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De Málaga en una inundación

El estirón de Pepe Pozas

El joven base malagueño se consolida en el Obradoiro, próximo rival del Unicaja, tras un breve paso por el Valladolid: "Todos tenemos el sueño de volver, pero es bueno salir de casa"

Pepe Pozas bota la bola en su visita al Carpena con el Obradoiro.
Ismael Touat Málaga

08 de mayo 2015 - 05:02

Debutó en un Unicaja convulso a pocos días de cumplir 19 años. Justo se cumplen cuatro temporadas de su estreno. Lo hizo ante el CB Granada, pero no se consolidó en el equipo malagueño. Su estirón en la élite se ha producido cuatro años después. Pepe Pozas se ha afianzado en la dirección del Obradoiro, próximo rival del Unicaja. "Es bueno salir de casa", cuenta Pepe. Este base malagueño, orgullo de Maristas, no oculta que su sueño es regresar algún día al club donde se ha criado pero su caso es ejemplo de que hay vida más allá del Unicaja. Con Pepe, hasta siete malagueños militan en diferentes equipos de ACB.

Aunque se estrenó en la Liga Endesa con el conjunto verde en mayo de 2011, el asentamiento de Pepe Pozas llegó tras varias temporadas de forja y aprendizaje en el Clínicas Rincón. La pasada campaña, en marzo, fichó por el Valladolid, que, aunque ya desahuciado económica y deportivamente, le sirvió de escaparate. Su irrupción le valió una llamada del Río Natura Monbus Obradoiro que dirige Moncho Fernández. El conjunto de Santiago ocupa una plácida duodécima posición. Pepe Pozas ha participado en los 31 partidos ligueros y promedia 3,6 puntos, 2,5 asistencias y 4,2 de valoración en 15 minutos por encuentro.

"Estamos haciendo muy buen año, estoy muy contento, con mi rendimiento y el del grupo. Estoy satisfecho. El año pasado con poco tiempo en Valladolid pude hacerme un puesto y me salió bien. Este año creo que he cumplido, aunque tengo mucho que mejorar", dice Pepe, oro y bronce con España sub 20. Del base siempre se destacó su buena mano y la facilidad para hacer números, aunque señala que este curso ha crecido en otros aspectos del juego. "He mejorado mucho en la dirección, en cuanto a saber lo que quiere el equipo y lo que necesita. También tengo menos pérdidas por partido. Creo que tengo buen tiro, pero no soy yo el que tiene que meterlos", apunta, entre risas, cuestionado sobre su mejoría desde que saltó de LEB Oro a ACB.

Comparte el puesto de base con otro producto de la cantera, Rafa Freire. En el Obradoiro también comparte vestuario y minutos en pista con el triplista Alberto Corbacho, quien estuviera en el filial cajista y en más de una ocasión pretendido por el club. Pepe habla maravillas de Corbacho y el alemán Maxi Kleber, jugador destinado a jugar en la NBA y autor de un 45 de valoración hace mes y medio, tope de la Liga Endesa este curso. "Son grandísimos jugadores y estoy muy contento de que estén aquí. No sé qué pasará con ellos en el futuro, pero su calidad salta a la vista", apunta.

Pepe ve clave a la afición del Multiusos de Sar ante un Unicaja que llegará a Santiago tras tres derrotas consecutivas. "No te genera ningún punto, pero ellos nos llevan en volandas. Lo hacemos en la pista vale por dos gracias a ellos. Multiplican nuestras energías y eso hace que ganemos mucho en casa", admite.

Ya visitó el Carpena con el Obradoiro, pero esta semana ya se está cruzando mensajes con amigos con motivo del enfrentamiento contra su Unicaja, muchos de ellos de su etapa colegial. "Ya he visto algún comentario por Twitter [risa]. Sólo espero que se sientan orgullosos de que un jugador de Maristas juegue en la élite", señala. "Ahora no estoy tan nervioso como la vez que jugué en Málaga, pero con ganas de ver a amigos, de jugar y, sobre todo, ganar", señala el base, que mantiene frecuente contacto "con Granger, Cañete [ayudante], María [fisioterapeuta]...".

Pepe se ha acomodado a la vida en Santiago. Tiene un año más de contrato. "Estoy con mi novia, y eso es muy importante para mí porque me ayuda a estar mejor en todos los aspectos. Mis padres y su familia también hacen muchos esfuerzos por venir y hacernos sentir como en casa", cuenta el malagueño, que no considera un drama lo de tener que buscarse las habichuelas fuera de su club de origen. En su caso, las idas son cíclicas. "Ya me pasó de chico. De cadetes me tuve que ir a El Palo porque conmigo no contaban y me ha vuelto a pasar ahora. Si te gusta el baloncesto, da igual donde lo juegues, que lo importante es seguir jugando, aunque no sea en tu ciudad. Salir de casa es bueno", resume Pepe. Quizá haya venida tras esta ida: "Todos tenemos ese sueño". De momento, espera en Santiago.

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