Y el jeque se hizo carne

Y habló "Por supuesto que hay futuro y por supuesto que vamos a invertir", aseguró tras el partido Retraso No estuvo en la comida de directivos, entró en el minuto 3 y tras el partido se pasó por el vestuario y felicitó

Y el jeque se hizo carne
José Manuel Olías / Málaga

25 de octubre 2012 - 05:02

El jeque esperó al minuto 3, se hizo carne en el palco, medio año después de que saludara desde el césped el día que el Málaga se metió en la Liga de Campeones tras ganar al Sporting y La Rosaleda le venerara. Muchas tribulaciones en este periodo, tensiones financieras muy serias que incluso hicieron temer por el futuro del club. Cuitas en la tesorería que aún no se han resuelto y que han costado pérdida de jugadores, que no de resultados y juego preciosista, visto está. Está repercutiendo en dinero, con estas victorias de Champions.

Vino Al Thani a lucir palmito en ese tipo de encuentros en los que se le aguardaba, en los que cobraba sentido la notoriedad y reputación que adquiría con su tremenda inversión. Llegó tarde, quizá para no atraer los focos, para no llevarse algún pitido, para no distraer al espectador, váyase a saber por qué. Esa indescifrable manera de pensar ha llevado al Málaga a merodear el abismo, también a la cima, con días de gloria como el de ayer. Desde su mansión marbellí, con sus paseos y cenas por Puerto Banús que sus hijos twittean, el jeque se vino a La Rosaleda y allí apareció con el partido empezado. Realmente su presencia no tuvo trascendencia en aplausos o pitos. La afición casi ni se percató, disfrutó a lo suyo con los de abajo, con los del césped. Como él, se supone.

Tiene faena Al Thani en Málaga, debe pulsar teclas estos días que despejen el futuro, esos nubarrones negros, del club. Pudo comprobar el jeque que la obra que él mandó construir luce con esplendor poco más de dos años después. Pero tiene un precio y un coste que él dejó de pagar de manera abrupta. Está a tiempo de engancharse por la profesionalidad y dedicación de los obreros y los artistas. Pero ellos, y el respetable que atestó ayer Martiricos, necesitan ese respaldo. Su presencia es un buen paso. Aunque no estuviera en la comida de directivas, en la que su mandado Shatat fue el representante con Adriano Galliani, la mano derecha en asuntos futbolísticos de Silvio Berlusconi.

Tras el partido, aparte de carne, Al Thani se hizo verbo. Allí le esperaba el micrófono de Mónica Marchante en el Canal Plus para mandar un mensaje. "Estoy feliz hoy. Felicidades al entrenador, a los jugadores y los aficionados. Son tres puntos muy importantes y espero que consigamos el primer puesto del grupo", decía el presidente malaguista, que a continuación entonó la frase "por supuesto vamos a invertir", antes de que se cortara el sonido y dejara en ascuas. Según especificó la periodista en su cuenta de twitter, el jeque completó su frase con "por supuesto que hay futuro".

Palabras reconfortantes que suenan a gloria bendita. Aunque en el vestuario se han pasado fatigas suficientes este verano para que aún conserven un punto de escepticismo, a pesar de la vuelta del jeque. Pellegrini, que se había mostrado conciliador en las últimas semanas, terció tras el encuentro. "A nosotros nos gustaría que estuviera aquí siempre, que viera el máximo de partidos posible, sería una buena señal. Que haya venido es un buen paso. Pero tiene cosas que arreglar, no está sencilla la situación, el futuro no está fácil. Es una alegría que esté aquí y ha saludado a todos en el vestuario, pero ya conversaremos tranquilamente. ¿Cuándo? No sé", eran las concisas y nada dubitativas palabras del técnico chileno tras el encuentro cuando se le cuestionaba por el jeque.

"Que se dé cuenta, coño, de que no es fácil lo que estamos haciendo. Si hay que aprender árabe, aquí no hay problema", decía con su habitual gracejo Joaquín, el protagonista del partido, con su penalti errado y con su gol definitivo. El esperado regreso del jeque no resultó gafe. Las cosas sin él deportivamente han ido como un tiro, pero de manera insitucional no tanto, al contrario, se ha corrido un riesgo grave que los protagonistas no han olvidado. El jeque ya comprobó que su dinero no ha caído en saco roto, puede presumir con sus familiares de que en el sur de España, al lado de Marbella, es propietario de un equipo fabuloso.

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