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José Daniel Martín Dockx, el jinete malagueño que desafiará a Versalles y su encanto

Hípica

Con dos participaciones en los Juegos Olímpicos (Londres 2012 y Río 2016) y dos diplomas, espera repetir resultado en París con Malagueño LXXXIII, un caballo prodigioso "de mucha personalidad y fuerza", campeón del mundo y de España

"Cuando llegas a unos Juegos, a París además, y encima a una pista en Versalles, te sube la motivación y adrenalina de competir ahí, pero habrá que saber manejar todo eso", afirma el deportista más veterano de la delegación malagueña, pero con un hambre intacto

Los malagueños en los Juegos

Martín Dockx entrena en Mijas / M. H.

José Daniel Martín Dockx (1974) es el deportista malagueño más veterano en París. Desde los seis años pegado a un caballo, por influencia familiar, el jinete mijeño, aunque también con sangre fuengiroleña, vive uno de los momentos más brillantes de su carrera, que ya ronda las tres décadas. Campeón del mundo de Doma Clásica en Madrid; aviso serio antes de una temporada 2024 con victorias en Sevilla o Doha, y un Campeonato de España inmenso en Barcelona a finales de mayo, pleno de tres oros en los tres días de competición. Fase brillante para Dockx gracias a Malagueño LXXXIII, un purasangre de raza española que ahora le invita a soñar en París, sus terceros Juegos Olímpicos tras Londres 2012 y Río 2016, séptima plaza en ambos y un diploma que se espera mantener en los jardines de Versalles, escenario difícil de superar en estos Juegos y que le da un aliciente muy importante a la hípica. "Cuando vamos a competir a un sitio, en este caso los Juegos Olímpicos, nos gusta que el entorno sea acorde al evento. Cuando llegas a unos Juegos, a París además, y encima a una pista en Versalles, te sube la motivación y adrenalina de competir ahí. Los deportistas somos todos iguales. No será lo mismo jugar un partido de fútbol de Liga que jugar una final de la Champions o de la Eurocopa, el deportista se autoexige más. Hay que tener la mentalidad de que las cosas a veces no salen en función de cómo queremos. Pero desde luego la motivación en un evento así, con un entorno como el que parece que se va a vivir ahí, se te dispara exponencialmente. Habrá que gestionar esos nervios y la excitación, más en mi disciplina. Están todas las entradas vendidas, lleno todos los días. No estamos acostumbrados a competir con tanto público, para nosotros es una pasada", reflexiona Martín Dockx en Málaga Hoy. El mijeño recibe a este periódico en el Hipódromo Costa del Sol, su centro de alto rendimiento particular, con Malagueño LXXXIII preparado para uno de sus últimos entrenamientos antes de partir a París. Compagina su jornada como formador en una finca cercana, siempre montado en un caballo.

Los jardines de Versalles, donde se desarrollará la hípica. / M. H.

Un viaje muy particular, que suma una preocupación más para el jinete, pero el fin justifica cualquier desgaste. "Mucho trabajo. Vamos muy ajetreados. Hay que rellenar mucha documentación, papeleo, de organizar el viaje para caballo, que está organizado pero necesitas mucha documentación. Por ahora tranquilo. Tenemos que hacer unas paradas para que el caballo descanse y haga noche, en este caso por el calor viajará por la noche; imagínate, el camión, que sí que cuenta con ventilación, pero hace mucho calor y con las temperaturas que tenemos solemos viajar de noche para que vaya más fresco, y el no pillar atascos", afirma el jinete, un viaje que arrancó el pasado domingo y conllevará un par de días, pero su rostro varía cuando se le recuerda que competirá en unos Juegos Olímpicos por tercera vez. "Cuando ya te lo confirman, te da una satisfacción enorme, lo ves que ya es una realidad. En mi caso, la verdad que estaba tranquilo. Se afrontan con mucha alegría, hay momentos donde incluso no me lo termino de creer. Creía que después de Río, que ya en ese momento era algo increíble, no iba a optar a más. En Pekín me quedé a las puertas. Muy contento. En París hay mucho nivel, equipos muy fuertes. Para nosotros, si pudiéramos conseguir un diploma olímpico (quedar entre los ocho primeros), sería muy importante. Vamos a ir a darlo todo y ojalá lo podamos conseguir, una actuación buena y aportar nuestro granito de arena para que lo pueda conseguir. Si sale, bien; y si no, pues se ha intentado", expresa el malagueño, algo que lleva "con orgullo, al igual que representar a Mijas, aunque también en parte me siento de Fuengirola. Sé que hay gente se pica. He vivido en Mijas, soy mijeño y lo llevo a mucha honra, pero al final he pasado mucho tiempo en Fuengirola por los caballos. Y por supuesto a Málaga, que la llevamos siempre con nosotros. Y ahora más que nunca". Volverá a encontrarse con Rafa Nadal, una inspiración. "Se lo ha dejado todo. Por la imagen que da, de responsabilidad, serio, con unas ideas claras. Comulgo mucho con él. Representa todo lo que tienen que ser los valores del deporte". Conserva una fotografía en Río con el tenista mallorquín; además de emularla, señala a Carlos Alcaraz como otro gran objetivo, los dos deportistas españoles más globales y más demandados de París.

Martín Dockx, con Malagueño LXXXIII / M. H.

"Es un proceso largo el estar en unos Juegos, el conseguir una clasificación y autoexigiéndote para dar un paso más. Al principio se empieza una lista larga, luego se va seleccionando en función de los concursos, y cualquier mal resultado en un mal momento puede hacer que te quedes fuera, eso te da intranquilidad durante el año. Ya superada esa fase, creo que ahora es un premio. Tienes responsabilidad, pero lo que era más importante, el obtener la clasificación, está ya conseguido. El año terminó muy bien en Madrid. La verdad que el caballo estuvo muy bien los dos días. Fue una victoria muy importante, pero muy lejos de los Juegos. Ya después, lo que ha sido el año, no hemos hecho muchos concursos, pero hemos sido contundentes. Quiero decir con esto que volvimos a ganar en Doha, y ya de ahí fuimos al Campeonato de España y ganamos los tres días. Creo que ha sido un año donde hemos medido todo mucho y que hemos sido contundentes por los resultados. La verdad que ninguna de las cosas me las esperaba por el nivel que hay, pero sobre todo lo del Campeonato de España, el ganar los tres días. Pensaba que iba a estar en las medallas, ganar algún día, pero no todo. Súper contentos de tener esa regularidad y ojalá la podamos mostrar en París", satisfecho el malagueño ante esos resultados tan extraordinarios, aunque reitera que las opciones de medalla son remotas. "Sé que no puede ser. Mi objetivo es ir, ya conseguido, y hacer un buen papel. El diploma sería algo importante. Es muy difícil. Cuando fui a Londres y Río, hemos tenido uno o dos caballos que despuntaban mucho, con una media muy alta, eso esta vez no lo tenemos. Vamos con unos caballos muy regulares, con unas notas buenas, pero no tenemos esas altas que en otras ocasiones nos han ayudado para la media. Eso significa que hay que estar al máximo, esa casualidad que a todos nos vayan bien, que los jueces den los resultados que merecen las pruebas. Un conjunto de muchas cosas. Si hay suerte, más eso que comento, sería un éxito muy grande porque vamos en buenas circunstancias, buenos caballos, buenos jinetes, pero nos falta ese caballo que estaba entre los diez mejores del mundo. Malagueño, si está bien, puede ser ese caballo que dé la nota, pero no es ahora mismo para estar entre los diez mejores del mundo, que otras veces sí. En Río, Lorenzo fue quinto; en Londres, Fuego quedó entre los diez primeros", explica.

El mijeño se fotografió con Nadal en Río / M. H.

Conociendo a Malagueño LXXXIII, de catorce años, su otra mitad, con quien se tiene que construir esa simbiosis. "La virtud más grande que tiene es su personalidad. Es un caballo que se entrega a tope, tiene mucha fuerza, entonces cuando entra en pista esa entrega le hace brillar, conectar con el público, con los jueces. Es su mayor virtud, que a la vez puede ser su mayor defecto. A veces no tengo el total control de esa entrega, pero en líneas generales es su mayor cualidad. Es de los mejores que he tenido, así se refleja en los resultados. Creo que en mi carrera ha habido un grupo de caballos bastante buenos. Algunos han conseguido más, otros menos, porque han estado menos tiempo aquí, lesión, un cambio de planes de los propietarios", reconoce. Es un deporte que requiere una inversión importante, una de sus grandes particularidades, una cadena en la formación del animal hasta que llega a manos del jinete. "Me dedico a esto y lo llevo haciendo toda la vida. Lo que me gusta es competir y salir. Todo merece la pena, aunque a mí me pagan por esto, es mi trabajo. A nivel comercial, el caballo es del ganadero, el que lo crió; el tener un caballo así, de primerísimo nivel, le es más rentable que otro: por la venta de semen o los hijos. Hay más sementales, pero al final esta ganadería va creando un prestigio. La raza es autóctona, la más famosa. Es un caballo que lleva siglos en España. Hay muchos ganaderos que se dedican a la cría de este tipo de caballos. En España hay 12.000 nacimientos de esta raza al año, luego hay muchos más países que se han enamorado del caballo español. Es bueno que nosotros mismos compitamos con este tipo de caballos, hacemos que el caballo se mueva".

Martín Dockx se corona en el Campeonato de España / M. H.

De la Doma Clásica, su disciplina en París, la define como "súper complicada. No solo tienes que buscar la perfección, se la tienes que inculcar, transmitir y ejecutar al caballo. Date cuenta que dependes de un animal que no entiende qué es la perfección. Diría que con un perro es más fácil, la inteligencia del caballo es más simple. Son animales maravillosos porque en el trabajo es increíble lo que puedes hacer y desarrollar de ellos. Pero es una disciplina muy complicada. Hay muchos ejercicios y entran muchos valores. Y el encontrar esa precisión, en tan pocos segundos, una prueba de ocho minutos, que parece que son muchos, pero buscar todos esos requisitos que te exigen en ese margen es muy complicado". El caballo aprende una coreografía con elementos musicales y movimientos precisos, por lo que debe existir una conexión total. "Pueden existir variables. El caballo está en el box y puedes ver que no se encuentra mal por los movimientos que hace, sus gestos, o bien por lo mismo. Luego montado, desde la postura que estamos, no podemos mirarlo a los ojos. Tienes que tener la experiencia, el feeling y lo que te estás encontrando, y sobre todo tienes que ser un gran conocedor de tu caballo, eso se consigue con muchas horas y el ver cómo reacciona en todas las situaciones. Cuando te montas en un caballo nuevo, tienes sintonía al principio pero te puede ir sorprendiendo, como un compañero de trabajo, que ya conoces sus hábitos".

"Cada concurso tiene sus pros, contras y circunstancias. Sí competimos, pero no es un deporte individual, de equipos y con un animal de por medio. Cualquier cosa puede influir en el caballo: cómo hagas el viaje, si se pone nervioso en el sitio, si deja de comer, beber, se fija en una pancarta que le da miedo, eso te hace perder puntos... Cosas habituales. Pero todo va en función del carácter del caballo, muy seguros, que no le tienen miedo a nada, y otros que tienen miedo a todo, por lo que no sabes cómo se puede desarrollar un concurso, todos sus condiciones. En Doha tuvimos que meter al caballo en el avión, que nunca lo había hecho; aquí en camión, lo que suele hacer. Sin embargo, este caballo es fácil para el manejo, no se deja influenciar por los alrededores de la pista, pero es un animal y nunca se sabe", añade. Hay confianza y seguridad en el animal, pero siempre hay riesgos. Y el cómo encuentra el jinete ese feeling. "Depende de cómo te estés encontrando en el calentamiento. Si te encuentras mal o no te salen, te ves en una situación difícil, lo que estás intentando es solventar aquello para entrar en la competición lo mejor posible. Si te está yendo todo bien, tal y como habías diseñado en tu planificación, vas más tranquilo. Pero al final todo no es una regla de tres. Me ha pasado a veces de hacer un gran calentamiento y un mal concurso, también a la inversa. Todo lo que se te pasa por la cabeza es vivir el momento, no te da tiempo a pensar, o respirar hondo y acordarte del proceso hasta llegar a los Juegos. Soy una persona que trata de concentrarse mucho, el tratar de aislarme de esas 16.000 personas. No es como el fútbol, el baloncesto o el tenis, que ves a a tu público y te animas. Aquí todo el mundo está callado, incluso cualquier ruido el público se enfada con ese espectador. Ese silencio impacta mucho. Te puede llegar a afectar, es algo paradójico. Trato de aislarme de eso", desarrolla.

Martín Dockx entrena con Malagueño / M. H.

Un tema algo espinoso, pero se le tenía que preguntar. La hípica convive con esa vertiente animalista cada vez más expandida en la sociedad. Martín Dockx profundiza. "Es una época dura. No se nos está tratando como se debiera. Y mucha gente hace estas críticas, son desconocidos del mundo del caballo en general. Es una corriente en la que es fácil subirse al barco y ya te permites la libertad de hacer cualquier crítica, cuestionar la profesionalidad de muchas personas. Tiene que haber un cuidado por el caballo, hacer las cosas de una forma racional, en eso estamos totalmente de acuerdo. Creo que para atacar, o ponerse a disparar comentarios que muchas veces pueden ser dañinos, habría que conocer la vida del caballo de deportes. Cuando tienes un caballo tan especial como Malagueño, mi caballo puntero ahora, es como parte de mi familia, que en mi caso requiere una extrema atención. Me gustaría que vieran los cuidados que tiene un caballo, cómo se le trata en el día a día, los mimos en cualquier detalle, el gran grupo de profesionales que hay a su alrededor, desde la alimentación, el herraje, veterinario. Malagueño tiene muchos más cuidados que yo (risas). Eso no se ve. Y sobre todo el cariño que le pones a un animal. A un caballo le gusta aprender. Hay que ser consecuente en atacar y machacar sin conocimiento. Quién tendría un caballo si no es para montarlo. Mucha gente, que tiene un caballo por hobby, le gusta hacer su doma, saltos, engancharlo o darle un paseo de ocho horas. Lo que está claro es que en cualquier deporte siempre hay alguien que mete la pata. En el fútbol hay peleas y reyertas, no por ello se tiene que condenar todo. Se establecen esas etiquetas a la ligera. Y en la hípica, desgraciadamente, es igual. Pero tú vas a competir y hay unos stewards en la pista que controlan todo lo que pasa, se le llama la atención a alguien si tiene un comportamiento inadecuado, todo muy reglado y controlado", insiste el malagueño.

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