España deleita con su juego para clasificarse con un gol en propia puerta de Italia (1-0)
La selección de De la Fuente se asegura el primer puesto del Grupo B y se mete en los octavos de final después de protagonizar otra exhibición a la que sólo le faltaron los goles
Las oportunidades fueron clarísimas desde el primer remate bocajarro de Pedri hasta las dos últimas de Ayoze
Clasificación resuelta para los octavos de final para España. La selección volvió a desarrollar un fútbol de mucha calidad para derrotar a Italia, pero, paradójicamente, tuvo que hacerlo gracias a un autogol del central Carafiori. Fue una anécdota, de cualquier manera, ya que los hombres de Luis de la Fuente acumularon méritos más que de sobra para haber conseguido un resultado mucho más holgado. Un 3-0, como contra Croacia, no le habría extrañado absolutamente a nadie, pero en el balompié sólo se contabiliza en el acta arbitral cuando el balón sobrepasa la línea de meta de cualquiera de los dos equipos, no cuando se merece hacerlo.
El fútbol es un deporte muy particular. España jugó de manera espectacular en lo referente al componente plástico, a dominar la pelota, a llevarla de un lado a otro, a escondérsela a Italia, a robarla cuando la perdía, pero le faltó un elemento esencial para que la película fuera redonda, perfecta. Y, sin esa faceta, nada tiene sentido para quien profesa la fe del resultadismo. El cuadro de Luis de la Fuente fue incapaz de aprovechar semejante manantial de juego para ponerse por delante en el marcador. Sin eso todo carece de sentido por mucho que los entrenadores prefieran quedarse con esas sensaciones cuando les toca a ello desarrollar esa disertación, aunque carezcan del remate final.
España llegó una y otra vez hasta Donarumma, algunas de esas ocasiones con remates francos, con sendos cabezazazos de Pedri (2') y Nico Williams (10') que parecía imposible que no acabaran dentro de las redes del guardameta italiano. Incluso un tirazo de Fabián obligó a su compañero de equipo a realizar una palomita de esas que sirven para que un fotógrafo las plasme en un verdadero póster (25'). También hubo combinaciones preciosas que acabaron con remates que no llegaron a convertirse en ocasiones nítidfas de gol, como las que protagonizaron Morata (24') , Rodri (28') y otra vez Fabián (41').
Injusto 0-0 al descanso
Pero todo eso no sirvió de nada. Más allá de provocar la admiración de quienes se acercaban a las redes sociales para alabar el fútbol de la selección española, la realidad es que al descanso se registraban un 0-0 en el marcador del espectacular estadio del Schalke 04. Nada que ver, pues, con el gozo de un 3-0 sobre Croacia en el mismo lapso de tiempo.
El fútbol es así, no premia los méritos siempre, algunas veces incluso los castiga, entre otras cosas porque exige un elemento esencial llamado eficacia para que todo sea perfecto de verdad. España, está claro, no la tuvo. Dominó todas las facetas del juego, excepto ésa, y la consecuencia de ello es que siempre caminaba en el alambre. Corría riesgos en su presión y eso podía ser castigado por los italiano, algo que ha sucedido en infinidad de ocasiones. Afortunadamente, la pareja de centrales formada por Le Normand y Laporte, con la ayuda también de Cucurella estuvo muy acertada hasta el intermedio y los italianos no llegaron ni siquiera a asustar a Unai Simón en todo el primer periodo.
Precisamente Laporte había sido el único futbolista que había introducido De la Fuente en el once inicial respecto al estreno contra Croacia. Sustituía al lesionado Nacho y el resto era exactamente lo mismo. El seleccionador tenía razón para confiar en los suyos, claro que sí, y éstos volvieron a demostrar sobre el césped que han llegado con mucho fútbol en sus botas y con el convencimiento de hacer algo grande, pero para ello será necesario que el gol aparezca cuando se provocan ocasiones tan claras. No fue así y había que aguardar al segundo acto para comprobar las prestaciones de la selección cuando la cuesta se empina hacia arriba.
Una marcha más de España
España, sin embargo, tenía aún una marcha más en el cambio de velocidades de su motor. A pesar de que Spalletti hacía dos cambios defensivos en el intermedio, la selección apretó en busca de acumular más acercamientos hasta Donnarumma. La volvió a tener Pedri en un remate a bocajarro tras un pase atrás de Cucurella (52'). Otra clarísima hasta el balón entró en la portería de los actuales campeones de Europa cuando menos se esperaba. Fue otra jugada de mérito de Nico Williams, Morata entró al remate y no pudo culminarlo, pero tras rozar también el portero fue Carafiori quien la metió en su marco con la rodilla.
El marcador se había abierto, por fin, en el minuto 55 y España volvió a tener varias más para haber prácticamente sentenciado. Particularmente llamativas fueron las de Lamine Yamal (60') y Nico Williams (70'). Ambos protagonizaron sendos disparos de rosca y no entraron de puro milagro, particularmente la del futbolista del Athletic que se estrelló en el larguero muy cerca de la cruceta.
Desde ahí se iba a abrir el periodo de sufrimiento para España. Italia, con los cambios, y con la obligación lógica del marcador se fue arriba en busca de la igualada. Acumuló muchos hombres arriba, con sobredosis de delanteros incluso, pero el principal susto que se llevó Unai Simón fue en un avance de Cristante que no encontró el remate de Retegui (66'). Nada más, el resto eran faltas o saques de esquina que siempre provocan inquietud, sólo eso, pero quien de verdad tuvo dos clarísimas para anotar el tanto definitivo fue Ayoze, que debió marcar en los minutos 91 y 92. Donnarumma lo impidió, pero lo que no pudo el gigante guardameta, a pesar de subir en el último córner, fue evitar la victoria de España. La selección ya tiene seis puntos y las matemáticas son contundentes, acabará como primera de grupo.
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