"Me impactó que aquí nadie se deja ir, todos trabajan duro"

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El jugador francés es una de las apuestas más ilusionantes del Unicaja 2015/16 Transmite ilusión y asegura que se pueden hacer grandes cosas Decidió que debía jugar aquí tras el primer partido de 'play off' en Málaga

Edwin Jackson, en un momento de la entrevista en la pista central del Carpena.
José Manuel Olías Málaga

07 de septiembre 2015 - 05:02

Edwin Jackson (Pau, 1989) tiene ADN de baloncesto. Es hijo de Skeeter, nativo de Louisiana (Estados Unidos) que hizo carrera en el país vecino y vistió en 41 ocasiones la camiseta de Francia en los 80. Podía estar en el Eurobásket ahora mismo, pero Vincent Collet le dejó fuera del particular Dream Team galo. Es carismático Jackson sin forzarlo, le sale natural. Empieza hablando en un dignísimo español y después vira hacia el inglés. Y deja reflexiones interesantes.

Se le ve cómodo en Málaga, transmite bienestar. ¿Cómo ha sido su aterrizaje?

Antes de la pretemporada entrené durante dos semanas todos los días aquí. Me gusta mucho cómo juega el equipo, con el coach Plaza y su filosofía. Mis compañeros son buenos, trabajan duro y estoy muy contento. Ahora cansado, la verdad, pero es normal en pretemporada.

¿Tiene nostalgia por no estar en el Eurobásket?

Creo que, en la vida, lo pasado es pasado. No puedes cambiar el pasado y ahora sólo pienso en Málaga. Espero lo mejor para Francia, que tengan un gran torneo. Pero no estoy allí, estoy aquí y mi cabeza está aquí 100%.

Allí sigue un buen amigo, Florent Pietrus, que estuvo aquí durante tres años. ¿Le recomendó venir?

Flo me dijo que cuando el Unicaja está bien y gana es el mejor sitio para estar. Los fans son increíbles y éste es un sitio bonito para vivir. Es fácil ser feliz en Málaga, así que me dijo que disfrutara lo más posible. Él tiene increíbles recuerdos de sus años aquí y espera que me vaya tan bien como a él.

¿Cuál es la razón definitiva por la que dice que debe estar en Málaga esta temporada?

Habíamos hablado ya con Málaga, pero fue cuando vine con el Barcelona en el tercer partido de las semifinales del play off. Alguna vez en la vida hay sensaciones o llamadas que no sabes explicar de dónde te vienen o por qué te llegan. Pero yo sentí ese día que debía jugar aquí. "Yo quiero jugar en Málaga, me encanta este sitio", le dije a mi agente. Después cerramos el contrato y hablé con Plaza durante más de una hora. Hablamos de cómo veía él el baloncesto y cómo lo veía yo. Y la idea de ambos estaba muy cercana. Creo que ha sido una buena elección.

¿Qué le cautivó de Plaza?

No sólo es baloncesto, no sólo si vas a jugar 15, 20, 35 o 40 minutos. Se trata de mejorar, de ser mejor y ganar, de una idea. Lo ves entrenar sientes que te ayuda a superar los retos que te has planteado.

¿Cuál es la posición en la que se siente más cómodo? ¿Dos o tres?

No me importa. De uno, de dos, de tres, de cuatro, de cinco... No me preocupa. El baloncesto evoluciona y, de la manera en que se juega ahora, es importante poder desenvolverte en varias posiciones y ser capaz de hacerlo bien. Carlos [Suárez] es un tres grande, igual a veces puede jugar Jamar [Smith] ahí si hace falta velocidad. O pueden jugar Dani [Díez] y Carlos juntos... Lo importante es saber qué se quiere de ti en cada puesto.

Cuando se habla con compañeros que estaban en el equipo el año pasado destacan que el equipo es mucho más físico. ¿Nota usted, que destaca en eso, buen nivel en ese aspecto?

Aún no llegaron Nedovic y Hendrix. Quizá soy más físico que Toolson y Vasileiadis, a los que respeto muchísimo, son grandes jugadores. Seguramente soy más rápido y físico y ellos son más tiradores. Somos diferentes, pero ahora podemos correr más respecto al año pasado, jugar rápido.

Jugó contra Jamar Smith en Francia, tiene una idea aproximada de él. ¿Cómo le ve?

Jugué un par de veces contra él. Sé que puede jugar en ACB. Es un buen tirador, es divertido jugar contra y con él. Es positivo, tiene energía, es bueno tenerlo al lado. Trabaja duro y contagia. Pero es algo que me ha impactado aquí, que todo el mundo trabaja duro, no ves a nadie que se deja ir, que es normal en otros equipos. Trabajamos en el césped del estadio corriendo y ves a Germán Gabriel, con 35 años, dando todo lo que puede. Igual después en la pista. Fran igual, todos trabajamos en la misma dirección.

Venía de ser el mejor anotador de la Liga francesa y pasó a no jugar muchos partidos y pocos minutos en el Barcelona. ¿Cómo lo afrontó?

A nadie le gusta no jugar. Pero es un gran experiencia, aprendí mucho de ella. Seguí trabajando y eso me permitió venir a Málaga. Mi primer partido ante el Madrid fue bonito, jugué varios clásicos... Tuve altos y bajos. Conocí gente increíble como Marcelinho Huertas, Brad Oleson y Ante Tomic. De Juan Carlos Navarro aprendí mucho, cada día, en cada entrenamiento. Fue interesante formar parte de ese equipo. Los detalles, la disciplina de jugar en un equipo enorme... Eso ahora sé como es. También lo que es la ACB, cómo se arbitra, las pistas pequeñas a las que vas cómo son... Todo eso me va a valer este año para aplicarlo en Málaga. No me arrepiento de haber jugado estos meses en Barcelona, en absoluto.

Su padre fue jugador, pero no exterior...

Era un ala-pívot. No hay comparación conmigo [risas].

¿Qué aprendió de él?

Cuando era niño veía a mi padre cómo cuidaba su cuerpo, qué hacía después de un partido para recuperarse. Le veía trabajar duro, comprendí desde joven qué hay que hacer para ser profesional, si quieres competir.

¿Recuerda verlo jugar?

Sí, sí. Compitió hasta que tenía 41 años en la tercera división y seguía haciendo la misma rutina. Pudo seguir jugando, seguro. En mis primeros años en la cantera del Asvel, con 45 años aún seguía por allí corriendo y haciendo lo mismo que nosotros, en perfecta forma. Corre cada mañana. Todo eso se me quedó grabado. Ahora él es parte del staff del Villeurbanne.

¿De dónde viene lo de Skeeter?

Es una larga historia. En su familia era el más pequeño y el más delgado, aunque acabó midiendo más de dos metros. A la familia le llamaban de otra forma pero se le quedó, comprimiendo, como skeeter. Todo el mundo le llama así, el mosquito.

Es de formación francesa pero también tiene genes americanos. ¿De dónde se siente más?

No me siento más de uno u otro lado. Pude ir a la NCAA pero decidí que no. Tenía en mente ser profesional y es algo que no me atrajo. Creo que soy una buena mezcla. Los americanos trabajan quizá de manera y son más individualistas, más agresivos y con mucha confianza en sus posibilidades. Aquí somos menos egoístas, compartimos el balón y pensamos más en el equipo. Creo que tengo el equilibrio ideal entre las dos maneras de ver el baloncesto.

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