un preparador físico, que era una de las cosas que más miedo tenía, que es César. Es un grandísimo profesional, me ha cambiado totalmente la planificación física. Creo que nunca he estado tan bien físicamente en un inicio de temporada. Al staff que tengo, tanto fisios en la Clínicas Sohail, mi psicóloga Alba, mi nutricionista Ismael Galancho, técnico con Jorge y físico con César estoy increíble. Estoy en unas manos más que profesionales, son magia. Y además su implicación.
–César Díaz Casasola también trabaja con Davidovich. ¿Les une buena relación verdad?
–Muchas veces hemos trabajado juntos. Quieras o no tener un jugador profesional, aunque sea de otro deporte, es muy gratificante. Nos picamos mucho y trabajamos muy bien. Me llevo muy bien con él. Es un chaval increíble. A pesar de la juventud, porque tiene 21 años, que yo me quedé alucinado. Es un jugador muy serio, profesional, lo da todo en cada entrenamiento. Y una gran persona. Me llevo de 10 con él.
–¿Cómo está de salud el pádel malagueño?
–Goza de una gran salud desde hace muchísimos años. Momo González está a un nivel increíble, va creciendo temporada a temporada. El año pasado ya hizo una muy buena. Este tiene con Javi Rico una gran oportunidad porque son dos jugadores jóvenes con mucha hambre y ganas. De Bea González no hay que decir nada. Es una jugadora increíble. Ha ganado torneos, está a un nivel increíble. Es muy joven, tiene un futuro brutal. Puede estar tantos años ahí arriba... Una seria candidata para ser número uno porque lo tiene todo. Y después hay muchísimos. Ernesto Moreno, José Solano, me dejo muchos seguro. La cantera malagueña siempre ha sido muy buena, ha estado muy bien conservada y espero que nunca se pierda.
–El World Padel Tour vendrá a Marbella y a Málaga. Pocas provincias hacen una apuesta tan fuerte.
–Málaga siempre apostó mucho, es de agradecer mucho. Hablar de Málaga me emociona porque me flipa, me encanta mi ciudad. Estoy totalmente y locamente enamorado de Málaga. Nunca lo dejaré de decir y lo gritaré por el mundo. Es muy importante para la cantera malagueña, para que sigan saliendo jugadores de aquí, que sigan creyendo que hay futuro en el mundo del pádel.
–Un deporte que creció mucho en la pandemia.
–No sé si es verdad, pero le llaman el deporte de la pandemia (risas). Está rompiendo todas las estadísticas. Es un orgullo para nosotros como jugadores profesionales. No hay pistas de pádel ya, hay más demanda de gente que de pistas. Antes era al revés. Es muy importante para que el deporte siga creciendo. Sobre todo se está expandiendo mucho a nivel internacional y es muy importante. Se está jugando en muchísimos países y está creciendo de una forma exponencial. Ojalá nunca pare e iguale a deportes de muchos años. Al final el pádel lleva muy poquito, pero creo que se están haciendo las cosas bien. El World Padel Tour está haciendo un trabajo increíble porque crezca este deporte. A los jugadores amateur no me cansaré de agradecerle porque sin ellos nosotros no haríamos nada. Sin el público, sin esa gente que se desplaza tantísimos kilómetros para ver pádel es de agradecer.
–En los últimos torneos hubo partidos del World Padel Tour con picos de espectadores superiores a 100.000 personas.
–Son cifras increíbles. Cuando sabes un poco las medias de audiencia, el nivel en el que está el World Padel Tour es brutal. Da vértigo, pero a la vez mucho orgullo y mucha alegría.
–¿Se puede vivir del pádel?
–Es una gran pregunta. Hoy en día creo que cada vez se puede más. Por supuesto está creciendo mucho. En años anteriores era más difícil que un jugador que estuviera top 30 se pudiera dedicar. Muchas veces tenían que dar clases. Ahora el pádel está en un momento bueno, cada vez se puede ganar más. Ojalá siga creciendo porque nosotros ganamos mucho de los sponsors, agradezco mucho a los que tengo, pero poco a poco el circuito va creciendo y se va equiparando un poco a como lo hace el tenis donde con cada prueba ganan más dinero que con los sponsors. Poco a poco se puede tener una visión de futuro con este deporte.
–La mayoría tienen un gran equipo detrás.
–Yo llevo siendo profesional desde los 15 años. No tengo el mismo staff, pero siempre he tenido preparador físico, psicólogo, nutricionista, técnico... Es muy importante. En años anteriores sí que quizá que no había tanta profesionalidad. Ahora desde el número al 100, que es el que cierra el cuadro de World Padel Tour, todos tienen el staff completo, todos son profesionales y todos entrenan para ganarse la vida y para labrarse un futuro.
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