7 historias del 7
Miles de anécdotas salpican la vida de Juanito. Muchas de ellas, aunque repetidas hasta la saciedad, siguen siendo divertidas; otras estaban escondidas en rincones más íntimos de familiares y amigos. Málaga Hoy recopila siete historias personales del fuengiroleño en homenaje a su genio y que alimentan su grandeza.
La chaqueta de borrego
Esta la cuenta Nene: "Cuando trabajaba en Confecciones Sur, me compré un chaquetón de piel de borrego que no me valía para nada en Málaga. Juan me comentó que tenía que ir a Rusia a comentar un partido con TVE. 'Llévatelo, que esto no me lo pongo yo en la vida', le dije. Se lo probó y le estaba perfecto, sólo se tuvo que arreglar un poco las mangas. Luego me lo quiso devolver, pero le señalé que se lo llevara a Mérida, que allí le iba a venir bien durante su etapa de entrenador. Cuando vi en las fotos del accidente que lo llevaba... Uf. Con el tiempo me contaron que el chaquetón se lo había quedado Santi Cañizares, portero suyo en Mérida".
La capea del autobús
Salguero aún se troncha con la que viene: "Me lo pasé particularmente bien un día que empezábamos la pretemporada con el Madrid. Partíamos en autobús hacia Galicia y al arrancar Juan se puso en pie: 'Señores, como esto me va a costar una multa de 500.000 pelas, vamos a procurar disfrutarlo'. Puso una cinta de vídeo en la que salía él perfectamente ataviado de torero en una capea que había preparado en Fuengirola. Lo mejor es que se puso a hacer de cronista y a narrar todos sus movimientos.
Un café de una hora
La siguiente es la preferida de su hermano José: "Una tarde lo recogí en Granada y lo llevé a Almendralejo, donde jugaba con Los Boliches. 'Gordo, ¿no paramos a tomar café?', me pidió a medio camino. Salí en la primera venta que vi y allí había 15 autobuses de niños de 10 a 12 años. Nada más bajar del coche había unos 400 chavales rodeando el coche. Los profesores no podían controlarlos, pero Juan los colocó a todos en fila y allí estuvo durante una hora firmando a todos. 'Vaya café que me has dado', maldijo. El día después del accidente, cuando veníamos con el féretro en el coche, en todas las radios hablaban de él. En uno de los programas pude oír a un maestro de Badajoz que había llamado para contar la anécdota del café en la venta tal y como fue".
Intimidación en Chamartín
Paco Pineda casi se atraganta en su relato acerca de cómo imponía la figura del 7: "He estado en los partidos de homenaje de Velázquez, de Pirri y el de Juanito. Y como el de Juan, ninguno. Recuerdo las luces, la oscuridad... y el respeto [aquí se emociona]. Fue muy grande, y no sé si la gente se dará cuenta de cuánto. Y es que Juan ganaba los partidos desde que bajábamos por la larga escalera del Bernabéu al campo. Cambiaba el rictus. He visto equipos con tanto susto en la cara que, de haber podido, no habrían salido a jugar. Yo lo recuerdo de cuando estando en el Castilla jugué la final de Copa contra él. "Os vamos a matar", nos decían desde la escalera. Y nosotros éramos niños de 20 años. Pirri me dio una patada en el partido que cuando me fui de pretemporada a Venezuela con ellos varios meses después aún tenía un derrame". Lo refrenda el José Gómez: "Juan era ganador. Si perdía al parchís, había que comprar otro parchís".
El Bernabéu abierto para él
David Rodríguez, biógrafo de Juanito, se vio beneficiado del influjo de Juanito en el madridismo: "Una vez escrito el libro, nos reunimos con miembros de la Fundación del Real Madrid, una comida cordial para definir la sede de la presentación del libro en Madrid. Cuando llegó el momento de pedir el Santiago Bernabéu, ya aleccionados por la editorial de que iba a ser imposible, Roberto [hijo de Juanito] me dio esperanzas. 'Nada es imposible con mi padre', fueron las palabras que me dijo. Y yo, que lo veía muy negro tras la comida con los representantes de la Fundación, recibí una llamada gratísima; Butragueño nos había dado el ok. 'Juan es un símbolo del club y una parte del club es él, así que no le podemos cerrar las puertas del Bernabéu', fue el argumento que Butragueño le había dado a la Fundación. Nunca me han cerrado una puerta cuando llevaba su nombre en la boca".
Un curso movidito
Nene disfruta recordando las vivencias de un año compartiendo aulas y viajes en el curso de entrenadores que se desarrollaron en Granada: "Me fascinaba cómo se transformaba en dos personas durante el curso de entrenador. Le dio mucho cariño a Lucas Alcaraz, que era sólo un niño, porque no le importaba acercarse a nadie. Recuerdo que por la época él anunciaba unos champús y nos topábamos con las vallas publicitarias con su cara por el camino. No nos parábamos de meter con él por eso hasta que se presentó un día con cajas llenas de champú. También me reí mucho en los partidillos que hacíamos los días del curso. Recuerdo un 3-0 en el que un miembro del curso, Pedro Pareja, se mofó de él con un 'No veas la que te meto, Aniceto'. Juan se volvió loco, se fue a por él y le espetó: '¡He estado diez años con una mujer y no la conocí, así que tú quién eres!'. Y en cuanto se giró me guiñó y se rió".
90 'minuti' en varias lenguas
Pepe Salguero es uno de los privilegiados que pudo comprobar cómo imponía el archiconocido "90 minuti en el Bernabéu son molto longo": "En uno de mis primeros entrenamientos en el Castilla me echó la mano por encima del hombro y me dijo: 'Paisa, aquí todo lo que te haga falta, ¿eh? Eh, vosotros -gritaba a los Del Bosque, Santillana, Camacho-, que este es malagueño como yo, queredlo bien'. Y entonces se convirtió en mi padre en Madrid. Por entonces no podía ni imaginar la historia que todos recuerdan de él, el "Noventa minuti son molto longo en el Bernabéu" previo a la remontada ante el Inter. Pero no se quedó ahí. Desde entonces, la usó con todos, ya fueran italianos, alemanes o belgas. Se agarraba a la valla que separaba a los equipos antes de saltar y se lo chillaba. No entendían sus palabras, pero al verle la cara sí que lo comprendían".
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