Cuando casi nadie se parece a nadie...
Antunes sorprendió en una cita muy exigente y sólo Toulalan demostró saber estar Joaquín, desconocido
El Málaga fue una caricatura de sí mismo como equipo, así que los rendimientos individuales fueron en esa línea. En una tónica global muy gris, resultó una grata sorpresa el encuentro que se marcó Antunes. Sobre todo porque se le iba a exigir donde más flaquea, en el aspecto defensivo. No fue el lateral amplio de los precedentes, sino un tipo muy concentrado y atinado atrás. Tuvo un corte providencial que evitó que Jackson Martínez encarara a Caballero y luego fui lidiando con diversos miuras, casi siempre de manera exitosa.
Toulalan le acompañó en el club de los que dieron la talla en una cita similar. Demostró el francés que ha disputado muchos encuentros como el de anoche. Tuvo aplomo en los momentos en que el equipo se desesperaba corriendo tras jugadores del Oporto y trató de conducir el balón pegado al pie cuando a nadie le salían esas jugadas.
En el extremo de mala noche anduvieron Santa Cruz y Joaquín. El paraguayo clonó su bajo rendimiento de últimos partidos. Otra vez torpe, no dio desahogo ni juego de espaldas. Sorprendió que Saviola no tuviera minutos. Joaquín, negado en el uno contra uno y en los pases, se marchó al banquillo antes tras completar una de sus noches más aciagas aquí. Portillo estuvo algo más inspirado, pero sin desequilibrar. Isco sufrió el ahogo de la presión local y Baptista pareció un náufrago.
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