Italia-Países Bajos, la final fortuita de la Copa Davis
La tiranía de Jannik Sinner, inabordable en Málaga, ante la Cenicienta de la semana, en una final con claro favoritismo azzurro
Málaga, una pequeña Roma
Málaga/Italia y Países Bajos resuelven la Copa Davis de Málaga en una final con su encanto (16:00 horas), duelo europeo por el cetro mundial del tenis. Se teñirá el Carpena de azul y naranja: la grada tulipán neerlandesa, cada vez más numerosa en la ciudad costasoleña, que saborea la primera final en su historia de su selección, ante el grupo que moviliza Jannik Sinner, el rey del tenis mundial y gran estrella del deporte transalpino. Málaga fue una pequeña Roma por ver a Italia, cerca de revalidar título, país dominante con hasta siete raquetas en el top-70. Y el contar con una referencia como Sinner impulsará a sacar más proyectos y extender esa cultura tenística, también para el italiano de a pie. Es difícil imaginar otro guion que no sea otra Ensaladera en Málaga, sería la tercera para Italia, segunda desde que se creó el Grupo Mundial a comienzos de los 80, pero los holandeses reventaron el torneo el martes, un grupo de jugadores desinhibido que ya ha cumplido en estas Finales. La Cenicienta de la semana, tendrá que jugar con eso el equipo azzurro, muy favorito.
Además de Sinner, la incógnita será el dos italiano, primer punto de la final. Musetti no convenció ante el argentino Cerúndolo, debería repetir Berrettini. Y los neerlandeses, encontrar una vía para al menos forzar el doble, equiparable al nivel italiano. Tallon Griekspoor y Botic Van de Zandschulp disputarán los individuales, jugadores que han desplegado gran tenis en la semana, aunque la entidad del rival se eleva. Se reduce a buscar un mal día de Sinner, esa fatiga no llega, al contrario. La ley del número uno, inabordable y sin oposición. Ha ganado los últimos 24 sets que ha disputado. Rondó la sorpresa Argentina en cuartos, pero los italianos cogieron impulso para resolver una semifinal por la vía rápida ante Australia, no por ello algo de sufrimiento.
Trabajó un gran primer punto Matteo Berrettini, que se estrenaba en el individual, ante un Thanasi Kokkinakis rodado de cuartos de final. Se apuntó Berrettini a la Davis a última hora, finalista de Wimbledon en 2021 y un número seis del mundo en su momento. Un tenis atractivo, madera de campeón de Grand Slam, pero apareció Djokovic en la hierba londinesa. Entró en un bache tras esa fase en la élite, uno de los grandes deportistas que naturalizó los problemas de salud mental, y parece que despega en 2024, número 35 del ranking, aún con 28 años. Superó al australiano por 6-7 (6-8), 6-3 y 7-5 en dos horas y 46 minutos de choque. En un primer set que no supo cerrar el italiano, primero sacó con 6-5 y en el tie-break desperdició dos puntos de set. La atmósfera de la Davis, que ha dejado algún desempate enrevesado de la semana, lo aprovechó Kokkinakis, nombre potentísimo de su etapa júnior, de la misma generación que el italiano pero una cabeza desordenada en alguna etapa, no al nivel de Kyrgios, muy amigo del excéntrico y polémico jugador australiano, alejado del circuito por la mala vida.
Le dio la vuelta el espigado jugador italiano, con dos primeros golpes élite, armas nucleares que se adaptan de maravilla al cemento del Carpena, más en esta pista especialmente rápida. Con una grada inclinada para los italianos, rugía el Palacio con el “Matteo, Matteo”, carismático y pasional, nada que ver con la frialdad de Sinner. Aprovechó un break Berrettini y ahora sí ganar el segundo set, el saque del italiano empezó a carburar, uno de los mejores del circuito, igual que ese spin endiablado en su derecha. Dominó la situación, la temperatura estabilizada hasta esos momentos calientes de partido. No se le ha olvidado a Berrettini, pasó por encima del australiano con el 5-5, ahí rompió con algún punto espectacular y el graderío azzuro empujó. 6-5 y la contundencia de ganar el primer punto para Italia con un ace, el decimocuarto. Un punto que era oro antes de la aparición de Jannik Sinner.
Y el capo no falló. El tenis de Sinner vive un momento de fluidez asombroso, imparable ante cualquier ser al otro lado de la red. Las piernas bailan a una velocidad acelerada, igual que su bola, hasta un sonido diferente. Ejercía de muro Alex de Miñaur, de los jugadores más estables y sólidos del circuito. Departía con el capitán Hewitt, ese rostro de aguantar la oleada y aguardar algo que aparezca. Pero no dejó ni media el italiano (6-3 y 6-4). Ambos jugaron hace dos semanas en el Round Robin de Turín, en unas condiciones similares, menos capacidad de sorpresa (mismo resultado que en Málaga). Sí que flaqueó Sinner con el 2-0, con un break de entrada, se recompuso el pequeño y ágil tenista australiano, pero otro quiebre para encarrilar y cerrar el primer set por. A placer y controlando los tiempos, los códigos de un número uno. Olió sangre con el 4-4 y acabó la semifinal con contundencia. "Jugar con Jannik Sinner es como intentar resolver un puzzle, solo se me ocurre explicarlo así", la aceptación de Alex de Miñaur tras la serie. Solo Países Bajos podrá evitar otra Davis italiana, y la guinda al año difícil de emular de Sinner.
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