Davidovich devora a Davidovich
Tenis
El malgueño dominaba a Schwartzman por 6-2 y 5-2 pero acabó perdiendo por 6-2, 6-7 y 1-6
Hubiera sido la mejor victoria de su carrera, ante el número nueve del mundo
Alejandro Davidovich completó sobre moqueta en el Bett1Hulks Championship de Colonia (Alemania) un partido increíble. Jugó seguramente el mejor tenis de su incipiente carrera, que se adivina brillante, pero en la que debe corregir actitudes como las que desplegó cuando tenía un partido ganado y lo acabó perdiendo. Su tenis vale más que su puesto 64 del mundo, pero debe mejorar mentalmente. Fue un huracán el malagueño durante casi dos sets ante un Top 10, el argentino Diego Schwartzman, número nueve del mundo y que recientemente ha ganado a Rafa Nadal y Thiem en tierra batida. Le sometió con un tenis de altísima escuela, desbordante, ante un argentino desarbolado. Abriendo ángulos, ahora desesperándole con dejadas, más tarde con golpes desde el fondo profundos y fortísimos. Así llegó al 6-2 y 5-2. Y ahí, con dos breaks a favor, Davidovich devoró a Davidovich.
Tuvo el malagueño tres saques para ganar el partido, con 5-2, con 5-4 y con 6-5, con un match ball en el 5-4. Pero no concretó, acabó perdiendo en el tie break en el segundo set (por 7-3) y entregó, tras estar 10 minutos en el vestuario, por 6-1 el siguiente set, ya un trámite en el que se dejó de ir y vagó por la pista, un sombre de lo que había sido durante una hora. Una lástima, porque el malagueño ha desplegado un gran tenis en Colonia esta dos semanas, con una semifinal y unos cuartos de final, derrotado sólo por Zverev y Schwartzman, dos Top 10. Es lo que debe prevalecer en la conclusión positiva, seguramente aparezca este lunes en el mejor puesto de su carrera. Pero también hay trabajo por delante. Su cabeza, en algunos momentos, no responde al tenis que posee.
El majestuoso Lanxess Arena, habitual escenario de la Final Four de la Champions de balonmano, presenció, no obstante, una hora de un tenis de altísima escuela del jugador malagueño. Vacío de público, pero con mucho pedigrí. La sinfonía comenzó con un descarga alucinante de golpes de Davidovich para colocarse 3-0 (con dos breaks) y 30-0 a favor. Schwartzman no daba crédito, pero el malagueño tuvo un momento de vacilación y perdió ese juego y el siguiente, con ocho puntos seguidos del argentino.
La respuesta de Davidovich fue fulminante, tres juegos consecutivos para llevarse la primera manga por un 6-2 en menos de media hora. Había sido un recital de tenis y cabía esperar la reacción de un rival del calado del argentino. Rompió de primeras el malagueño, no obstante, para ceder los dos siguientes juegos, saque incluido. Se conectó de nuevo el de Rincón de la Victoria y enganchó cuatro juegos consecutivos para colocarse 5-2, con dos breaks en el bolsillo. Sirvió para ganar y tuvo un match ball, pero fueron sus peores momentos en el encuentro. Dudó y acabó entregando el juego y el siguiente (5-4).
Davidovich servía de nuevo para ganar, pero tampoco consumó. 0-40, dos grandes derechas para 30-40 y una dejada que no venía a cuento. Son los detalles que debe mejorar para seguir creciendo en su tenis y en su ranking. Previamente había jugado el último punto con 5-2 con un saque por abajo que le costó una doble falta. Es un jugador genial, pero debe elegir cuándo serlo y cuándo ser consistente. Quiso acabar demasiado rápido.
En un partido volcánico, con dos jugadores de fondo de pista y no grandes sacadores en una pista rápida, con 5-5 rompió Davidovich al argentino, que parecía encendido, y sirvió de nuevo para ganar, por tercera vez. Imposible, otra vez su juego estaba atenazado y abusó de las dejadas sin éxito. 6-6 y al tie break. Todo lo bien que había jugado anteriormente se descompuso. Era un flan el malagueño, desquiciado, tomando malas decisiones constantemente. Lo paradójico es que él, número 64 del mundo, era quien determinaba sobre la pista lo que ocurría ante el número 9. Pero perdió por 7-3 en la muerte súbita, enmarañado con las dejadas y con sus fantasmas.
El último set, tras 10 minutos del malagueño en el vestuario intentando recomponerse, fue un castigo para el malagueño, que ya no quería estar en la pista tras lo que había pasado con anterioridad. Davidovich se había encontrado a principios de año en el Open de Australia con Schwartzman, en la segunda ronda y tras ganar su primer partido de grand slam, y cayó por un claro 6-1, 6-4 y 6-2. Evidencia lo que ocurrió ayer lo que he mejorado en este 2020 el malagueño, que tiene un techo muy alto al que debe ponerle suelo.
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