Senderismo
Una de las rutas más increíbles de Málaga

"Un guitarrista flamenco toca muy bien, pero con el rock no suena igual"

Sergio Sánchez

El catalán, asentado como líder de la zaga, asegura que vuelve a disfrutar del fútbol en el centro de la defensa. Hace un símil musical para explicar que jugar de lateral ha sido un suplicio para él: "Me sacrifiqué por el equipo".

José Manuel Olías

12 de septiembre 2013 - 05:02

Sergio Sánchez no deja indiferentes. Crea adhesiones o repulsa de manera indistinta. Catalán de nacimiento (Mataró, 1986), sus raíces familiares se hunden en Granada y Sevilla. Se siente a gusto en el sur, en Málaga. Dice que este año está disfrutando del fútbol, que lo hizo a nivel colectivo en las dos campañas anteriores, pero no a título particular. Destila un cierto resquemor con Pellegrini y mira al futuro creyendo en un Málaga consolidado y mejor. Con él como central, no como lateral.

-¿Qué tal le ha venido al equipo el parón?

-Algunos de los nuevos han tenido que irse con la selección y no hemos estado todos para trabajar, pero sí sirve para hacer los lazos más fuertes, compenetrarnos y comprender mejor lo que el mister quiere de nosotros.

-¿Cambia mucho el libreto de Schuster con respecto al de Pellegrini?

-No, el concepto es posesión de balón y el objetivo principal tenerlo. Y a partir de ahí, funcionar. Aunque en estas tres primeras jornadas aún no se ha visto lo que queremos hacer. Los tres equipos de enfrente llevaban más tiempo conjuntados o tenían un potencial ofensivo extraordinario. Esta semana ante el Rayo queremos demostrar lo que el mister quiere: ser protagonistas con la pelota.

-¿Cómo se trabaja tener más el balón o jugar en campo contrario?

-Se ve desde el principio, desde el inicio de jugada. A Schuster le gusta que la pelota salga desde atrás con buen trato. Personalmente me encuentro cómodo con esta idea. Es un indicio grande de lo que se quiere, nada de pelotazos, sino salir jugando. A partir de ahí, mucha movilidad y libertad arriba para intercambiar posiciones, que los defensas rivales no puedan fijar marcas y aprovechar superioridades numéricas.

-Hablaba del inicio de la jugada desde atrás. Una responsabilidad para usted dar esa salida.

-El mister confía en mí para esa tarea y yo muy agradecido, con ganas de mejorar, de sentir y recuperar mi yo futbolístico. Me siento más cómodo, más fuerte cada vez. Muy ilusionado y muy esperanzado con esta temporada.

-Se marchó Demichelis y Weligton está fuera durante varias semanas más. ¿Se siente el líder de la zaga, con mucho más peso?

-Siempre he sabido cuál era mi sitio, las cualidades y defectos que tengo. El año pasado no me dieron todas las oportunidades que hubiera deseado en la posición en la que sí las tengo ahora. Las que me dieron fueron partidos importantes, trascendentales. Madrid aquí, en el campo del Levante, en la vuelta en Dortmund... En todos, menos con el Borussia, acabamos con triunfo y actuación personal buena. Ello ha valido para que me den este año más confianza en este puesto, independientemente de los compañeros que tenga a mi lado. Es un peso que adquiero yo, no me lo tiene que dar nadie. Es algo interior, confianza propia, ser siempre humilde y trabajar cada día mejor para ser más fuertes colectivamente. El peso es el que cada uno se quiere dar a sí mismo.

-¿Tanto cambia jugar de lateral a central?

-Sí, muchísimo. Por ejemplo, el mister el año pasado quería mucha ida y vuelta en el lateral, muchos uno contra uno para, si robabas, hacer la superioridad arriba. Claro, en partidos contra gente rápida, un tipo de 1.87 y cierta envergadura como yo no tiene la facilidad a la hora de encarar o meter el cuerpo. Para los demás era una bicoca. Ha habido muchos casos de jugadores que han acabado pasando de laterales a centrales por eso. Te puedo decir que Puyol era lateral y los técnicos vieron que de central rendía mucho mejor. Esa corpulencia también la tiene Sergio Ramos, que ha sido un grandísimo lateral, pero que ahora, por su peso y estatura, tiene que pasar al centro y es un pedazo de central. Y así te podría decir muchos jugadores, sobre todo cuando vas perdiendo explosividad para jugar en banda. A mí me ha tocado este año y muy contento, con ganas de aprovecharlo. El pasado, tanto para lo bueno como para lo malo, pasado está.

-Se deslizó una conversación suya con Schuster en el verano en la que pidió jugar como central para quedarse en Málaga. ¿Se produjo realmente en esos términos?

-No exactamente así. El mister llegó sin imponer nada, muy dialogante, sabiendo cómo veníamos del año pasado, quería conocernos y probar nuestra forma de ver el fútbol. Coincidimos en mi situación, en la manera de verla. Si no, pues yo ya no quería seguir jugando al fútbol sin disfrutar como el año pasado, porque ves que sufres más de la cuenta. Hubiera buscado una salida. Pero el mister estuvo de acuerdo y, afortunadamente, aquí seguimos.

-Habla como si hubiera padecido mucho la temporada pasada. ¿Fue así?

-Sí, lo pasé mal. Estamos expuestos a esto, al servicio del equipo, pero fue algo abusivo. Pero el mister me hacía entrar en una semana, en partido clave, y me quitaba tres. Juego de central y se gana al Madrid [3-2 en el mes de diciembre] y me quita sin ninguna explicación, ahora juegas de lateral izquierdo, ahora entrenas de lateral derecho... Fue un baile para mí, fue un año complicado. La gente de mi alrededor me hizo entender y asumir que ese año era para el equipo. Yo soy humilde y así me lo tomé, no como un año no de lucimiento personal, sino como una pieza para que el Málaga tirara de mí en la posición y en el momento que hiciera falta. Ahí estuve yo.

-La primera vez que le recuerdo fue en un Mundial sub 17 en el que España fue subcampeona con Cesc, Silva, Jurado o Javi García al lado. Y era central. ¿Siempre lo fue o lo alternó con el lateral?

-Siempre central. Con 10 años me fichó el Espanyol y en todas la categorías de la selección siempre fui central. En el Castilla también, en el Sevilla fiché como lateral pero cuando me recuperé de la lesión de corazón fui para el centro. Y aquí me fichan después de que mis últimos 11 encuentros con el Sevilla fueran ahí. También es verdad que en el Espanyol jugué de lateral, antiguamente quizá lo podía hacer mejor. Por condición física y corporal a uno le cuesta más con gente rápida y pequeña. Con Pellegrini estuve dos años de lateral, puse ese chip para trabajar por y para el equipo. Ahora que acabó la era Pellegrini quería ser otra vez feliz jugando al fútbol, sentir mi yo como central. Lo más importante es que Schuster estuvo de acuerdo, llegamos muy fácil a un entendimiento. Al Málaga le estoy muy agradecido y también al mister por darme esa portunidad.

-¿Qué tal la sintonía con Angeleri y con Chen, los nuevos centrales?

-Muy bien. Chen viene de una Liga menos competitiva y con menos experiencia. Pero llega con muchísimas ganas de progresar y aprender. Es una esponja, lo absorbe todo, constantemente pregunta y quiere aprender. Con Marcos, pese a su experiencia, puedo hablar de tú a tú. Con él la relación dentro y fuera del campo es muy fluída y eso se nota. Se han fichado buenos futbolistas y buenas personas. Y eso ayuda a un vestuario.

-El año pasado se habló recurrentemente de un vestuario muy unido para sortear los problemas económicos que hubo. ¿Ha cambiado mucho el grupo?

-Cambian nombres, cambia el estatus. Pero creo que el club ha fichado gente con proyección, con la que poder trabajar a medio y largo plazo para tener fruto a nivel colectivo y con las ventas que se puedan concretar. No es para cosas inmediatas. Pero la base, el buen ambiente, la gente llana y trabajadora, permanece. El año pasado el vestuario era muy bueno también y este igual. La sintonía era muy buena.

-El otro día decía Joaquín que aún tenía pesadillas con Dortmund de vez en cuando. ¿Le ocurre también?

-¿A quién no le pasa? Cuando escuchas la musiquita, ves cualquier partido.... pum, te salta ese momento. Es inevitable. Durante 180 minutos lo tuvimos ahí y en uno y medio se fue... No se asume. Se lleva, pero no se asume. Es algo difícil de digerir.

-¿Qué tal le va al artista en Florencia? ¿Mantiene el trato con él?

-Sí, claro. Hablamos mucho por whatsapp. Él es un chico que necesita mucho cariño, que todo el mundo le arrope. Y allí igual le falta eso y lo echa de menos. Viene de estar con la familia malaguista, que se volcaba con él y lo adoraba. Pero el fútbol que lleva dentro no se puede contener y le dará para jugar en cualquier liga o equipo en que se proponga. Y en Florencia también cuando esté cómodo.

-Usted es un jugador que no deja indiferente. ¿Ese cariño de la afición sí lo ha sentido?

-Creo que he recibido críticas injustas porque quizá no se conocía lo que pasaba. Pero me debo al fútbol y eso implica deberse a la gente que le gustas y a la que no le gustas. Me quedo con esa muchísima gente que me ha apoyado infinidad de veces. Ahora noto más ese cariño, ese ánimo, ese impulso de alrededor. Me ratifica que mi puesto es de central, donde lo hago bien. Como me dijo una vez alguien, un guitarrista flamenco toca muy bien la guitarra, pero si prueba con el rock no suena igual, no tiene ese toque, ese duende de los flamencos. De lateral, pues juego, lo podré hacer mejor o peor. Como de central. Pero ahí sí disfruto.

-Es muy abierto en las redes sociales, expresa sus sentimientos y se esconde poco. ¿Cree que eso le perjudica?

-Soy consciente de ello, me perjudica. Pero también hay gente que se merece que le responda y que le ayude. No por odiar lo negativo me voy a esconder. Hay gente que valora, por poca que sea, que sea transparente, saber de mí, que ayude y sea partícipe de esa comunión con la afición. No sólo soy yo, somos muchos los que por twitter nos comunicamos. Al fin al cabo somos personas como ellos y es importante que ellos sepan de nosotros y que nosotros sepamos cómo late el malaguismo.

-Sergio, hablaba antes del flamenco, se le ha visto también por La Malagueta en los toros. No es un catalán corriente.

-Mis raíces son andaluzas, de Granada y de Sevilla. Me he criado con estas costumbres, con esta forma de vida y el que me conoce sabe que aquí en el sur soy uno más. Obviamente quiero mucho a Cataluña, es mi tierra, me ha visto nacer y crecer. Pero lo que uno lleva dentro no lo elige. Y lo que yo siento es más sureño que catalán.

-Ayer fue la Diada. ¿Se siente un poco raro con la situación política que se vive en su tierra ahora?

-De política mejor no hablar. Hay mucha diversidad de opiniones y ahora uno no sabe por dónde tirar. Espero que se arregle por el bien de todos.

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